La creación de “valor compartido”: un nuevo desafío para las empresas

Lejos de considerarse como antes, meras unidades de negocios, las empresas hoy en día juegan un papel cada vez más de protagonista en las sociedades en las que operan. 

En ese sentido, los ciudadanos ya no esperan de las empresas sólo la creación de riquezas monetarias, sino que además, puedan tener en cuenta otras dimensiones, base esencial para el éxito de sus negocios en el largo plazo. 

Dada esta nueva visión, surgió un concepto: la responsabilidad social empresarial. No obstante, el mundo ha cambiado a gran velocidad, en la relación entre organizaciones y sociedad, se impulsa un concepto aún más profundo: el valor compartido. Es decir, aquella estrategia de gestión que incluye el entorno (la comunidad y sus necesidades) en su estructura de negocios. En palabras simples, se trata de generar valor económico de la mano de un valor social incorporando la voz de la comunidad. 

Un desafio abierto

En efecto, este concepto fue el eje del segundo encuentro del ciclo de los webinars “Diálogos que Inspiran”, organizados por ISA InterChile, bajo el título “Generación de Valor Compartido en el Sector Energético”, y que contó con la participación de cuatro importantes panelistas que analizaron dicha temática, que toma más fuerza cuando el mundo y nuestro país viven una crisis sanitaria de proporciones producto del coronavirus, obligando a las organizaciones a adaptarse a los nuevos tiempos que surgirán tras la pandemia. 

De esta forma, Rodrigo Bravo, encargado de Relaciones Territoriales de ISA InterChile, señaló que como empresa “tenemos un claro compromiso con cada uno de nuestros grupos de interés. Y ello, se ve reflejado en una política que hemos llamado garantizar la prestación de servicios de calidad y de eficiencia para cada uno de nuestros trabajos”.

Para ello explica, se ha avanzado en una articulación a partir del cual se han establecido diversas redes, “donde vamos dialogando con distintos públicos, con las comunidades, con los municipios, con las autoridades locales y con la academia”. 

Empresas y territorio sostenible

Por su parte, Ana María Gómez, directora de Sostenibilidad de ISA InterColombia, junto con relatar la experiencia que ha desarrollado la empresa en cuanto a la generación de valor compartido en el país cafetero, aclaró un punto no menor: las organizaciones “serán viables, si nuestros entornos son viables. Las empresas somos y seremos sostenibles sólo en territorios sostenibles”. 

En ese sentido, para la ejecutiva, lo importante es tener claro que las empresas “son las foráneas” en los territorios en las cuales se emplazan, lo cual implica una serie de obligaciones a tener en cuenta. 

“Se debe ingresar a los territorios con mucho respeto por los derechos del otro, con mucha empatía, conocer las comunidades, entenderlas y relacionarnos con legitimidad, entendiendo además que las empresas no somos más que seres humanos al servicio de otros seres humanos. Y somos personas los que llegamos allá a hacer los proyectos, y generar incluso, algunos impactos que debemos reconocer, y por eso, atenderlos con la mayor disponibilidad”, señaló. 

Una minería "con valor compartido"

Un ejemplo de aquello es la labor que en los últimos años ha hecho la Minera Teck Carmen de Andacollo, la cual ha ido avanzando en profundizar una relación más cercana con la comunidad, incluyendo su voz en la toma de decisiones.  

Paulo Barraza, gerente de Gestión Comunitaria de la empresa, sostuvo que para lograr aquello, Teck implementó una estrategia de sostenibilidad que principalmente aborda ocho temas que están asociación a Salud y Seguridad, Cambio Climático, Agua, Gestión de Relaves, Producción Responsable y también Biodiversidad.

“Creo que el dialogo previo para poder entender la realidad local es fundamental (...) lo cual, se ha traducido en diferentes acciones, pues lo que nosotros hacemos es generar sin duda, un impacto en aquellos territorios cercanos”, afirma Barraza. 

“Por ejemplo”, asegura, “toda la cadena de valor, todos los emprendedores, todo el emprendimiento que se genera en torno al proyecto minero, hay que colocarlo en valor, y ese es el foco que hemos tenido en el último tiempo”.

La importancia de la educación

No obstante, para avanzar en una innovadora visión empresarial que incluya a la vez una visión social en sus procesos de producción, se requiere una participación activa de la academia en la formación de capital humano que entienda este nuevo paradigma, vital para fortalecer los nexos con las comunidades. 

Carolina Fuentes, secretaria docente y estudiantil de la Universidad Católica del Norte, explica justamente que el tipo de estudiante que hoy buscan formar, se hace bajo el concepto de un ciudadano “de triple impacto”. 

“Las distintas áreas de la universidad desarrollan distintos tipo de proyectos que van en la línea de cómo podemos aportar hacia un desarrollo de la comunidad (…)  la UCN en particular, ha fomentado un proyecto educativo institucional que está centrado en el estudiante con un rol y enfoque bien particular en lo que es la responsabilidad social”, señala la profesional. 

Ello explica, se ha traducido en un esfuerzo importante en “fomentar el aprendizaje + servicio al interior de cada una de las carreras de la universidad. Esto significa que dentro de los cursos que tienen las distintas carreras se van generando instancias en donde los estudiantes puedan proporcionar a la comunidad los aprendizajes que logran y en conjunto construir”. 

Por último señala la académica, “el estudiante que haya adquirido en la universidad ciertos conocimientos, entrega estas herramientas a socios comunitarios, a microempresarios, emprendedores, personas comunes y los pone a su servicio”, complementa.