Como un verdadero punto de inflexión para la ganadería caprina de la región de Coquimbo ha sido catalogada la fuerte sequía que hoy afecta al territorio.
Y es que la falta de lluvias ha traído consigo la progresiva pérdida de praderas, y por ende, la falta de alimentos para los animales, muchos de los cuales además, ya han muerto por la falta de forraje. Como medida extrema, aquellos animales que aún sobreviven a duras penas, han sido enviados al sur para poder contar con alimento.
No obstante, y pese a la gravedad de la situación, no todo pareciera estar perdido, pues los propios crianceros han tomado nota de que ha llegado la hora de implementar cambios en una actividad que históricamente, ha dependido de la lluvia para su desarrollo, así como de un uso extensivo de la tierra.
En ese sentido, el director nacional de INDAP, Carlos Recondo, valoró que en algunas zonas de las provincias de Elqui y Limarí se esté avanzando en sistemas que no están a expensas de las lluvias, sino que se promueva grupos reducidos en corrales.
El diálogo telefónico con la autoridad se efectuó la semana pasada, tras el término de la entrega del forraje a los crianceros en Punitaqui, encabezado por el propio Presidente de la República, Sebastián Piñera.
Cambios inevitables
Recondo reconoció en todo caso que, analizando la realidad de la región, no es posible hacer transformaciones en el corto plazo, “porque lo que se requiere es efectuar un cambio en el sistema de producción porque el trabajo de los crianceros está fundando en la posibilidad de que llueva y en la alimentación de la base de pradera natural y obviamente lo hemos comprobado en estos últimos años que si no llueve no hay pradera natural y por lo tanto no hay alimento para los caprinos, y el cambio climático lo que nos está diciendo es que esto es una constante para el futuro. No quiero decir que no lloverá nunca más, pero efectivamente vamos a tener una situación mucho más deficitaria”, sentenció.
En ese sentido, el titular nacional de INDAP, reconoció además que “a lo mejor faltaron medidas (en el pasado) que permitan cambios con sistemas más intensivos y ganados más reducidos para poder llevar el alimento donde están los caprinos”.
Sin embargo, Recondo aseguró que dichos cambios requieren “de un cambio genético importante de la masa ganadera y los costos de producción son mayores y los niveles de producción de la masa ganadera de la Región de Coquimbo no son suficientes para un sistema de esas características, por lo tanto aquí hay muchas cosas que abordar, por lo que es un tema de mediano y largo plazo”.
Lo positivo en todo caso, es que la autoridad afirmó que, durante sus visitas a la región, ha podido observar que han sido los propios crianceros quienes le han expresado la voluntad de avanzar en esta línea, “cosa que en el pasado no era tan clara. Los crianceros con mucha razón argumentan que la trashumancia es una forma de vida. Pero, además que un porcentaje no son dueños de los terrenos, por lo tanto utilizan territorios que no son propios o las veranadas del lado argentino”.
Por ello afirma, “esa forma de vida les complicaba mucho abordar el cambiar el sistema”, explicó, subrayando en todo caso que “el cambio climático nos exige medidas de mitigación, pero igualmente de adaptación y tenemos que ver cómo en cada uno de los rubros vamos cambiando algunas prácticas de sistema de producción que nos permitan adaptarnos a esta nueva realidad climática”.
En ese contexto, al director nacional de INDAP, le hacen sentido las palabras –que entonces generaron enorme polémica en la región- que en su momento emitió su antecesor en el cargo, Ricardo Ariztía, quien afirmó en su oportunidad, que para enfrentar la sequía, había que eliminar parte del ganado caprino.
“Fue mal interpretado, porque él tiene toda la razón respecto a que bajar la masa ganadera significa reducir el número de caprinos en un régimen de producción estabulado, pero ese menor número de ganado es mucho más productivo porque debemos realizar un mejoramiento genético de esa masa ganadera. Con ello se avanza a las resoluciones sanitarias que les permita formalizar la fabricación de queso y todos los productos que se pueda obtener de sus crianzas”, manifestó.
Lo que viene
Consultado ante el problema que se puede generar cuando se le termine la ración de alimentos que entregó el gobierno simbólicamente en Punitaqui la última vez, Recondo manifestó que “la situación de los crianceros se complicará, pero tenemos que ir viendo”.
Junto con aclarar que la opción de trasladar más ganado al sur del país “no está tan claro, porque no hay muchos lugares” ante la falta de talaje, sí afirmó que “el corto plazo hay que analizarlo día a día y ver si es necesario tener que disponer de más recursos para apoyar nuevamente a los crianceros, pero claramente no es una situación que la podamos sustentar en el largo plazo sólo con el aporte que el Estado le puede entregar, por lo tanto es urgente trabajar en conjunto e iniciar un trabajo más de largo plazo”.
La tranquilidad de los embalses
Respecto a la agricultura, en tanto, el director de INDAP valoró positivamente que los embalses aún tienen bastante agua almacenada “por lo que está asegurada la temporada de riego y las zonas que están bajo riego no debieran tener inconvenientes”, señaló.
De todas formas, para los usuarios de INDAP, afirmó que se están gestionando “muchos recursos para riego y avanzar y buscar fuentes de agua y ver cómo poder tecnificar el riesgo de los pequeños agricultores. Hasta aquí la mitad de las hectáreas regadas tienen riego tecnificado y la otra es riego por tendida y se utiliza de manera más ineficiente y tenemos que avanzar en todas estas medidas”.
“Aquí hay una tarea prioritaria de cómo avanzamos en la tecnificación del riego y para ello la Comisión Nacional del Riego dispone de una buena cantidad de recursos y de aquí a diciembre tiene que invertir 30 mil millones de pesos y por lo tanto hay recursos para avanzar rápidamente en mejorar las condiciones de riego”, aseguró.
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