“No hay agua” es una frase que se viene repitiendo desde hace mucho tiempo en vastos sectores de la Región de Coquimbo, pero más seguido en los últimos años, cuando se han registrado históricos déficits de precipitaciones en la zona.
En ese sentido, desde inicios del siglo XX, y como una forma de luchar contra los ciclos del clima que han caracterizado históricamente a la región –periodos de sequía interrumpidos por años lluviosos– se ha apostado por la construcción de grandes obras de acumulación de agua, como son los embalses, a la que está unida una vasta de red de canales.
No obstante, ante la caída abrupta de las precipitaciones producto del cambio climático, y también ante el avance de la desertificación, se han puesto en práctica otro tipo de estrategias en las que la adaptación y la mitigación de los efectos de la escasez hídrica se logran poniendo en práctica proyectos locales y pequeños, utilizando para ello, el conocimiento de la realidad territorial.
Una de esas estrategias son los sistemas de captación, acumulación e infiltración de agua de aguas lluvia, para ayudar a recargar los acuíferos subterráneos, o para recuperar aquel suelo degradado producto de la erosión.
Impulso estatal
Así por ejemplo, desde la Comisión Nacional de Riego, CNR, se pretende impulsar obras de este tipo, a través de la entrega de bonificaciones por 100 millones de pesos –de casi 2 mil millones a nivel nacional- con el fin de fomentar esta estrategia: piscinas de infiltración; canales no revestidos (canales de infiltración), y zanjas de infiltración, todas ellas con o sin sistema de telecontrol o telemetría, son algunas de las construcciones que pretende impulsarse.
A ellas pueden postular hasta el 25 de noviembre próximo, pequeños productores agrícolas Indap y no Indap, medianos productores agrícolas, Organizaciones de Usuarios de Agua Indap y no Indap, comunidades agrícolas y asociaciones indígenas de la Región de Coquimbo (Concurso 28-2021).
Al respecto, el coordinador zonal Norte Chico de la CNR, Felipe Ventura, destacó que “la institución ha apostado por apoyar el desarrollo de obras acumulación e infiltración, apuntando hacia los distintos ciclos de lluvias que se presentan en los territorios, para lo que debemos estar preparados. Además, las obras de acumulación se han transformado en una opción muy relevante dado el escenario de escasez, ya que hay muchos canales que están regando con turnos que se han acortado para poder entregar a todos los regantes el agua que tanto requieren”.
Un programa piloto
En Combarbalá, en tanto, a instancias del Ministerio de Medio Ambiente, se dio origen al Programa de Manejo Sustentable de la Tierra, PMST, cuya finalidad era que esa comuna, una de las más azotadas por la falta de agua, pudiera adoptar medidas de adaptación y mitigación para hacer frente a los efectos adversos del cambio climático.
Fue en 2016, cuando a instancias de organizaciones campesinas de la zona, se formó una gobernanza a las que se sumó la Conaf y el municipio local, y cuya estrategia fue precisamente, abordar el tema de la sequía apostando por las obras de infiltración de agua.
Leticia Ramírez, presidenta del Consejo Regional Campesino y vecina de Combarbalá, comenta que los trabajos se iniciaron a partir del conocimiento que tenía la gente sobre la ubicación de antiguas vertientes. “Con esos datos, se buscaron esos reservorios y se encontraron, y ahora se están haciendo replantes en las laderas de las quebradas, donde además se construyen zanjas de infiltración intercaladas y gaviones. La idea es poder infiltrar la tierra, y así cargar los acuíferos”.
De momento, este programa piloto se encuentra concluido, pero dado que éste tuvo un muy buen recibimiento en la comunidad –en especial por el empleo que generó– se pidió al Ministerio de Agricultura solicitar una glosa presupuestaria para seguir financiando la iniciativa.
“Con la realización de estas obras, además de haberse generado empleo, cuando llueva vamos a estar mejor preparados para guardar esa agua”, explica Leticia Ramírez.