Entre las agencias turísticas hay consenso que cada día Limarí cobra mayor fuerza en la industria. Incluso, en sus habitantes advierten que está despertando un gigante. La existencia de un diamante en bruto que con la puesta en marcha de doble día entre Coquimbo y Ovalle, además del pavimento hasta Tulahuen, se terminará por consolidar.
Durante la primera semana de febrero la Cámara de Turismo organizó un circuito para medios de comunicación donde buscó promocionar una alternativa que se espera cobre mayor fuerza. Parte en el Valle del Encanto y termina en los humedales de Tongoy y degustaciones de ostiones.
Luego de hospedarnos en el Hotel Limarí, llegamos al Valle del Encanto en con Cristobal Vergara de Turismo Tembeta.
No oculta que estamos frente a una zona de sorprendente. Enigmática. Nos ubicamos en La Quebrada de Las Peñas donde explica el arte de los petroglifos
“Es un trabajo estilístico único, no hay un lugar de la Región de Coquimbo donde encontremos este tipo de representación. Fueron los grandes cerebros de la prehistoria, viajeros oriundos de otras zonas del continente”, nos explica, mientras recorremos el lugar.
De hecho, asegura que se le atribuye la presencia de tribus del atlántico y del Amazonas y los primeros en llegar al Océano Pacífico después de cruzar Los Andes, “y encontrarse con este valle lleno de piedras preciosas. Estamos hablando del mil años antes de Cristo que ya comienzan a llegar estos grupos y se encuentran con la cultura Guanaqueros”, remarca.
Admite que en la antigüedad a este sector la comunidad le provocaba terror, “le tenía miedo, por todos estos dibujos, decían que el valle estaba encantado. De esta manera los arqueólogos fueron los primeros en estudiarlo en 1950 comienzan a denominarlo como El Valle del Encanto”.
El recorrido se extiende por espacio de dos horas 30 minutos, aunque quienes gustan de la arqueología, fotografía y la tranquilidad pueden estar fácilmente n este monumento nacional entre 5 a 6 horas. “Posee grabados de personas que tenían cualidades intelectuales únicas y que representaban a la tribu y visitantes como personas con una inteligencia superior”.
Actualmente este espacio lo administra la Municipalidad de Ovalle. De hecho, mientras efectuábamos este recorrido, un guía explicaba los secretos de este espacio a un grupo de turistas, sobre todo niños y adultos mayores.
Reponiendo energías en Socos
Tras horas en el Valle del Encanto la segunda parada fue en las termas de Soco. Una sesión de 15 minutos de sauna y aguas termales fueron fue clave para reponer energías luego del recorrido por cerros y quebradas.
En Limarí las termas de Socos se han transformado en un atractivo imperdible. Está ubicada en un rincón del sector del mismo nombre y cuya estructura está dotada de un relato mágico e histórico. Queda demostrado desde el mismo momento en que se ingresa a su extensa infraestructura cuyos salones están adornados de artículos del pasado. Por ejemplo, armas que fueron utilizadas en las campañas que se desarrollaron en los alrededores, sobre todo la de Salala, que se recuerda una vez al año.
Sin embargo, lo que más cautiva es el sauna que opera con el método antiguo provisto de leña y carbón de piedras volcánicas y donde los clientes bajan la temperatura aplicando agua a un recipiente donde se deposita el carbón.
El boom vitivinicola
Luego de un almuerzo en las termas de Soco, la siguiente detención fue en la Viña Tololo en el sector de Cerrillos de Tamaya, donde un recorrido por sus instalaciones y, sobre todo su industria, se puede dimensionar el trabajo que se está realizando por sacar adelante una actividad clave para Limarí. Nicolás Veloso encargado de marketing, destacó a diario El Día que Tololo es una marca que identifica a la región, “que llama la atención porque cuando se piensa en Tololo, se piensa en estrella y astronomía”.
Es por ello que destacó que buscan insertarse en el circuito turístico de Limarí, “vamos a empezar a trabajar con los cruceros y las agencias y operadores turísticos mayoristas en Santiago. La idea es poco a poco ir avanzando en el tema turístico que también es importante para el negocio de las viñas… La apuesta es que los turistas puedan conocer cómo se hace el producto y con el tiempo la idea es lograr tener un tour todos los días”, profundiza.
Una de las características de Tololo es que se trabaja fuertemente con uva pisquera, “y esta misma uva pisquera se está utilizando para hacer vino. Por ejemplo, es importante decir que la Pedro Ximénez es una de las variedades ancestrales de la Región de Coquimbo que tiene más de 400 años de adaptación y que la gente no conoce, pero es clave que se sepa de sus orígenes”.
La nueva marca acaba de cumplir un año en el mercado y en la última Expo Región de Coquimbo se volvió a potenciar su imagen con un stand propio. “Nuestro producto estrellas son nuestros piscos Ultra Premium Tololo Blue y Tololo Black, ambos de 40 grados con variedad de moscatel de Alejandría y Pedro Ximénez y otro producto estrella es el rosé que se hace con uva pisquera con moscatel rosada”, explica, mientras recorremos las modernas instalaciones dotadas con cubas de acero inoxidable y finas barricas de guarda.
Delicias marinas
El circuito por las bondades de Limarí culmina en Tongoy, que en su tiempo perteneció a Ovalle, con la degustación de ostiones en una renovada caleta de pescadores. El plus lo genera que el producto es sacado directamente desde unos recipientes con agua que asemeja al mar. Se sirve en la propia concha y se le aplica mucho limón.