• Williams Mauad, gerente de la empresa pesquera y procesadora Rymar Limitada, destaca la próxima puesta en marcha de la primera Planta de Economía Circular para Crustáceos, la cual se ubica en el sector del Barrio Industrial de Coquimbo.
  • El gerente de la empresa Rymar, recorre los interiores de la planta, mostrando los avances que hasta el momento presentan las instalaciones.
  • Algunos de los subproductos derivados de los “residuos” marinos que procesa la empresa.
Crédito fotografía: 
LAUTARO CARMONA/ CEDIDA
Darle valor agregado a toda la cadena productiva y aprovechar todos los subproductos del langostino y camarón en forma de alimentos, proteínas y bioproductos, es lo que ha movido durante los últimos años a esta empresa local, evitando así que éstos acaben en la basura, afectando al medio ambiente.

Hace 20 años atrás pusieron en marcha un proyecto que hoy, consolidada como una importante empresa local y nacional, es una destacada representante de lo que - dado el contexto cambio climático - debiese ser el futuro de la mayor parte de los sectores económicos.

Se trata de la empresa pesquera Rymar Limitada, la cual fue creada en 1999 por sus socios fundadores Williams Mauad y Sebastián Rubio, y que se dedica a la pesca y procesamiento de camarón y langostino. Actualmente, esta compañía con base en Coquimbo, concentra entre el 15 y el 20% de la cuota de mercado de venta de estos dos productos a nivel nacional, los cuales actualmente exporta al extranjero. 

Pero más allá del número de ventas que concentra la empresa, lo importante es cómo produce. Y aquí es donde se pone el foco en cómo las industrias, desde sus propias realidades y capacidad de acción, pueden ser capaces de contribuir a cambiar los modelos de producción que hasta el momento han predominado en el país y en el mundo.

Y es que Rymar lleva casi una década apostando por la agregación de valor a lo que tradicionalmente, se han considerado los “desechos” de los productos del mar para volver a introducirlos en la cadena productiva, evitando así que éstos, terminen en la basura, evitando problemas ambientales.

Bajo esta mirada, la “cáscara” de langostinos y camarones, vuelve a ser utilizada como un subproducto para dar origen a otros elementos que son usados en la gastronomía, en la agricultura y en la industria farmacéutica.

Reutilización

La iniciativa puesta en marcha por la empresa se enmarca en un concepto mayor denominado “economía circular”, estrategia que en palabras simples, implica un aprovechamiento de recursos donde prima  la reducción, la reutilización y el reciclaje de todos los elementos de la cadena productiva.

Esta estrategia de reutilización de los recursos presenta hoy, grandes oportunidades para el cuidado del medio ambiente, pero también para las empresas, pues éstas dejan de transportar desechos a los vertederos – evitando así su colapso – y al mismo tiempo, producen más con la misma cantidad de recursos, lo que es clave en áreas como la pesca.

“Antes de empezar a trabajar la cáscara de camarones y langostinos, estábamos botando al vertedero entre 8 y 10 toneladas diarias de cáscara , y el costo que en que incurríamos por eso, era bastante alto, ya sea por flete, o por costo de pagar el vertedero”, sostiene Williams Mauad, socio fundador de Rymar y gerente de la empresa.

Así, tras un frustrado primer intento en 2005 de poner en práctica esta estrategia, desde hace unos años, la empresa ha vuelto insistir en esta estrategia, esta vez con éxito, gracias a aportes entregados por el Estado – en el marco del Programa Estratégico Regional, PER, MásMar de CORFO, que busca la reutilización de la materia prima residual – y a recursos propios.

Los productos 

Contando ya con todas las certificaciones nacionales e internacionales para operar –entre ellas la que asegura la sustentabilidad del recurso – el ejecutivo destaca que hoy “cubrimos todo el ciclo de la producción partiendo por la pesca misma” de langostinos y camarones, pasando por su procesamiento hasta su congelación.

En ese sentido, de la mano de profesionales que también son parte de Rymar, como químicos e ingenieros de alimentos, se ha podido avanzar en la reutilización de las cáscaras de ambos crustáceos y que han dado origen a una serie de subproductos destinados a áreas tan variadas como la gastronomía, la agricultura, la industria farmacéutica y la minería. 

Una de esos subproductos es la quitina, carbohidrato que forma parte de las paredes celulares de los exoesqueletos de los crustáceos y que tras un proceso de hidrolisis química, deriva en quitosano, un polímero natural que tiene variados usos, por ejemplo en la agricultura. Por su parte, la quitina tiene un uso como fungicida.

Además, se ha avanzado en la obtención de otros subproductos como pigmentos (astaxantina) y proteínas hidrolizadas para alimentos y productos farmacéuticos, además de sazonadores para comida gourmet.

“Los camarones que pescamos tienen mucho mejor sabor que otros camarones, y además son sanos, pues sólo tienen agua y sal, mientras que los camarones chinos o ecuatorianos, sabemos que son cultivados en granjas en donde los alimentan con pellet y muchos antibióticos. Nosotros en cambio, pescamos durante todo un día, se procesa el crustáceo en la mañana del día siguiente, y queda inmediatamente congelado, sin medicamento alguno”, sostiene Williams Mauad.

La apuesta a futuro

Por estos días, el Programa PER MásMar de CORFO, trabaja con 25 empresas pesqueras de la región (50% del total regional) entre ellas, Rymar.

En el marco de ese programa, es que hoy esta empresa está apostando a lo grande, con la construcción de la primera Planta de Economía Circular para Crustáceos de la región, en la cual, sus dueños han invertido unos 2 millones de dólares para concretarla.

“La idea de hacer esta planta es para procesar, además de la cascara de camarón y langostinos, procesar otros productos, desarrollando espacios para poder recibir por ejemplo, otros residuos, como de la jaiba, del ostión, y así desarrollar nuevas tareas”, explica Mauad.

La planta, aún en construcción, se espera que entre en operaciones en enero de 2020, aumentando así, a 200, los trabajadores que hoy día se emplean en la empresa. Incluso, no descartan en algún momento, poder exportar los subproductos derivados de los crustáceos al extranjero.

“Sabemos que no botar las cáscaras para nosotros es un beneficio. Asimismo, también apoyamos a la disminución de la contaminación, porque el hecho de no llevar basura al vertedero, permite disminuir nuestra huella de carbono”, señala el ejecutivo de la empresa.  

En ese sentido, Williams Mauad valoró el hecho de que apostar por esta línea de negocios, resulta para él, gratificante, pues a su juicio “es necesario hacer cosas nuevas y ayudar, aunque sea en algo, a evitar la contaminación y a impulsar el reciclaje. Nosotros somos la primer planta del norte del país que está enfocada en un 100% en procesar los subproductos de las especies marinas”, concluyó.

 

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