Según un estudio publicado por el centro de estudios CLAPES UC, y publicado en diario El Mercurio, hay casi un millón de chilenos trabajando desde su hogar.
En concreto, y utilizando datos del INE, en el trimestre móvil abril-junio de este año, se detectó que un total de 992.000 trabajadores asalariados trabajan hoy a distancia, lo que además, equivale al 18% de la fuerza laboral. Como dato, además, aquellas personas que, antes de la pandemia del Covid-19, trabajaban desde sus casas, llegaba apenas al 0,5%, unos 30.000).
Todo este nuevo escenario en el mercado laboral del país es, como se sabe, consecuencia directa del coronavirus y las restricciones que por éste, las autoridades de salud debieron imponer. Ante ello, a las organizaciones empresariales así como a otras instituciones, no les quedó más alternativa que adaptar sus modalidades de empleo.
Pero mientras eso pasa a nivel país, ¿qué ocurre en la Región de Coquimbo?
De momento, los organismos que debieran manejar dichas cifras, aún no cuentan con números sobre la situación del teletrabajo en la zona. Una aproximación quizás, podría ser el aumento de datos móviles que algunas empresas de telecomunicaciones han registrado durante estos últimos meses, pero aún no son concluyentes.
El “peso” del teletrabajo
No obstante, lo que hasta antes de la pandemia, se consideraba casi como un privilegio – trabajar desde la casa – ha conllevado una serie de desafíos para los cuales, trabajadores y empresas no estaban preparados.
“Dependiendo de las características de cada persona, de cómo esté viviendo el momento en este minuto va a aparecer en ello, mayor o menor nivel de adaptación (al teletrabajo) o un cuadro de estrés”, Marcela Arratia, psicóloga
El principal obstáculo ha estado sin duda en un punto no menor: la conciliación vida-trabajo.
Sobre esto último, la psicóloga Marcela Arratia, señala que esta nueva condición laboral ha tenido importantes efectos sobre la vida de las familias especialmente, en relación a los horarios, la extensión y la cantidad de trabajo.
“Se ha visto que las horas se han extendido o que las jornadas se han hecho demasiado flexibles”, señala, agregando que “ya no hay un límite de termino de las jornadas, y muchas veces se termina mucho más tarde, lo cual ha incidido en que la gente no tenga rutinas equilibradas”.
Eso se observa con mucha fuerza en temas como la alimentación, pero también en algo muy delicado: la relación con los hijos en aquellas parejas que son padres o tutores.
“Además de tener que establecer sus rutinas de teletrabajo también tienen que establecer las rutinas de los hijos, por lo tanto, tienen que quitar tiempo para poder cocinar y para poder dedicarse un rato a sus hijos cuando son pequeños”, comenta la profesional.
¿El resultado? Cuadros de estrés y depresión, aunque todo dependerá de la adaptación de cada persona al teletrabajo.
Llegó para quedarse
En ese sentido, Andrés Vera, director regional del Instituto de Seguridad Laboral, comenta que el teletrabajo ha significado vivir “con un nuevo lenguaje y nuevas formas de relacionarse, así como nuevos procesos de aprendizaje”, para lo cual no queda más alternativa que adaptarse.
Al respecto, la autoridad señala de todas formas, que ese proceso es todo un desafío, pues el teletrabajo implica lo que él denomina “un espacio multipresencial”. Es decir, el trabajador, bajo esta modalidad, no puede concentrarse en su desempeño laboral, sino que debe convivir con otras variables, como los hijos, la cocina, o las labores de casa.
De todas formas, Vera advierte que el teletrabajo “llegó para quedarse”, para lo cual cree, se deben reforzar una serie de conceptos que permitirían a su juicio, mejorar las condiciones de aquellos que trabajen a distancia.
“Hemos visualizado que los liderazgos son fundamentales en este proceso. Se debe resaltar el sentido de pertenencia al grupo, de manera que la persona que esté en teletrabajo no resienta al resto del equipo. Y para los trabajadores, también se requieren medidas de autocuidado que tienen que ver con organizar sus espacios de trabajo, mantener cierta rutina establecida, planificar sus tareas y evitar la sobreinformación”, afirmó.