• Mediante el proceso de la desalinización muchos países con agua salada y problemas de sequía obtienen agua potable en abundancia.
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Lautaro Carmona
Es un proyecto que está dentro de la cartera de iniciativas del área de Concesiones del Ministerio de Obras Públicas, y ligado a la consultora CKC, firma que tiene experiencia en obras de este tipo.

Un nuevo proyecto de planta desalinizadora se está gestando en el frente privado, iniciativa que por primera vez, estaría apoyado por el Ministerio de Obras Públicas (MOP), y que el área de Concesiones licitaría en la región de Coquimbo. Según trascendió en medios nacionales, la consultora CKC es la que mantiene el proyecto para la cuarta región, obra que fue presentada al sistema de concesiones del MOP en la administración anterior y que contempla una inversión cercana a los US$ 200 millones.

EL DETALLE DEL PROYECTO

La iniciativa pretende construir, operar y financiar un sistema de desalación que considera una o varias plantas vía osmosis inversa para abastecer la demanda de agua de origen humano, minero o agrícola de la zona y, eventualmente, otras áreas de influencia. Según fuentes ligadas al proceso, se están barajando tres alternativas de terrenos que están en estudios de factibilidad.

En cuanto al plazo para iniciar la probable operación, desde CKC han comentado que los estudios previos a la licitación tardarían unos 15 meses en desarrollarse, y luego iniciar el proceso de construcción.

Sin embargo, antes de iniciar la causa, CKC estaría en búsqueda de socios para fortalecer la propuesta a la futura licitación, y algunas de las interesadas, según aseguró el mismo gerente general de la empresa, serían operadores mundiales de desaladoras de origen europeo y de Estados Unidos.

DESALADORAS COMO OPCIÓN A LA SEQUÍA

Mediante el proceso de la desalinización muchos países con agua salada obtienen agua potable en abundancia, pero se trata de un método que también tiene algunos inconvenientes porque resulta algo caro por el consumo de energía que requiere. Las energías renovables pueden contribuir a solucionar esta situación.

Lo positivo, es que existen casos probados de éxito en países donde la sequía, y también la innovación, han dado frutos. La desaladora de Ashkelon en Israel (una de las naciones que más sufre sequía en el mundo) produce un mínimo de 83,2 galones (366 litros) de agua sobre una base diaria y tiene una capacidad de 315 megalitros de agua. Otra planta de desalinización en Israel, Hadera, produce un mínimo de 91,9 galones (404 litros) de agua por día y tiene una capacidad total de 349 megalitros de agua.

Cabe destacar que el Gobierno Regional apoya este tipo de iniciativas, de hecho el Intendente Regional, Claudio Ibáñez, ha sostenido que a la administración “le interesa esta desaladora que está en el MOP, así como otras que están en planes, para cumplir con el mandato presidencial en esta materia”.

De concretarse el proyecto, el precio de venta del agua bordearía los US$ 1,3 por metro cúbico. El proyecto contempla en un inicio una capacidad total de 900 litros por segundo, ampliables a 1.200 al noveno año de funcionamiento.

LOS OTROS PROYECTOS DESALADORES EN LA REGIÓN

Cabe destacar que en mayo de 2015 Minera Los Pelambres, controlada por Antofagasta Minerals y ubicada al sur de la cuarta región, también dio a conocer su interés de construir un complemento a la minera que le entregaría mayor productividad a la compañía, proyectos que contemplan la construcción una planta desalinizadora en Los Vilos y un sistema de impulsión, con el objetivo de asegurar el suministro de agua industrial para la operación, incluso en condiciones de sequía.

La empresa ha dicho que ésta tiene como objetivo adelantarse y prever posibles eventos de sequía, utilizándose sólo en caso de emergencia.

Según el Informe Consolidado que la minera entregó al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) para su revisión, el sistema de impulsión de agua desalada (SIAD) se proyecta sobre una plataforma de manera paralela a las vías enroladas Ruta 47, D-865 y D-885.

La construcción de esta planta, que considera una inversión cercana a los US$ 1.100 millones (y que incluye además el levantamiento de dos nuevos molinos para reforzar el sistema de molienda) se proyecta para 2018, de aprobarse en el SEA.

15

meses tardaría desarrollar los estudios de la planta, previo a la licitación.

 

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