En la población Fray Jorge de Ovalle, hace 4 años, abrió sus puertas la Panadería “Amanda”, logrando atraer el paladar de sus clientes con su crujiente marraqueta, hallulla, pan amasado, pan integral, cachitos, chilenitos, brazo de reina, pero también diversificándose con abarrotes y congelados, y apostando en el corto plazo, a la elaboración de “Racimos” una galleta endulzada con mosto o zumo de uva concentrado, sin azúcar, ni gluten.
Su dueño es Fernando Espinosa García, 41 años, quien relata que apostó por convertirse en microempresario del sector bakery, “porque trabajé en control de calidad y me tocó fiscalizar panaderías. Vi la necesidad en mi población, y decidí emprender para estar cerca de mi familia, porque trabajaba en minería”.
Fernando Espinosa, forma parte de los más de 30 microempresarios (as) de panaderías y pastelerías de la región de Coquimbo, que participan en el programa “Aprende” que está desarrollando la Federación Chilena de Industriales Panaderos (Fechipan), y que cuenta con el apoyo del programa Viraliza de Corfo.
El microempresario reconoce que el período de confinamiento le afectó económicamente y emocionalmente “en el aspecto económico cambiaron ciertas conductas del cliente, dejamos un poco de lado la pastelería, e invertimos en maquinaria, incorporamos más abarrotes y productos congelados”.
Del programa Aprende se informa por redes sociales, “fue querer aprender de gestión, súper importante dentro de una panadería. Fueron cursos por zoom. Hoy trabajo con Ricardo Palma, ingeniero comercial, desarrollando un flujo de cajas. Es muy personalizado, de acuerdo a nuestras necesidades. Es de gran ayuda”.
Sobre la recepción que ha tenido el programa “Aprende” en la región, Christian Ortega, gerente de Fechipan destaca que “ha sido buena. Se partió primero con 52 panaderías, las que se fueron acotando, hasta llegar a las que fueron atendidas presencialmente. Con un promedio de 36 personas, por cada una de las actividades virtuales. Las empresas están disponibles a aprender nueva fórmulas para sacar adelante y mejorar las competencias de sus negocios”.
Ortega agrega que “el problema de los panaderos es el tiempo para capacitarse. Pero dedicarle una hora a la semana o al día, produce un cambio en la industria. Con las actividades presenciales es más fácil, porque se les puede explicar de mejor forma, las posibilidades que tienen para el desarrollo de sus empresas”.
De las innovaciones, Ortega asevera que “tiene que ver con la digitalización. No solamente es vender por una aplicación, sino que también la digitalización de los consumos eléctricos y las mejoras de los modelos para producir. Se enseña desde la venta, hasta la mejor forma de producir. Tienen que ser productos de mejor calidad, más rentables y que generen mayores recursos a las empresas”.
Al respecto, el director regional de Corfo, Gregorio Rodríguez, indica que “esto forma parte de una estrategia para la reactivación económica de los asociados de una industria que está arraigada en las y los chilenos. La digitalización es indispensable en estos tiempos, por eso destacamos el traspaso de conocimientos, experiencias y tecnologías para promocionar y aumentar las ventas de las empresas panificadoras de nuestra región”.
El programa Aprende tiene como objetivos disminuir las brechas de la industria, entregando capacitación y acompañamiento a empresarios, mediante talleres y asesorías, para su transformación digital, reconversión de sus modelos de negocios y la reactivación económica de las empresas del sector bakery.
El proyecto se inició en enero de este año, con un diagnóstico que identificó la brecha digital de empresarios. Se realizaron los talleres virtuales: “Canvas: cadena de valor, los nuevos procesos a implementar en la panadería”; “Cómo desarrollar una estrategia digital para panaderías y pastelerías”; “Adecuación de canales de venta para la reactivación”; “Fuentes de Financiamiento” y “Redes de Colaboración”. Ahora está en la etapa de asesoría para entregarles un plan de reactivación. Tiene una duración de 10 meses, período que se espera ampliar.
En la región de Coquimbo hay un catastro de 623 panaderías, de ellas el 69,5% son microempresas, un 29,1% pequeña empresa y 1,3% mediana empresa. El sector tiene una venta anual de 64 millones de kilos de pan, con $115 millones de dólares al año.