Crédito fotografía: 
Lautaro Carmona
Factores climáticos y un inusual desove de picorocos han complicado los cultivos, los que han disminuido hasta en un 70% en los últimos años. Además, la producción es de menor calibre y solo para consumo interno.

Una dura crisis en la producción y cultivos de ostión es la que viven los pescadores artesanales de Tongoy, ya que en los últimos años la actividad ha bajado a tal punto que hoy producen solo un 30%, en comparación a los mejores años del producto. 

Lo anterior ha significado que tengan que redoblar los esfuerzos para mantener la actividad, con el fin de que las familias pueden seguir generando ingresos. 

El presidente de la Asociación Gremial  de Pescadores de Tongoy, Alfredo Marín Campos, reconoció que la situación que viven es complicada y que se puede hablar de crisis, explicando que el problema se viene arrastrando a lo menos en los últimos cinco años.

“Hace dos años empezamos con una mortalidad gigante, aparentemente por el cambio climático, que ha provocado una alteración en las temperaturas de las aguas y ahora entró un desove muy fuerte de  picorocos, lo que significa que no hay buena producción, porque se estaba muriendo todo el ostión”, lamenta. 

Cuenta que el desove de picorocos llenó la bahía y las líneas donde tienen el sistema de cultivo, lo que generó una mortalidad muy alta e inesperada este año.

“Esto es una cadena que no solo arrastra al cultivador, sino que a todo un pueblo, porque Tongoy es la capital del ostión y la gente vive de esto, es el producto estrella que tenemos. Es una cadena, porque el cultivador tiene que contratar personas y esas personas, a su vez, tienen familia. También están quienes lavan los sistemas, que también viven de esto, los que reparan los sistemas donde van los ostiones, es mucha gente, por eso le digo que Tongoy vive del ostión”, subraya Marín.

Decenas de afectados   



La situación que se encuentran viviendo y que se viene arrastrando los últimos años afecta económicamente a decenas de familias.

Como organización han iniciado mesas de trabajo con las autoridades del sector pesca, con el objeto de que se interioricen de que la situación es grave, lo que ha significado incluso visitas a terrenos.

En cuanto a la producción del ostión, Alfredo Marín, precisa que  “del 100% que se producía estamos en un 30%, ha bajado mucho, lo que ha significado que ha variado el alza de los productos. Si un ostión antes costaba cien pesos ahora cuesta 300 ó 400 pesos”.

Otra realidad que están enfrentando es la baja calidad del producto, ya que según aseguran los pescadores y cultivadores, está saliendo un ostión de menor calibre y más deforme.

Hay preocupación por volver a retomar los niveles de producción y de calidad, puesto que si se mantiene como está o empeora, el escenario podría presentarse especialmente crítica para muchas personas.

En total, son unos 150 acuicultores en la bahía, lo que se debería multiplicar al menos por 5 considerando la mano de obra. Es decir, son cientos las personas que dependen de esta producción. 

La baja en el calibre ha significado además, que la producción para exportación haya disminuido. “El ostión prácticamente se está quedando en el mercado nacional solo porque es muy chico”, afirma el presidente del gremio de pescadores.

 

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