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Alejandro Pizarro Ubilla
Independientemente de si es favor o en contra de la minera, el asunto no acepta posiciones neutrales. Y es que tras ocho años de tramitación, los pobladores de esa comuna sienten que se juegan parte importante de su futuro con la iniciativa: empleo y desarrollo para algunos, sustentabilidad y medio ambiente para otros, son conceptos que en otras realidades conviven sin mayores sobresaltos como valores compartidos, pero que aquí están aún lejos de hacerlo.

Desde que este miércoles la Comisión de Evaluación Ambiental (Coeva) de la Región de Coquimbo, tras una citación hecha por el delegado presidencial Pablo Herman dando cumplimiento –en sus palabras– al fallo del Tribunal Ambiental de Antofagasta, que resolviera a favor el EIA del proyecto minero-portuario Dominga, por 11 votos contra 1, la iniciativa de la empresa Andes Iron, ha vuelto a levantar las pasiones que ha generado desde que se iniciara su tramitación hace ahora ocho años. 

Y es que con Dominga no hay medidas tintas: o se está a favor, o se está en contra. 

Quienes apoyan el desarrollo del proyecto de hierro y cobre de más de 2.500 millones de dólares, sostienen que éste implicará un impulso de primer orden para el crecimiento de la comuna de la Higuera y de la Región de Coquimbo. 

Con una proyección de más de 11.000 puestos de trabajo en su etapa de construcción, Dominga es para muchos “la” solución a la cesantía que muchas antiguas zonas mineras como La Higuera viven hasta el día de hoy. Y más teniendo en cuenta el contexto de pandemia que en que estamos inmersos, el proyecto es considerado también como una palanca de movilidad para acelerar el proceso de reactivación económica. 

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Eso lo tiene muy en consideración parte de la comunidad, pero también los gremios de la minería y de otros rubros productivos, quienes le han dado un espaldarazo casi unánime a la iniciativa. 

En la otra vereda, los que se oponen, critican con especial dureza la forma en cómo se ha desarrollado el proceso de tramitación de un proyecto minero que a estas alturas dicen, debería haber muerto hace tiempo de haberse respetado la legalidad. 

Para ellos las presiones políticas y empresariales son las únicas razones que explican que Dominga, una iniciativa de dos minas a rajo abierto que consideran dañina para el medio ambiente de la zona costera del norte de la región –donde se ubica la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, lugar de enorme riqueza medioambiental y ubicada a 30 kilómetros del puerto de embarque de minerales proyectado en la caleta Totoralillo Norte– haya logrado mantenerse vigente hasta ahora. 

En ese sentido acusan que la empresa ha desarrollado una deficiente línea base del medio marino, impidiendo determinar los impactos de las embarcaciones o establecer por ejemplo, medidas adecuadas de mitigación.

Bajo este contexto de polarización –que no es nuevo en Chile en todo caso y que se ha repetido con otros megaproyectos en el país, como Ralco o Hidroaysén en su momento– qué mejor que tomar el pulso de los propios pobladores de La Higuera, comuna que albergaría este proyecto en caso de aprobarse. 

Es así como un equipo de Diario El Día viajó hasta la comuna de La Higuera para recopilar in situ las voces de una parte de los pobladores de aquellas localidades que estarían más cercanas a las zonas de explotación del proyecto así como aquellas que se sienten más amenazadas por éste. 

Problema “ideológico”



Ya en el viaje, pasada la cuesta Buenos Aires, y luego de tomar el desvío pavimentado que lleva hacia Punta de Choros en la costa, podemos comenzar a ver las primeras señales de la enorme riqueza natural de este sector de la región: algunas familias de guanacos caminan tranquilamente, aunque siempre atentas ante presencias extrañas, por el valle. 

Nos detenemos a la vera de la carretera para mirarlos más detenidamente y admirar su inconfundible forma de caminar. 

De pronto, un vehículo que transita en nuestra misma dirección, se detiene detrás de nosotros. Piensa que estábamos en “pana”, pero no. Y dentro de unos minutos esa persona se convertirá en nuestro primer entrevistado: Walter Zarricueta, oriundo de Los Choros, descendiente de uno de los fundadores del poblado, nos dice, y olivicultor; dueño de unas 7 mil hectáreas de olivos, producto típico de esa zona. 

Ahí, a un costado de la carretera, don Walter nos manifiesta que está totalmente a favor del proyecto Dominga. Porque para él, el problema que hay con esta iniciativa de Andes Iron, es completamente “ideológico”. 

“Hubo una primera decisión ambiental que lo aprobó, pero fue el gobierno de Bachelet, donde el intendente (Claudio Ibáñez) votó en contra y dirimió la votación en contra del proyecto y terminó judicializándose”, dice. 

Es más, este agricultor incluso señala no sentirse ni siquiera preocupado por la instalación de la minera en cuanto a un eventual perjuicio en contra de la actividad agrícola. 

“Dicen además que la minera Dominga va a ocupar el agua, pero eso es mentira. Dominga no va a ocupar ningún litro por segundo del caudal de Los Choros, que es muy poco. En esa situación yo me opondría, pero lo que sé es que es que se va a instalar una planta desaladora de agua y va a botar para acá -desde la desaladora- 8 litros de agua por segundo. O sea no veo yo por donde esto podría perjudicar a los regantes de Los Choros. Yo tengo más de 6 mil hectáreas de olivos y no estoy preocupado por esto, hice una gran inversión en Los Choros, y no veo que Dominga vaya a ser un perjuicio para mí”, asegura.

A su pesar, uno de los aspectos que lamenta es que, a su juicio, la gente está mal informada, pero sobre todo –y esto es una de las explicaciones que más escucharemos durante el viaje entre quienes apoyan a Dominga– hay personas que están influenciadas por gente y ONG “afuerinas”.

“Lamentablemente han venido organizaciones a incentivar a la gente. En Estados Unidos, la ONG Oceana conversa con las empresas, y acá en Chile no conversan, solo incentivan a estar en contra. La mayoría de las acusaciones contra Dominga son inventadas por la cantidad de organizaciones que quedaron del gobierno de Michelle Bachelet, las cuales están hostilizando el desarrollo y el trabajo en Chile”, argumentó.

Frente a la plaza del poblado de Los Choros nos encontramos con este mural en el que se representa la fauna local y se visibiliza un rechazo al proyecto Dominga. No obstante, en la localidad también se puede encontrar personas que están a favor de la mina. 

“No a Dominga” mirando desde el mar



Dejamos atrás a don Walter y seguimos directo hasta Punta de Choros. Al llegar, la fría brisa del mar de la mañana por de pronto nos hace pasar algo de “fresco”, pero el paisaje que tenemos enfrente, con las islas Choros y Damas a nuestra vista -las que junto a la isla Chañaral, más al norte, forman parte del Archipiélago de Humboldt-, nos hacen olvidar cualquier problema. 

Frente al muelle de la caleta nos encontramos con el local de Cristian Cortés, quien es oriundo del lugar. A la entrada del recinto, pende una pequeña bandera negra que dice “No a Dominga”, por lo que resulta innecesario preguntarle su opinión sobre el proyecto. 

Para él, el impacto más importante será en la biodiversidad del lugar que alberga importantes poblaciones de pingüinos de Humboldt, ballenas, delfines nariz de botella, chungungos, o yuncos, entre otra fauna y flora endémica del lugar. 

“Aquí el ecosistema va a morir completamente. Y eso ha pasado en otras partes del mundo y ha pasado en Chile también. Y no se dan cuenta de eso”, se queja. “Aquí hay una reserva que es rica en nutrientes para la fauna, por ejemplo en plancton, en fitoplancton que es el alimento de las ballenas, defines e incluso de los pingüinos”, agrega.

Cristian duda de las medidas de mitigación anunciadas por la empresa y menos cree en la promesa de que la mina implicará más empleo, más aun en el caso de Punta de Choros. 

“¿Qué va a hacer un pescador, un buzo mariscador, un recolector de orilla, con un proyecto así? No tenemos idea de minería. O tal vez a ellos, la minería les va a ofrecer pega, pero les va a ofrecer pega durante dos o tres meses, más no, porque después van a necesitar muchos técnicos. Y acá en la comuna hay muy pocos técnicos, y las demás personas ¿qué van a hacer? Van a matar todo el ecosistema, todo. Y nosotros ¿en qué vamos a trabajar?”, se pregunta.

Cortés también aprovecha de responder a aquellos que insisten en decir que quienes no apoyan a Dominga supuestamente no serían de la comuna ni de la región. “Mi abuela fue una de las personas que fundó el pueblo de Punta de Choros, se llamaba Juana Vergara. Ella tuvo 11 hijos y de esos 11 hijos se quedaron todos acá, y aquí empezaron a formar familia. Muchas de las familias son de aquí. Ahora, si tú me preguntas sobre las personas que son dueñas de cabañas, ellos llevan acá 20 o 30 años y ¿por qué? Porque encontraron un lugar muy lindo, precioso, encontraron un lugar tranquilo. Entonces lo que dicen ellos es incorrecto, yo soy oriundo de aquí”.

Y oriunda de aquí también es Miriam Vergara, quien se suma contra Dominga. Y al igual que nuestro anterior entrevistado, las razones tienen que ver con proteger la biodiversidad de la zona. 

“Aquí vivimos de la pesca, del turismo y no queremos que nos contaminen con lo que se viene y esperamos que no coloquen a Dominga. Por eso estamos luchando, por este pueblo. Usted sabe que como pescadores vivimos del mar, y bueno, tenemos nietos y por eso queremos un ambiente limpio y no contaminado”, dice. 

Y aquí, ¿la gente está más a favor o en contra? le preguntamos.

“Yo diría que algunas personas aquí están a favor, pero los que somos nacidos y criados en esta zona estamos en contra. Tenemos también harto apoyo de los turistas que vienen para acá, porque usted sabe que los turistas siempre han venido a conocer la fauna que tenemos acá y no queremos contaminación. Aquí muchas familias dependen del turismo y de la recolección de algas”, puntualiza. 

Al llegar al pueblo de La Higuera es posible observar cómo los piques mineros en los cerros circundantes y las tortas de estériles rodean la localidad, demostración inequívoca de la relación histórica que tiene este poblado con la actividad minera. 

Incertidumbre con el agua  

Al tomar el camino de regreso en dirección a La Higuera, hacemos una parada en Los Choros, poblado famoso como decíamos en párrafos anteriores, por su olivicultura, la cual se ha practicado por generaciones de familias enteras en el lugar. 

Y es que pese a la aparente sequedad del paisaje, los acuíferos del lugar han sido vitales para sostener la práctica de esta actividad en las huertas y campos que rodean al poblado. Ya sea en forma de producción de aceitunas o últimamente, con la producción de aceite de oliva, Los Choros se ha hecho un espacio en esta industria.

Y el agua es justamente una de las preocupaciones de Marcela Flores, en relación a Dominga, a la que acusa como un proyecto “nefasto y que se ha hecho de manera fraudulenta”.

Proveniente de la ciudad, pero casada con un hombre oriundo de este poblado –y donde además han criado a sus hijos– nos cuenta en la terraza de su pequeño café ubicado frente a la plaza del pueblo, sobre su impotencia al sentir que no puede hacer nada frente a un proyecto que siente, ya está “cocinado”.

“Aquí van a dos rajos que se van a instalar en la minera, pero aquí no se está hablando que el rajo sur está sobre el acuífero de este lugar que abastece esta comunidad. No hablan de eso. Y nosotros somos un pueblo que está totalmente afectado directamente, ya que estamos a siete kilómetros de donde va a hacerse la mina si es que se llegase a ocurrir”, afirma.

Marcela se refiere específicamente al acuífero Choro Alto, que sería intervenido para alimentar el rajo sur de la mina, aunque la empresa se ha comprometido a reinyectar el agua en pozos artificiales para no perderla.

La preocupación para ella sin embargo, son investigaciones científicas que aseguran otra cosa. “Dentro de dos o tres años como máximo tendríamos agua y después el agua se va a acabar porque al romper los reservorios, el agua va a correr de manera mucho más rápida (…) Todo lo que dicen los científicos es lo contrario a los informes de la minera. ¡De qué estamos hablando!”, cuestiona. 

Ella se ha hecho oídos sordos a informes técnicos, incluso del propio Estado, como Conaf, cuyos funcionarios –a través de un comunicado– señalaron esta semana que nunca recomendaron la aprobación de la iniciativa. 

“Yo tampoco quiero vivir al lado de la mina ni de la contaminación, no quiero tener al lado un campamento. Nosotros tenemos derecho a tener una buena calidad de vida por nosotros, por nuestros hijos, por los vecinos. Andes Iron dice que todo está calculado, que no va a haber contaminación, que el agua no se va a perder, pero por favor, quiero que me den un ejemplo de minería verde donde se ha hecho algo así. ¿Cuantos ejemplos así hay alrededor del país? ¿Para qué otro más?”, se pregunta. 

Al llegar al pueblo de La Higuera es posible observar cómo los piques mineros en los cerros circundantes y las tortas de estériles rodean la localidad, demostración inequívoca de la relación histórica que tiene este poblado con la actividad minera. 

Empleo, desarrollo y familia 



Nuestra última parada de la jornada como era de ser, fue la capital comunal: el pueblo de La Higuera. 

Rodeada de cerros con piques mineros y estériles que hablan de una historia fuertemente ligada a la actividad minera, aquí las opiniones sobre el proyecto parecen ser claras y convincentes. Y no lo decimos por la sede que la empresa Andes Iron tiene acá, con sus características letras coloridas de la minera Dominga, sino por el convencimiento que la gente muestra al momento de referirse al tema. 

Bernarda Peralta es una de esas vecinas que apoya completamente la instalación de Dominga en la zona. 

Nacida y criada en este lugar, y ligada a la minería por su marido que trabajó durante años en dicha actividad, hoy tiene un pequeño negocio de abarrotes a pasos de la plaza del poblado. 

“Hace mucho rato que estamos esperando esta oportunidad y ojalá que se haga realidad el sueño que tenemos todos de tener un trabajo, porque en realidad es la minería la que ‘para’ el país, es una fuente de trabajo grande y es una fuente de desarrollo para la comuna y la región. Queremos trabajo”, afirma convencida, mientras en brazos sostiene a su pequeña nieta. 

Y justamente para ella, el tema familiar es un componente no menor al momento de evaluar positivamente la llegada de Dominga a la comuna. Y es que al tener un proyecto de tal magnitud en el mismo lugar de residencia de los trabajadores, permitiría que las familias no se vieran divididas como sí ocurre hoy, producto de la falta de empleo.

“Muchos jóvenes salen a trabajar durante 14, 20 o 25 días fuera de sus casas, y esto les va a servir para estar acá mismo. Por ejemplo, mi marido salió a trabajar desde los 20 años, y tiene ahora 51 y todavía trabaja. No vio crecer a sus hijos y ahora estamos disfrutando de los nietos. Yo tengo hijos que ahora son papás y me gustaría que ellos ahora estuvieran cerca de sus casas para que los vean crecer, que es lo más importante. Por eso estoy a favor de Dominga”, señala la señora Bernarda. 

Quienes también por cierto están plenamente de acuerdo con Dominga, son Germán Castillo y Carmen Castillo, ambos hermanos, a quienes además, los encontramos en una casa que en su momento fue parte del antiguo mineral de El Tofo, herencia de su padre. 

Ambos conocen la actividad minera de cerca además, porque iniciaron sus vidas laborales en este rubro, y habiendo conocido de cerca la crisis que desde hace un tiempo viene azotando a La Higuera por la falta de proyectos importantes, su decisión de apoyar el emplazamiento de Dominga en la comuna es total. 

“Este un proyecto bueno, porque necesitamos la minera, porque hay mucha cesantía por aquí. Pero sobre todo en la Cuarta Región, porque nosotros tenemos que salir para el norte a trabajar. Y ahora de hecho, han cancelado a mucha gente, sobre todo por el tema de la pandemia. Dejaron a algunas personas no más”, comenta don Germán.

Por su parte, la señora Carmen es crítica de quienes rechazan el proyecto por temas medioambientales, pues dice, “son personas que no están viviendo la realidad que aquí se está viviendo. Aquí en la Cuarta Región hay demasiada cesantía. Hay que revisar el proyecto, pero la gente no lo conoce”, asegura. 

En ese sentido, hace un llamado a los opositores “a ver la realidad. Toda esa gente que tiene cabañas en Punta de Choros, no son de Punta de Choros, es gente de Santiago o de Serena”, dice. 

Y como el empleo es quizás el punto medular del apoyo a Dominga, don Germán desestima las críticas que aseguran que será imposible cubrir las más de 11 mil plazas laborales que Andes Iron necesitará crear para la construcción de la mina -fase que durará los dos primeros años– con gente de la comuna. 

Porque para él, el beneficio de Dominga trasciende a La Higuera. “Esto le va a dar trabajo a toda la Cuarta Región. (…) Esto va a beneficiar a los restaurantes, a los colectivos, a los negocios, allí mismo a La Serena, a todos los va a beneficiar, a toda la región, así como fue El Indio en su momento, ¿no?”.

Zona de debates

Walter Zarricueta, habitante de Los Choros

“En Estados Unidos, la ONG Oceana conversa con las empresas y acá en Chile no conversan, solo incentivan a estar en contra. La mayoría de las acusaciones contra Dominga son inventadas”

 

Cristian Cortés, habitante de Punta de Choros

“Qué va a hacer un pescador, un buzo mariscador, un recolector de orilla, con un proyecto así? No tenemos idea de minería. O a lo mejor a ellos, la minería les va a ofrecer pega, pero les va a ofrecer durante dos o tres meses, más no”

 

 Miriam Vergara, habitante de Punta de Choros

“Aquí vivimos de la pesca, del turismo y no queremos que nos contaminen con lo que se viene y esperamos que no coloquen a Dominga. Por eso estamos luchando, por este pueblo”

 

Marcela Flores, habitante de Los Choros 

“Yo tampoco quiero vivir al lado de la mina ni de la contaminación, no quiero tener al lado un campamento. Nosotros tenemos derecho a tener una buena calidad de vida por nosotros, por nuestros hijos, por los vecinos”

 

Bernarda Peralta, habitante de La Higuera

“Hace mucho rato que estamos esperando esta oportunidad y ojalá que se haga realidad el sueño que tenemos todos de tener un trabajo, porque en realidad es la minería la que ‘para’ el país”

 

Germán Castillo, habitante de La Higuera

“Esto le va a dar trabajo a toda la Cuarta Región. (…) esto va a beneficiar a los restaurantes, a los colectivos, a los negocios, allí mismo a La Serena, a todos los va a beneficiar” 

 

Carmen Castillo, habitante de La Higuera

“(Los opositores) son personas que no están viviendo la realidad que aquí se está viviendo. Aquí en la Cuarta Región hay demasiada cesantía. Hay que revisar el proyecto, pero la gente no lo conoce”

 

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