Crédito fotografía: 
Alejandro Pizarro Ubilla
Se trata de la iniciativa denominada “Azul”, la cual conjuga tecnologías tales como una planta desaladora y una central de almacenamiento de energía. Innovadora obra que busca ser un aporte para la descarbonización de la matriz energética del país así como ayudar a alivianar la situación de sequía de la Región de Coquimbo.

Durante más de una década, la Región de Coquimbo viene experimentando una aguda sequía producto de la disminución general de las precipitaciones a raíz del cambio climático. 

No obstante, y pese a ser de los territorios más afectados del país por esta circunstancia, la región es una importante zona productora de energía renovable gracias a su condiciones naturales como el abundante viento en la costa y la radiación solar. Sin embargo, estas fuentes presentan como principal limitante la intermitencia de los sistemas, aspecto no menor en momentos en que el país despliega los ejes de su estrategia nacional de descarbonización de su matriz energética. 

En ese contexto, nace el proyecto “Azul, Energía y Agua”, impulsado por la firma de origen estadounidense Oceanus Chile –empresa cuyo rubro es el desarrollo de infraestructura energética sostenible– y cuya principal característica radica en integrar en su funcionamiento tres tecnologías: desalación de agua de mar por osmosis inversa, almacenamiento de energía mediante una central hidráulica de bombeo, y generación de energía renovable. 

Como miembro de Acades (Asociación Chilena de Desalinización), mediante el proyecto se busca impulsar justamente, este tipo de tecnología como fuente alternativa al uso de las aguas interiores. 

Para los impulsores del Proyecto Azul, esta es de alguna manera, su “estreno en sociedad” en la Región de Coquimbo. 



Funcionamiento   



En efecto, según explica Joan Leal, gerente general de Azul, tras haber buscado diversos lugares en el extranjero, así como en el norte del país, finalmente eligieron para instalarse la Región de Coquimbo debido a sus características geográficas, como son contar con altos farellones de más de 400 metros de altura cercanos a la línea costera y por ser Chile además, un país que como ya se dijo, ha impulsado con fuerza políticas que alientan el avance hacia la descarbonización de la matriz energética. 

En términos generales, la iniciativa propone bombear el agua desde el mar hasta un reservorio ubicado en lo alto de estos cerros utilizando energía renovable. A partir de aquí se desprenden los otros dos procesos que visualiza el proyecto. 

Primero, generar electricidad durante la noche al dejar caer el agua de mar almacenada en el reservorio a una central hidráulica cuando aumente la demanda de electricidad y la disponibilidad de energía proveniente de fuentes renovables disminuya. 

En segundo lugar, se dispondrá que una parte del recurso hídrico almacenado sea distribuido a una planta desaladora para producir agua para el consumo humano mediante el proceso de osmosis inversa por gravedad, es decir, forzando el paso del agua a través de una membrana semipermeable, reteniendo las sales contenidas y purificando el agua. 

El gerente de la empresa Joan Leal, destaca que esta planta desaladora se abastecerá además de energía renovable durante las 24 horas del día, permitiendo así reducir los costos que tradicionalmente, encarecen la producción de agua desalinizada. 

Se espera que a lo largo de distintas etapas, el proyecto Azul, cuya inversión se proyecta en 500 millones de dólares, pueda producir hasta 1.200 litros por segundo de agua para los habitantes de la región, además de almacenar hasta 185 MW de energía a través de la central hidráulica de bombeo.

Esquema del  proyecto en su conjunto.  En líneas generales, la iniciativa busca bombear el agua desde el mar hasta un reservorio ubicado en lo alto de los farellones costeros para, desde ahí, pueda ser distribuida a los otros procesos que integra el proyecto. 

Etapas y llegada a la región 



Sobre su futura ubicación, desde la empresa explican que éste se ubicará al sur de la ciudad de Coquimbo, pero cercano a ésta. 

En cuanto a su relación con las comunidades, Leal explica que se ha puesto en marcha un proceso de acercamiento con las distintas organizaciones y vecinos con el fin de darles a conocer la iniciativa y recoger inquietudes. En dicho proceso explica, se han creado espacios de trabajo y colaboración con las personas, que motivaron incluso, a modificar algunos elementos del diseño original del proyecto.

En ese sentido, Leal explica que “buscamos convertirnos en un aporte para la región, mediante una solución de infraestructura sustentable, validada por expertos mundiales en agua y energía, que permita el uso agua desalinizada para consumo humano, contribuyendo al mismo tiempo con una matriz energética flexible, limpia y confiable”. Asimismo dice, se han mantenido algunas reuniones con autoridades locales para socializar y darles a conocer la iniciativa. 

Sobre los plazos de puesta en marcha del proyecto, Leal aclara que éste se encuentra aún en etapa de desarrollo, realizando estudios técnicos, económicos y ambientales, estimándose su ingreso al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental en 2022.

 

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