Alimentos del Futuro, Producción Vegetal, Producción Animal, Agrosistemas Sustentables y Extensión y Transferencia Tecnológica son los cinco ejes que de aquí en adelante compondrán la nueva estructura organizacional del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA, a través de los cuales, se busca que este servicio dependiente del Ministerio de Agricultura, pueda responder a las necesidades del sector agrícola de la región y el país.
Y es que no es menor recordar que esta transición llega en momentos en que el país vive la mayor sequía del último medio siglo, y en el plano administrativo, llega en medio de los cambios que se están impulsando en el área agrícola a través del proyecto de ley que crea el Ministerio de Agricultura, Alimentos y Desarrollo Rural, iniciativa que fue presentada en el mes de enero de este año por el gobierno del Presidente Piñera.
Por ello, desde la propia institución se busca destacar estos cambios, más aún, cuando INIA es la institución encargada de generar y transferir conocimientos y tecnologías estratégicas para producir innovación y mejorar la competitividad del sector agroalimentario nacional. En síntesis, se trata de reforzar el concepto I+D+i (Investigación, Desarrollo, Innovación) para responder ante los desafíos que presenta el nuevo escenario agrícola nacional, marcada por la cada vez menor disponibilidad del recurso hídrico.
En efecto, Pedro Bustos, director nacional de INIA, de visita en La Serena, explica que el objetivo del servicio que lidera, es “cómo acercarnos a las demandas y necesidades de los productores desde nuestro trabajo, con el fin de poder atenderlas. A nosotros no mueve entregar soluciones”, señala.
“Sabemos que el desarrollo rural es muy importante. Hoy día se está trabajando en una nueva política de desarrollo rural donde el INIA algo tiene que decir, pero más que nada, buscamos que los habitantes del mundo rural tengan las mismas posibilidades que tienen quienes viven en las ciudades”.
-¿Y cómo se desarrollan esos cambios que pretende implementar el INIA de cara al escenario de sequía que estamos viviendo?
“La idea es que ahora, al tener jefes de áreas, van a poder trabajar mancomunadamente en una macro zona. Todos los investigadores que trabajan en lo que es riego o manejo de agua por ejemplo, desde Arica hasta Punta Arenas van a estar disponibles para la investigación que sea necesaria.
Hay que entender que nosotros aportamos con paquetes tecnológicos. Muchas veces la CNR o el INDAP, financian obras de riego menores para pequeños agricultores, pero después se necesita la tecnología para ponerla al servicio de los beneficiarios, y como aprovechamos esa tecnología para que, con menos agua, produzcamos más sano, más inocuo, y de manera más amigable con el medio ambiente”.
-Recientemente el gobierno presentó un proyecto de ley que crea el nuevo Ministerio de Agricultura, Alimentación y Desarrollo Rural. Uno de sus objetivos apunta a transformar al país en una potencia agroalimentaria. Bajo las condiciones que vivimos hoy producto de la escasez hídrica, ¿es eso posible realmente?
“Bueno, por eso es que se incorporó al nuevo ministerio de agricultura el concepto de desarrollo rural. Y nosotros como INIA lo que estamos fortaleciendo es el contacto con las autoridades regionales para ponernos al servicio de las demandas que tienen las autoridades regionales, que a su vez, captan esa necesidad cuando salen a terreno.
Nosotros desarrollamos tecnología que ponemos a disposición de los agricultores, pues la idea es que nuestros campos sean verdaderos faros tecnológicos, que nuestros agricultores puedan conocer, ver y utilizar la tecnología que tenemos para nuestros campos”.
-¿Y cómo se adapta la tecnología a las necesidades de la gente que vive de la agricultura?
“Es que no se trata solamente de lo que nosotros investigamos, sino también se trata de lo que nosotros captamos también en nuestros viajes al exterior. Nuestros investigadores viajan por el mundo, traen tecnologías y nosotros las adaptamos.
Nuestra idea como INIA es entregar herramientas, no subsidios.
Por ejemplo, es lo que ocurre con el cultivo hidropónico para forraje de caprinos. Hoy día los animales no tienen que comer. Pero resulta que con el cultivo hidropónico, en una pequeña instalación sin gastar grandes recursos, podemos alimentar 50 o 60 animales con muy poca agua y a muy bajo costo”.
Adaptación
-¿Por qué el trabajo que desarrolla INIA no es más difundido?
“Bueno, resulta que el INIA está todo el día en la casa de toda la gente en Chile. Por ejemplo, el 100% de la semilla del arroz que se produce en el país es generada por los programas del INIA. El 100% del trigo candeal para producir masas, es producido con variaciones que produce el INIA. Y más del 80% de las papas que consume toda la población son variedades desarrolladas por nuestros investigadores. Nosotros estamos creando permanentemente, nuevas variedades que tengan mejores elementos.
Para eso tenemos por ejemplo, nuestro banco de material genético que tenemos en Vicuña el cual es muy importante, porque ahí mantenemos entre el 30 y el 40% de las especies vegetales autóctonas del país, y en ese material están los genes que nos van a permitir desarrollar, por ejemplo, la resistencia a la sequía”.
-¿Se está apostando por introducir nuevos cultivos que sean más resistentes a las condiciones de escasez hídrica?
“Estamos desarrollando no solamente porta injertos que son más resistentes a la escasez hídrica en frutales, también en vegetales estamos trabajamos en porta injertos que tienen características que lo hacen, o más resistentes a la sequía, o más resistentes a las enfermedades. Por lo tanto, hay mayor seguridad para el agricultor cuando produce.
Estamos permanentemente desarrollando tecnología e innovación para ponerla al servicio de la agricultura y las personas”.
-¿Qué otros proyectos en esa línea está desarrollando INIA?
“Por ejemplo, estamos detectando cuál es la huella hídrica de los cultivos. La escasez hídrica que nos afecta en esta zona llega hasta el Maule, y ante esto, nosotros aportamos con la tecnología adecuada que permita realmente usar más eficientemente el agua, apuntando a usar menos agua pero de una forma que no afecte los cultivos.
Por ejemplo, un riego tecnificado economiza más del 50% del agua respecto a un método tradicional. De hecho, al organizarnos en macro zonas, investigadores en riego por ejemplo, van a poner al servicio de la región de Coquimbo todos los conocimientos de aquellos, independiente de si son investigadores que están en la Araucanía, en Chillán o en otras regiones, ya que si es necesario, se traerán para acá. El tema es afrontar los problemas de forma común”.
-¿El agricultor local se abre a las innovaciones tecnológicas?
“En general, el agricultor chileno es muy desierto. Justamente ese es una de las principales acciones que estamos haciendo hoy: como nos relacionamos con las necesidades que tiene la comunidad, porque justamente no queremos ser una isla, lo que queremos es ser parte del continente, en el sentido de que queremos aportar con nuestro conocimiento.
La idea es que la gente se acerque a los gobiernos regionales o a las asociaciones de productores. De hecho, nosotros creamos una figura que son los consejos regionales que están integrados por autoridades, agricultores y personas destacadas del ámbito agrícola de la zona, quienes se juntan cada uno o dos meses, para nosotros empaparnos de sus necesidades y tratar de dar soluciones a lo que ellos nos plantean”.