Hace menos de dos semanas atrás, los ministros de Obras Públicas y Agricultura, Alfredo Moreno y Antonio Walker daban a conocer una serie de medidas para enfrentar la crisis hídrica que azota al país.
Ambas autoridades recordaron que Chile está sufriendo la peor sequía de su historia, tras más de una década con precipitaciones bajo lo normal y cerrando un año 2019 extremadamente seco.
Ante tal escenario, ambos ministros incluso, no descartaron poner en práctica un eventual racionamiento de agua potable en el futuro, aunque aclararon que eso - al menos por ahora - no sería necesario.
De todas maneras, la preocupación existe, más aún cuando la llegada de un verano cálido y seco, y con total ausencia de precipitaciones durante los próximos meses, es ya un hecho. La escasa cantidad de nieve en la alta cordillera y la disminución de los caudales de los ríos –que abastecen de agua a las ciudades y a la agricultura - es otro ingrediente en este negativo escenario.
Más calor y sequedad
A nivel regional la situación es ciertamente crítica, tal como lo indica el centro científico CEAZA, el cual indica que en relación a años anteriores y casi al finalizar la época de deshielos, se ha registrado un importante descenso en los caudales de los ríos de las cuencas de Elqui, Limarí y Choapa, siendo el caudal de Cuncumén el más bajo de los últimos 40 años. La razón: las escasas o nulas precipitaciones y la baja acumulación de nieve.
“En el caso del Elqui el caudal actual es cercano a un tercio de lo que debería haber, Limarí un quinto y Choapa menos de un décimo. Cabe destacar que, en el caso de Choapa los caudales en Cuncumén son los más bajos en más de 40 años”, explicó Cristian Orrego, coordinador del área meteorológica del CEAZA. Los sectores más afectados son la provincia del Choapa, sur del Limarí y el sector secano de la región.
Por su parte, Cristóbal Juliá, meteorólogo de Metxpert, señaló que para este verano “no se espera recuperación (de los reservorios de agua) sobre todo en estos meses en donde la demanda hídrica aumenta. Por lo tanto, el panorama no es muy auspicioso en ese sentido”. Es más, para Juliá, “no se avizora, al menos para los próximos trimestres, que de alguna manera se pueda recuperar el sistema hidrológico”.
“Lo que pasa es que en esta megasequía, sostenida en el tiempo por más de una década, si bien tuvimos dos años buenos que fueron los años 2015 y 2016, - donde los embalses estaban en los mínimos históricos - que permitieron que al menos, los embalses de la región se recuperaran y haya agua acumulada, la tendencia es hacia la escasez hídrica. Entonces se ve muy difícil que el escenario pueda cambiar”.
Municipios en acción
En ese contexto, una comuna que ha vivido la sequía con particular intensidad ha sido Combarbalá. De hecho, de los 11 sistemas de APR de la región que se encuentran sin agua, 5 son de esa comuna, los cuales han debido ser abastecidos por camiones aljibe.
Para ello indica Pedro Castillo, alcalde de esa comuna, desde hace varios meses han estado coordinándose con la empresa Aguas del Valle quien les proporciona el vital elemento para los camiones, y les permite “hacer un monitoreo para proyectar cada 40 días la disponibilidad del recurso hídrico”.
Si bien, el alcalde explicó que como municipio están en condiciones de responder al mayor requerimiento de agua para los meses de enero y febrero, especialmente en los sectores rurales, la preocupación está puesta en lo que pase durante el año 2020.
“Nosotros también proyectamos los meses de marzo, abril y mayo inclusive, como muy complejos si no tenemos precipitaciones, por lo que esperamos que se pueda coordinar junto con la ONEMI, la posibilidad que tengamos que traer el recurso desde otro punto de la provincia”, sostuvo el edil, para lo cual señala, ya ha habido conversaciones con Aguas del Valle y se ha intentado generar conciencia a nivel regional de este eventual riesgo.
Otra comuna gravemente afectada por la sequía es Monte Patria, donde su alcalde, Camilo Ossandón, explica que si bien, cuentan con un “pozo municipal” para abastecer a quienes requieren agua potable, han mantenido una coordinación permanente con los APR de la comuna e incluso, han denunciado la existencia de pozos ilegales en el río Huatulame, exigiendo a la DGA por tanto, mayor fiscalización, lo cierto es que el panorama se vislumbra complicado.
“La verdad es que vamos a tener que enfrentar problemas a través de los sistemas de captación que tienen nuestros 25 APR. De hecho hoy día los tenemos al mínimo cada uno de ellos, por lo que se van a generar algunas dificultades”, sostiene el edil.
Para Ossandón, el principal problema se haya en que “no hay agua de reserva en la cordillera y evidentemente, eso genera una problemática de convivencia entre los distintos factores del territorio en relación al agua, como es el agua para riego en la agricultura y también para el consumo humano y el caudal mínimo ecológico, que es muy importante sobre todo pensando en el contexto de cambio climático que cada vez avanza más”, señaló.
Abastecimiento asegurado en la región
Actualmente el Ministerio de Obras Públicas tiene a la región de Coquimbo bajo el decreto de Zona de Escasez Hídrica. Ello implica proveer determinadas herramientas a usuarios del agua y a la población en general para reducir al mínimo los daños derivados de la sequía.
En ese sentido, el seremi de Obras Públicas, Pablo Herman, reiteró que un eventual racionamiento de agua “está descartado para lo que es la temporada. Nosotros tenemos cubierto ya lo que es el recurso hídrico para la temporada estival para las tres provincias”.
Eso sí, en la línea de los dicho por el alcalde de Combarbalá, el seremi reconoció que de mantenerse la ausencia de precipitaciones durante el próximo año “ya entraríamos en una situación bastante crítica, sobre todo en la provincia del Choapa”.
“En Elqui y Limarí los embalses todavía están con agua suficiente (en torno al 60%), pero en el Choapa los embalses llegan en promedio al 20% tanto Corrales como El Bato, y eso implicaría que tienen agua segura para riego hasta febrero y tienen la reserva de agua potable para Illapel por lo menos hasta abril del próximo año. Ahí tendríamos que entrar con medidas de mitigación que ya tienen constituidas Aguas del Valle, que son unos pozos profundos en el sector de Limahuida”, señaló.
En ese sentido asegura, la idea es intensificar los estudios hidrológicos y prospecciones de nuevos pozos para de esa manera, contar con nuevas fuentes de abastecimiento.
Hacia el largo plazo en tanto, se busca que los futuros embalses que se construyan sean “multipropósitos”, es decir, que sirvan tanto para riego como para abastecer a los APR, así como apurar los estudios para la construcción de plantas desaladoras en las tres provincias de la región.
Trabajo colaborativo
El gerente regional de Aguas del Valle, Andrés Nazer, señaló en tanto, que para este verano “hemos reforzado nuestros sistemas y aumentado las fuentes subterráneas, como pozos, drenes y norias y la resiliencia de nuestros sistemas”, aunque afirmó que “cada vez es más difícil y costoso extraer agua”.
“En los últimos 6 años hemos destinado más de 36.000 millones de pesos en inversiones y gastos para abordar la sequía (extra a las inversiones habituales), que se han traducido en nuevos tranques, pozos, estanques, conducciones, traslado de agua en camiones aljibes y arriendo de derechos de agua, entre otros”, afirmó el gerente regional de la sanitaria.
Por lo mismo, destacó que se ha desarrollado un fuerte trabajo en alianza “con las juntas de Vigilancia de los ríos de la región para asegurar la disponibilidad del recurso hídrico. Por ello, y gracias al compromiso de nuestros trabajadores y colaboradores, nuestro servicio en toda la región opera con normalidad”, indicó.