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Foto: Guillermo Alday C.
El caminante comenzó su viaje el 28 de agosto del 2018 desde Porto Alegre y para llegar a La Serena caminó casi 200 días y más de 3.700 kilómetros, atravesando por su país, Uruguay y Argentina.

El 28 de agosto del 2018, el día en que cumplió 40 años, el brasileño Marcelo Monti inició una caminata desde su natal Porto Alegre con el objetivo de recorrer a pie durante un año distintos países de Latinoamérica. Su objetivo es entregar un llamado a la prevención del virus del VIH-Sida, enfermedad que provocó la muerte de su hermana en el 2008.

Su proyecto llamado Caminho de Aline (“El camino de Aline”) es todavía más ambicioso: una caminata de 70 mil kilómetros durante diez años para recorrer 70 países en cinco continentes. 

Marcelo Monti es monje de la orden francisca capuchino, congregación a la que ingresó cuando tenía 17 años.  “Cuando conocí la historia de Francisco de Asís me quede encantado. Él pertenecía a una familia muy rica y reconocida y abandonó todo para salir al encuentro del desconocido y se fue a vivir con los mendigos”, explica sobre su vocación religiosa.

La idea de la caminata comenzó a rondar por su cabeza hace años atrás, cuando participó en la peregrinación en Santiago de Compostela, España, donde llegan miles de feligreses para caminar por 800 kilómetros. 

El fraile agrega que “cuando me encontraba estudiando en París, me hice preguntas que creo que toda persona en un momento de su vida tiene que hacerse ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué lo estoy haciendo? ¿Qué busco? A mi me pareció que estaba viviendo a partir de las expectativas de las gente, de lo que otros querían de mí”.

A esa reflexión se suma la angustia que sufrió cuando su hermana de 28 años falleció por el virus del VIH-Sida, dejando a tres hijos. “Cuando murió mi hermana, me dije si la vida es corta hasta cuándo voy a vivir así?”. Fue en ese momento que decidió que recorrería el mundo para entregar un mensaje de prevención acerca de la enfermedad.

Su hermana por opción personal no quiso tratarse la enfermedad y en la práctica se dejó morir. "Ella no quiso que fuese apuntada con el dedo y dijesen de ell ahí la va la sidosa", cuenta.

"Cuando murió mi hermana, me dijo si la vida es tan corta, ¿hasta cuándo voy a vivir así?"

Marcelo Monti, caminante 

El Viaje

EL 28 de agosto inició su viaje desde Porto Alegre. El 15 de octubre llegó a Uruguay, país donde permaneció hasta el 1 de diciembre, el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, cuando cruzó hacia Argentina. 

El 16 de febrero ingresó a Chile por el Paso Los Libertadores y, asegura que como buen caminante, lo hizo por el Cristo Redentor. 

El fraile Monti viaja con un carrito, donde además de ropa, tiene una carpa, un saco de dormir, utensilios de cocina y de higiene personal. Al llegar a La Serena había cumplido 199 días de caminata y recorrido 3.377 kilómetros.  Durante estos meses -afirma- “acampé sólo cinco veces y preparé mi comida solo una vez, los otros días fue invitado por distintas familias”.

En su periplo por la región de Coquimbo pernoctó con familias en las localidades y ciudades de Quelón, Caimanes, Socavón,  Illapel, Matancilla, Llahuin, Combarbalá, El Huacho, Punitaqui, Ovalle, Pejerreyes, Tambillos, La Serena, Caleta Los Hornos y La Higuera.  En cada una de estas compartió con familias, cuyos integrantes les abrieron las puertas para brindarle un lugar donde dormir y comida para alimentarse. 

Poe ejemplo, en la localidad de Caleta Los Hornos, Marcelo Monti fue recibido por la familia Villalobos, con quienes mantiene comunicación via whatsapp acerca de cómo avanza su viaje por el norte del país. "Tengo algo de miedo de lo que pueda suceder en el desierto de Atacama", concluye. 

 

 

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