A simple vista, parece que la época estival aumenta, de manera significativa, la población flotante de alta temporada en La Serena. Así lo confirma el masivo arribo de turistas, el cual permite aumentar en 50% las visitas al Casino, en verano (El Día, 15 de febrero de 2017). Sin embargo, cuando los turistas nacionales o internacionales buscamos un lugar para descansar, normalmente elegimos uno que reúna algunas condiciones: que sea costo-efectivo y eco-amigable. Por ejemplo, el lugar debe ser agradable a la vista, ordenado, limpio, seguro e invitar a la contemplación y el descanso. Para otros, éste debe tener una gran gama de restoranes, buenos lugares de entretención y servicios públicos, en general. Las necesidades podrían variar, pero, estimo que todos podríamos coincidir en algunos elementos básicos, tales como, una farmacia cerca, algún negocio donde comprar agua mineral (elemento básico para la sobrevivencia), algún punto de cajero automático (cuando nos quedamos cortos de dinero), algún medio de transporte turístico, que nos permita desplazarnos por el área en donde estamos hospedados y algún centro de ayuda al turista.
Específicamente, me estoy refiriendo al área turística de la Serena, comprendida entre El Faro y Peñuelas (Cuatro Esquinas y Caleta de Pescadores), por la costanera Avenida del Mar. En mi experiencia, me resultó muy difícil satisfacer todas esas necesidades, que, por lo demás, estimo son las que podría necesitar todo turista, en una misma área. Así, para retirar dinero y comprar algunos medicamentos, tuve que trasladarme al centro de la ciudad, que, comparativamente, es como ir de una ciudad (área turística) a otra (el centro). Como decidí no arrendar un vehículo, por la congestión de la ciudad, opté por un taxi, que, por cierto, no fue fácil encontrar y cuya carrera resultó muy cara. Otra experiencia similar me ocurrió al decidir ir a almorzar pescado y mariscos frescos al lugar denominado “Caleta de Pescadores”. Me encantó la variedad gastronómica del lugar, pero, fue realmente una odisea devolverme al sector de Avenida del Mar con Los Nísperos, en donde me encontraba hospedado.
Mi análisis se enmarca dentro de lo que se conoce como ‘desarrollo turístico sustentable’ – un concepto de turismo sustentable, que recientemente se ha estado instalando como índice de sustentabilidad para el sector turístico, con métricas que permiten evaluar si la ciudad ha adoptado una filosofía sustentable en sus operaciones relacionadas con épocas de alta temporada. Todavía más, en carta enviada el 14 de febrero de 2017 al Sr. Roberto Jabob Jure, Alcalde de La Serena, le planteé una opinión similar. Aprovecho de agradecer públicamente la pronta respuesta del Sr. Jorge Órdenes, Director de Gabinete, quien me informó que mis sugerencias se verían en próxima reunión de coordinación para la temporada estival 2018.
Entre las sugerencias planteadas en la referida carta, cito las siguientes:
- instalar un servicio de farmacia ambulante;
- instalar puestos para el expendio de alguna mineral (convenio con empresas embotelladoras)
- instalar más receptáculos para la basura generada por el turista, en ambos lados de Av. del Mar;
- habilitar puntos de cajeros automáticos (Redbanc); y
- habilitar carros tipo golf para transportar turistas de un extremo a otro de la costanera (a un precio razonable), entre otras.
En materia de estudio en la materia, sugiero realizar un análisis de los principales stakeholders (aliados sociales), para así tener una óptica integral del tema planteado. Todas estas ideas responden a un enfoque de desarrollo sustentable con la ciudad y eco-amigable con el turista. Sin lugar a dudas, La Serena es un hermoso destino turístico, pero totalmente mejorable desde una perspectiva sustentable.
Dr. Fernando Vera, EdD
Miembro de AASHE