El último acto de fe de la Iglesia Católica
Algo de lo que poco y nada leí, vi o escuché en los Medios de Comunicación en este 15 de agosto. Me imagino que será porque cada día hay más agnósticos más católicos que no lo son.
Hasta donde yo sé, y si me equivoco, espero que algún curita de los buenos me corrija, la “Asunción” se refiere al momento en que la Virgen María, estando en Jerusalén, termina su travesía por este mundo terrenal y Dios la toma para ser llevada al cielo, en cuerpo y alma.
A diferencia de Eva, la Virgen María, era inmaculada, no tenía el pecado original, por lo mismo, según la Iglesia, el cuerpo de Cristo y el de María, no se corrompieron. No se pudrieron, un sinónimo más violento, pero del que ya todo sabemos los múltiples significados que tiene la palabra.
La Asunción de la Virgen, algunos la confunden con la “Ascensión” (subir), lo cual la Iglesia Católica lo identifica con la “Ascensión de Jesucristo”. Esta Asunción de la Virgen María, además, corresponde al último de 44 Dogmas de la Iglesia Católica, publicado el 01 de noviembre de 1950 por el Papa Pío XII (Eugenio María Giuseppe Giovanni Pacelli). El Papa que se opuso tenazmente al régimen nazi de la II Guerra Mundial y que al término de ella fue el principal emisario de la clemencia y el perdón de vencedores y vencidos. Con esa misma fuerza se opuso al comunismo durante la Guerra Fría y, en su momento, reconoció y apoyó al régimen de Francisco Franco, en España.
Hoy, cristianos católicos y ortodoxos veneran en Jerusalén la Asunción de la Virgen María. Los primeros, en la Basílica de la Dormición en el monte Sion (La Abadía de Hagia María) y los segundos en una capilla subterránea en el monte de Los Olivos, lugar respetado y venerado también, por otras religiones.
Christian Slater Escanilla.
Coronel en retiro del Ejército de Chile.