Debido a la pandemia del coronavirus hemos debido modificar nuestro estilo de vida, y diversos conceptos han surgido y otros han tenido una usabilidad nunca antes vista, es así como ya es común hablar de distanciamiento social, cuarentena, teletrabajo, clases virtuales, videoconferencias, trámites online, entre otros, pero hay un protagonista que enlaza a varios y es el acceso a Internet y por supuesto su utilización.
Lamentablemente uno de los sectores más afectados tanto por ser el grupo de mayor riesgo como asimismo por la imposibilidad de realizar otras actividades que les permitían estar más activos ha sido el de los adultos mayores.
Pero, considerando que el tema tecnológico es una necesidad actualmente, tanto por lo que implica en lo relativo a la entretención, la información y fundamentalmente la comunicación, la cercanía que posibilita, podemos decir que nuestros abuelos, ¿Son Ciberabuelos? Desafortunadamente no, y en relación a un reciente análisis de CIPEM (Conocimiento e Investigación en personas mayores) estamos muy lejos de ello.
El primer indicador preocupante es el de hogares con conexión a Internet compuesto sólo por adultos mayores, donde nuestra región de Coquimbo tiene el 21% siendo la media de país del 34%, lo cual es muy bajo.
Y lo que es peor, uno podría pensar que no tener acceso a Internet es por el costo asociado, tanto por la conexión como por el equipamiento, pero no, las dos razones que propician el que un hogar compuesto de uno o más adultos mayores no tenga una conexión pagada de Internet es, primero, que no le interesa, donde a nivel región tenemos un 53,6%, siendo la media país un 45,8%. Y la otra razón es porque considera que ningún miembro del hogar sabría utilizarla, con un 30% y un 28,8% a nivel país.
Entonces, más allá del tema costo, que siempre es y ha sido una barrera para el acceso del adulto mayor al tema tecnológico, vemos que hay un problema de inclusión, de educación, de capacitación, de motivación, de información, y si se ha hecho, como algunas instituciones ya lo han abordado, a nivel de Gobierno, de Municipalidades, de Instituciones privadas, qué nos falta, por qué aún tenemos estos indicadores asociados al interés, al temor, a barreras autoimpuestas.
Este acompañamiento, el estar con los adultos mayores, no solamente debe ir asociado a un tema afectivo, también es importante que ingresen al nuevo mundo en que vivimos, donde la tecnología es algo cotidiano, más cuando por el confinamiento necesitamos estar unidos, distanciados, pero conectados. Por ello es una oportunidad para que los Ciberabuelos surjan y ocupen su sitial en la red.
Entre las ventajas de estar conectado podemos mencionar:
1. Se produce un aumento de la actividad psíquica y estimulación sensorial. Lo primordial, mantenernos y permanecer mentalmente activos.
2. Favorece la interacción social, en este distanciamiento social, y con Internet se puede, ya que es muy fácil conocer gente mediante las redes sociales compartiendo intereses comunes.
3. Posibilita mejorar la comunicación con los más jóvenes, al poder conversar sobre temas que ellos manejan con bastante facilidad. Ello permite reducir la brecha digital generacional, situación abordada mediante la campaña “Hablemos el mismo e-dioma” donde los colegios se convierten en actores principales propiciando que cada alumno lleve a un adulto mayor de su familia a capacitarse en el uso de Internet, celular y las redes sociales.
4. La cantidad y variedad de información disponible existente en la red es un atractivo interesante, permitiendo estar actualizado en varios temas y asimismo buscar intereses que se pueden compartir con otros usuarios (noticias, deportes, salud, estilo de vida).
5. Las posibilidades de distracción y entretención que ofrece Internet son diversas, lo cual ayuda a disminuir la soledad y tristeza en la que muchos adultos mayores se sumergen.
6. Se logra una comunicación rápida y sin fronteras con otras personas. Al existir problemas para salir de la casa es bastante útil estar comunicado mediante Internet.
Pero, para aprovechar estos beneficios de estar conectado, los adultos mayores deben derribar ciertas barreras, algunas autoimpuestas, lo que es el principal inconveniente y que si no son eliminadas, no los dejarán avanzar en el camino del aprendizaje.
Eva Rosado, una periodista española, identificó tres tipos de barreras, las cuales señalo y explico:
1. Barrera Mental: En lo referente a que muchos adultos mayores asocian el término “tecnología” con “complejidad”. Es el temor a algo nuevo, y ello debe modificarse desde su círculo familiar en primer lugar (allí se centra la campaña Hablemos el mismo e-dioma), y luego desde su entorno. Una forma adecuada es mostrarles que sus intereses existen y pueden ser potenciados a través de Internet, por ejemplo, a un abuelito que le gusta el deporte, puedes motivarlo mostrándole los videos exclusivos que se encuentran en la red, o a una abuelita que le gusta las manualidades, puedes exhibirle los videos donde podría aprender cosas nuevas, o en este confinamiento podrás acercarlos a sus nietos o familiares mediante las diferentes aplicaciones existentes, y así de a poco ir adentrándolos en este nuevo mundo, desconocido al principio, pero totalmente novedoso y atractivo. Ahora el punto es cambiar el término “complejidad” por “utilidad” y lógicamente “oportunidad”. (vean este video de la campaña Ciberabuelos que busca motivar y decir que se puede hacer)
2. Barrera Física: Los esfuerzos por insertar a la tercera edad a la sociedad de la información pueden no servir, si la industria no se compromete a realizar también un esfuerzo por adaptar la tecnología a los adultos mayores, ofreciéndoles dispositivos e interfases simples de utilizar y acordes a sus condiciones físicas. Suponga que ya el abuelito le perdió el miedo a Internet, a utilizar el computador, y accede a páginas web de su interés, pero que son demasiado complejas y con cero usabilidad para este segmento de la población que ha dado el paso para convertirse en ciberabuelos, el mejor ejemplo el uso del celular, donde la dificultad visual se agrega a una motriz al digitar. Aquí tampoco se trata de solidaridad de las empresas, es ofrecer tecnología a un mercado cada vez más creciente y por lo mismo muy apetecido.
3. Barrera económica: Una consulta, ¿Han visto el que las grandes tiendas hayan lanzado alguna campaña tecnológica orientada a la tercera edad? ¿Han visto en la televisión: Un 20% de descuento en los notebooks para los mayores de 50 años? No, y esto también es una barrera pues… ¿Creen que un abuelito podría pensar siquiera en comprarse un computador con la miseria de pensión que recibe? Pues claro que no, y es que el sector de la tercera edad dispone de recursos bastante ajustados como para adquirir estos dispositivos a precios normales y más aún costear una conexión a Internet que tampoco tiene planes para este segmento. Aquí el Gobierno puede ayudar subsidiando la compra de computadores para la tercera edad, y las empresas proveedoras de internet crear planes adecuados a sus ingresos, sin mencionar el acceso que puedan tener en telecentros, juntas de vecinos, bibliotecas o espacios públicos.
Debemos ayudar a romper estas barreras, no podemos permitir que la tercera edad se excluya de estos medios tecnológicos ni del acceso a ellos, especialmente en esta pandemia que vivimos. ¿Cómo empezar? Si tienes un adulto mayor en tu familia, enséñale, motívalo. Durante un encuentro que sostuve por el Día de Internet, el 17 de mayo, pude reunir a adultos mayores de Coquimbo y a estudiantes que forman la Academia escolar contra el Ciberbullying, en ese momento, más de 40 adultos mayores conversaron con cerca de 20 escolares, y compartieron vivencias en torno a la tecnología, y lamento decir que hubo muchos que pedían dentro de sus familias que les enseñaran, pero no los escuchaban, por favor, no hagamos que se vuelvan invisibles. Volviendo a cómo empezar, podemos crear una red de Cibervoluntarios (www.cibervoluntarios.cl) para subir videos, educar, llamar a los que necesiten y orientarlos en el uso de a veces cosas que nos parecen tan simples, pero la simpleza es entregar y apoyar lo que nosotros podamos saber, en definitiva, es hacer algo más.
Derribar estas barreras, especialmente mentales, es un cambio de vida para un adulto mayor, un ingreso al sexto continente, y en tiempos de pandemia, es una necesidad que debemos cubrir, y mejor aún si es cubierta por el deseo de ayudar, de ser inclusivos, de ser empáticos. Ante las crisis puede salir lo mejor y lo peor del ser humano, hagamos que salga lo mejor, y ello se transforme en un mundo más solidario, menos individualista, y lo primero es dar, especialmente a aquellos que ya hicieron su camino, ayudaron a otros a caminar por él, y que no deben por ningún motivo estar solos cuando las dificultades comienzan.