No sé si les ha pasado que muchas de sus vivencias son el resultado de las casualidades, de situaciones que ustedes no pensaron ni imaginaron, al igual que estar conectados a personas que sin ser amigos o familiares, se han transformado con el paso del tiempo en verdaderas figuras de confianza , a tal punto que con ellas pueden compartir lo que no pueden hacer con las demás.
Las conexiones neurobiológicas responden a causas que no siempre son reconocidas desde la ciencia, los seres humanos tenemos la capacidad de conectarnos con personas y con ninguna puede ser de  igual manera, de aquí nace la discusión de la relación que establecen los padres con sus hijos, no se trata de más o menos amor (eterna problemática adolescente), sólo es un tema de afinidad que se basa en este tipo de conexiones a las que hago alusión.
Reencontrarme con Viviana Tagle fue un verdadero agrado, nos conocimos en la universidad e intermitentemente nos hemos ido re-encontrando, y cada vez ha sido porque existía la necesidad de conversar y  de compartir lo que nos sucede, más que necesitar aconsejarnos , necesitábamos escucharnos , desde la emoción y no desde lo estrictamente racional…Viviana estaba como siempre, algo más mística y ocupada en llevar una vida equilibrada entre sus dos hijos adolescentes y todo lo demás (que no era poco), su risa atenuaba el tenor de las palabras que venían a configurar historias que  nos recordaban que el tiempo pasa y que nos obliga a mirar hacia delante de manera más práctica que   cuando éramos adolescentes .
Dentro de las conclusiones que sacamos, mientras llovía copiosamente, era que el mes de abril estaba siendo para muchos de nuestros  conocidos un mes difícil de sobrellevar, había un malestar generalizado por estar en el lado opuesto de la calle, teníamos cercanos que lo estaban pasando mal por diversos motivos y concluíamos, como en otras veces que la felicidad es estar tranquilo y vivir así. 
Hablamos de la falta de empatía que existía hoy, de las pseudo comunicaciones, de la soledad como principio de sobrevivencia, de la dicotomía de estar o no en pareja, del poder que posee el alcohol para dejar fluir emociones que son contenidas  y cómo muchas veces jugaban muy malas pasadas.
Fue un momento de confort que se agradece, ahora que el tiempo para conversar mirándose a la cara es cada vez más esquivo, no fue necesario hablar de los otros si no que de nosotros mismos, y esto hizo que un momento simple se convirtiera en un gran momento.
¿Cuáles son sus figuras de confianza? Si no las tiene, no las busque porque nacen de la casualidad.
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