El 7 de Octubre de 2016 se promulgó la Ley 20.960 que reconoce el derecho a votar de los chilenos que viven fuera del país. En el mundo las diferencias en los balotajes han sido mínimas, de modo que el voto de los ausentes puede ser determinante. Por eso los políticos están con los ojos puestos en tales chilenos. En especial la izquierda se ha hecho ilusiones respecto a ellos, imaginando que los adultos guardan rencor contra los militares chilenos y desean desquitarse por el mal momento vivido. Se calculan en 450.000 los chilenos que residen en el extranjero, concentrados sobre todo en tres países: Argentina, España y Estados Unidos. Pues bien, hay dos factores que hacen despertar el sueño. Primero, se ha detectado que muy pocos de ellos se han acercado a los consulados para registrar su residencia, por las distancias que hay que recorrer y el poco interés que tienen de participar en nuestros actos eleccionarios. Segundo, su modo de vida les impide tener una mirada certera de lo que está ocurriendo en Chile. Están informados de los hechos más llamativos que aparecen en la prensa internacional, pero no respiran el clima de tensión que vivimos a diario los que vivimos aquí en este país. No han sabido de las enromes expectativas creadas al acceder al poder por segunda vez la señora Bachelet, con una popularidad cercana al 80% y no sintieron cómo esa popularidad se iba a pique en forma violenta, por su mal gobierno, sus reformas improvisadas, la corrupción generalizada que manchó a políticos de todos los colores y hasta a miembros de su propia familia. Los lejanos no sienten en carne propia el estancamiento de la economía, el desmantelamiento de la enseñanza particular, las promesas incumplidas en salud, el quiebre de innumerables Pymes y el aumento de la delincuencia. Por tales motivos estamos en contra del voto de personas lejanas, por mucho que las queramos. Ellos pueden votar como quieran, pero las consecuencias las sufrimos nosotros, los que todavía luchamos aquí y amamos a la patria que tenemos a nuestro alrededor.
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