Cuando se escucha hablar del cambio climático y cómo está afectando a la vida del planeta- y por supuesto, a la de nuestra especie- creemos que ya no hay mucha novedad por parte de la comunidad científica: derretimiento de los polos, aumento del nivel del mar, cambios inusuales del clima en distintas regiones -como ver al desierto del Sahara cubierto de nieve en febrero, por ejemplo-, pero sabemos ¿cómo nos ha afectado la contaminación de los mares por plásticos? Según varios estudios, y como consigna el diario El País, existe una acumulación de residuos plásticos y de basura en el fondo marino que se calcula podría estar entre 4,8 a 12.7 millones de toneladas métricas; lo que acumulado en 40 años se habría multiplicado por 10. Toda esta contaminación afecta principalmente a la fauna marina. Un 86% afecta a tortugas, un 44% a aves costeras y un inquietante 43% a los mamíferos marinos.
En este sentido, diferentes estudios concluyen que la cantidad de residuos plásticos desechados en el mar provocan desde la acidificación de los océanos, lo que provoca la muerte de cientos de especies de corales, hasta que esté cambiando la composición biológica de las especies marinas.
¿Qué quiero decir con esto? Quiero decir que la contaminación está cambiando cómo se componen y forman los tejidos de las especies porque, según uno de los últimos estudios de la Universidad de Lund en Suecia, dice que los plásticos vertidos en el mar tienen la capacidad de volverse nano partículas (partículas microscópicas, indetectables para el ojo humano), las cuales al ser ingeridas por las especies marinas –que confunden los colores y texturas del plástico con los de su alimentación habitual- terminan en sus sistemas y no solo en el digestivo, sino que se encontró presencia de plástico hasta en el cerebro de los peces, lo que no se solucionaría con solo limpiar o lavar al animal antes de consumirlo.
De acuerdo a lo anterior, un estudio publicado en Global Change Biology, en donde un grupo de científicos analizó otras 112 investigaciones respecto a cómo afecta esta contaminación en tortugas, cetáceos y peces – tanto los pelágicos (los que habitan más en la superficie) como los bentónicos (son aquellos que habitan los fondos marinos). La conclusión es preocupante, ya que todos los estudios llegan al mismo resultado: en todas las especies estudiadas se encuentra la presencia de plásticos o derivados de esta misma sustancia.
La cantidad de plásticos vertidos en el mar que podemos ver y que sabemos afecta a estas especies (como los mamíferos marinos atrapados en redes de pesca) son solo los efectos más visibles, pero existe una cantidad de plástico que está siendo parte de la cadena alimentaria de las especies y en la que la especie humana también está involucrada al consumir productos del mar.
No se trata de generar un pánico colectivo o llamar a dejar de consumir pescados y mariscos, sino más bien es una llamada urgente a generar políticas que controlen este problema que va en un preocupante aumento. Debemos exigir a las autoridades que cambien los estándares en la manipulación de los residuos humanos y generar políticas públicas que cambien el modelo económico poco sustentable en el que estamos hoy en día, pero también cambiar nuestras propias costumbres a través de una educación medioambiental. Es decir, cambiar nuestra cultura y consciencia respecto a la cantidad de basura que generamos y por, sobre todo, la cantidad de plásticos de un solo uso que consumimos.
Cambiar nuestros hábitos hacia unos más amigables con el medio ambiente es una parte de cómo vamos a lograr frenar el cambio climático y la contaminación de mares, lagunas, ríos y playas. Tener una bolsa de tela para las compras, una botella reutilizable para llevar agua en vez de comprar una cada vez que necesitamos hidratarnos, aprender a reciclar y reutilizar nuestros residuos antes que botarlos con toda la basura que sale de nuestros hogares son parte de las acciones que podemos hacer.
Aunque no quiero decir que toda la responsabilidad es de los ciudadanos comunes, porque según un informe de la iniciativa “Break Free from Plastic”, las empresas que más contaminan los océanos con los plásticos de un solo uso son las multinacionales Pepsi, Coca Cola y Néstle. Entonces no solo depende de la voluntad personal, sino que también en cómo los gobiernos le ponen límites a las empresas para que no sigan contaminando uno de los recursos más vitales para la vida del planeta: el agua. De manera que para un buen tránsito que enfrente la crisis climática, también se enfrenta votando por proyectos que den viabilidad a un futuro esplendor.