Si bien no es un tema nuevo, sino que una problemática de larga data, la delincuencia hoy ha alcanzado una mayor preocupación en la vida cotidiana de los ciudadanos de la comuna de Coquimbo, es sumamente grave que, en menos de una semana, nuestro querido puerto haya sido testigo de dos homicidios tan violentos.

Lo que nos lleva a preguntarnos, ¿qué estamos haciendo mal?, una persona no es libre si no se siente segura. Y es responsabilidad de la autoridad en conjunto con los vecinos el darle la pelea a la delincuencia para no tener que lamentar más tragedias como las vividas esta semana.

Si analizamos un poco los lugares en que acontecieron éstos crímenes, existen ciertas semejanzas, por ejemplo, la ausencia de cámaras de seguridad ciudadana, o el escaso tránsito de carabineros. Necesitamos ya, un programa de patrullaje preventivo continuo y no sólo en época turística, así como también calles más iluminadas y con presencia de cámaras de seguridad.

Igualmente creemos importante que la comunidad sepa cómo es posible contribuir a la prevención de los delitos. El Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas plantea que “hay indicios claros de que las estrategias de prevención del delito bien planificadas no solo previenen el delito y la victimización, sino que también promueven la seguridad de la comunidad y contribuyen al desarrollo sostenible de los países.  Las políticas responsables y eficaces de prevención del delito mejoran la calidad de vida de todos los ciudadanos.  Producen beneficios a largo plazo al reducir los costos relacionados con el sistema formal de justicia penal, así como otros costos sociales resultantes de la delincuencia”. Y para ello es urgente hacer tres cosas:

  1. Un diagnóstico de los peligros de cada sector en conjunto entre los vecinos, municipalidades, redes de seguridad ciudadana y carabineros.
  2. Diseño de un plan de acción que se traduzca en vigilancia patrullada, control de accesos y salidas de un sector a otro, reforzamiento policial territorial, Mantención y cuidado de los espacios comunes y participación comunitaria.
  3. Por último, algo muy importante, impulsar y fortalecer una cultura de la prevención en los colegios, enseñarles a nuestros niños como cuidarse a sí mismos y a los demás. E incentivar la colaboración entre las autoridades y las organizaciones de la sociedad civil en la prevención de la violencia y la delincuencia en los espacios educativos.
X