Sequía, desertificación y una demanda que aumenta a niveles exponenciales son parte del escenario al que se enfrenta la agricultura en la actualidad. Con una población mundial que se espera llegue a los 9.700 millones de habitantes al 2050 –de acuerdo a la ONU–, la industria ve en herramientas tecnológicas como el Internet de las Cosas (IoT) la posibilidad de impulsar cultivos más productivos, rentables y sostenibles. En Claro Empresas, y de la mano de América Móvil, llevamos un par de año trabajando para impulsar la digitalización en el sector agrícola.
Es así como hemos sido testigos de cómo regiones como Coquimbo, Valparaíso y O’Higgins han sido azotadas por la escasez hídrica, incluso convirtiéndolas en zonas de emergencia agrícola. Y es, precisamente, en escenarios como estos que el monitoreo, análisis de datos y modelos predictivos pueden significar que un predio consiga una producción efectiva. Se trata de la 'era de los campos conectados', que parece acercarse con mayor fuerza. Incluso, algunos hablan del concepto 'agricultor de datos', dada la cantidad de variables que se pueden medir para optimizar la producción.
Por ejemplo, solo a nivel de cultivo se puede cruzar información proveniente de los sistemas de riego, análisis climático, observaciones del campo, análisis de suelo (textura, ph, % de materia orgánica y nutrientes, entre otros), monitoreo de plagas, e imágenes tomadas por drones o satélites que permiten una toma de decisiones más efectiva. A pesar del impacto productivo que puede representar la adopción de tecnologías como éstas, no solo se trata de una colateralidad financiera, sino que también medioambiental. Por ejemplo, en los últimos diez años, la tasa de mortalidad de las abejas en Chile es de 50% dado, principalmente, por las plagas, cambio climático, expansión de monocultivos y presencia de pesticidas.
Sin ir más lejos, de acuerdo a cifras de la FAO, más del 75% de los cultivos en el mundo dependen –en cierta medida– de la polinización para obtener rendimiento y calidad. Pero, ¿qué puede hacer el IoT por contrarrestar esta situación? A nivel local, hay iniciativas como Beewaze, que permite a los apicultores conocer con exactitud las condiciones de sus colmenas, entregando señales sobre qué acciones tomar frente a cambios bruscos del clima.
De hecho, en paltos y almendros, esta tecnología ha permitido aumentar la producción en un 100%, además de robustecer la población de abejas. Con estimaciones que señalan que la producción de alimentos debe aumentar al menos un 60% para hacer frente a la demanda que habrá en 2050, hace sentido pensar que la decisión de apostar por una agricultura inteligente, que aplique nuevas tecnologías como aliada estratégica, debe ser tomada ahora. Sin duda, vale la pena si lo que buscamos es garantizar una agricultura más productiva, resiliente y compatible con el medioambiente.