Señor Director:

Mauricio Rojas Mullor, ex integrante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), ex miembro del Parlamento Sueco, ex director de Contenidos y Estrategias de la actual Presidencia y ex ministro de las Culturas, de las Artes y el Patrimonio, último cargo en el que duró solo un fin de semana -hace un tiempo atrás- en el programa de televisión “Camilo” de CNN Español manifestó lo siguiente: “…tendrían que ver el Chile de hoy donde están renaciendo todas estas tendencias que parecen no haber aprendido nada ni olvidado nada del pasado. En Chile hay que luchar fuertemente para restaurar la memoria y para también crear una esperanza…” A continuación, al referirse sobre el Museo de la Memoria, expresó, “…. es algo para que la gente no piense, para atontarte. No hay ninguna explicación de cómo se llegó a donde llegamos. Es una forma de crearte un verdadero trauma. Es un museo de la izquierda para contar una versión falsa de la historia de Chile porque oculta esa parte importante, cómo llegamos a odiarnos de tal manera...”.

Finalmente, Rojas manifiesta que a la izquierda chilena le falta un acto de arrepentimiento en el cual se deben desprender de su capital político, reconociendo que propiciaron y crearon el camino por el cual transitaron los tanques. Termina su idea con la siguiente frase, “...decir eso, que bien le haría a Chile, que bien le haría a la juventud chilena que ha nacido con este cuento…”

Palabras y expresiones que no fueron aceptadas por quienes son el mayor grupo de presión del país y además tienen el verdadero poder político, la izquierda de Chile.

Si ser político y ser Presidente de Chile, significa no responder a quienes lo eligieron y menos a sus propios ministros (ni hablar de los ex uniformados de quien se ha burlado varias veces) entonces, no hay nada más que hacer. De seguir así, no cabe ninguna duda que el próximo gobierno será de izquierda.

Hagamos fuerza para que este presidente no siga quemando a sus ministros, donde al final del día, el único que se salva es él. ¿Quién seguirá después? Así como están las confianzas, podría ser el ministro de Hacienda o el flamante ministro de Desarrollo Social. No me extrañaría que algún otro ministro dejara el cargo voluntariamente. Con esa lealtad -que también es exigible, de arriba hacia abajo- es difícil, “entre reto y reto”, mantenerse en La Moneda. Un poco de dignidad, por favor.

En cuanto al ex ministro Rojas, si dependiera solo de los que aman a Chile, mañana mismo les estarían construyendo una estatua en la plaza de la Constitución. No por su categoría de ex MIR, sino por su nobleza y valentía para reconocer la gran deuda histórica que tiene la izquierda de Chile.

Esa izquierda que antes de septiembre de 1973, durante el gobierno de Allende y también durante el Gobierno de Frei, llamó a la lucha armada, auspició los grupos paramilitares, las tomas y expropiación de empresas y fundos, el asesinato de decenas de carabineros y del ex ministro Edmundo Pérez Zujovic. Esa izquierda que recibió por 23 días a Fidel Castro y sus revolucionarios. La que ingresó toneladas de armas a través de “bultos” destinados a la Embajada de Cuba. La misma, que en palabras del Presidente Allende, le prometió armas al pueblo. Una izquierda que formó y organizó los cordones industriales para “barrer con el barrio alto” y que vociferaba en sus violentas manifestaciones, ¡los momios al paredón y las viejas al colchón! La que llamó a los suboficiales de las Fuerzas Armadas a desobedecer a sus mandos.

 

Christian Slater Escanilla.

Coronel en retiro del Ejército de Chile.

 

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Imagen de Christian Slater Escanilla

Señor Director:

En septiembre de 1973, la Cámara de Diputados del Congreso de Chile, declaró la inconstitucionalidad del Gobierno de Salvador Guillermo Allende Gossens. Esto fue ampliamente apoyado por la Democracia Cristiana, los Partidos de Derecha y gran parte de la sociedad.

Ante esta situación, las Fuerzas Armadas y Carabineros, junto a una decena de Ministros uniformados, designados por el propio Presidente Allende, no aceptaron la amenazante Carta del Congreso, produciéndose, el 11 de septiembre del año mencionado, un Auto Golpe Militar en apoyo al Presidente de Chile.

En respuesta a la lealtad del mundo castrense, Allende aumentó la cantidad de Ministros Militares. A varios Coroneles y Capitanes de Navíos los designó como subsecretarios en diferentes carteras ministeriales y, a casi todos los Generales y Almirantes, los puso a la cabeza de las Empresas Estatales o en diferentes Directorios. Los que no cumplían con las expectativas revolucionarias, rápidamente fueron reemplazados por otros.

Los líderes de la derecha y de la oposición al Gobierno de Allende, fueron relegados a diferentes territorios insulares y se establecieron Consejos de Guerra para juzgar a los Contra Revolucionarios. El Comandante en Jefe del Ejército asumió la Vice Presidencia del País. El Congreso fue disuelto y en su reemplazo asumió una Junta Militar del “Nuevo Ejército Popular”.

En el 4to. año de Gobierno, Allende llamó a la reelección. Con el apoyo y control de las “Fuerzas Armadas Populares”, fue reelegido por un nuevo período. En ese instante, algunos grupos de la extrema derecha ingresaron a la clandestinidad, siendo duramente perseguidos y reprimidos por los Agentes del Estado Popular de Chile. Otros se asilaron en diferentes embajadas.

Se cambió el lema del Escudo Nacional, por “Revolución o Muerte” y se rescató la estrofa de nuestro himno nacional, esa que dice: “Vuestros nombres valientes soldados que habéis sido de Chile el sostén…”. Chile se convirtió en un Estado Socialista, donde sus “Fuerzas Armadas Populares” lo controlan todo.

Nunca más una familia pudo tener una segunda propiedad. Desaparecieron las estancias, los fundos y las parcelas de agrado. Los Malls se cerraron construyéndose, en su reemplazo, viviendas sociales. Todo fue expropiado, dividido y entregado al pueblo.

 

Se unificaron los sueldos y se estatizaron los canales de televisión. Otros se clausuraron por imperialistas y anti revolucionarios. Los directores de los medios de comunicación de oposición, en menos de un año, fueron detenidos y nunca más se supo de ellos.

Se crearon los “Tribunales Populares de Defensoría del Pueblo” y se persiguió a todos los que se opusieran a la “Revolución Popular”. Las iglesias fueron clausuradas y se instalaron centros de atención para los más necesitados o se transformaron en hostales para las juventudes comunistas. La prensa imperialista fue obligada a vender sus derechos al Estado y se instauró la Educación Nacional Unificada, para aprender más sobre Cuba, la Unión Soviética, las bondades del marxismo, el socialismo y el comunismo.

Hoy, en Chile, casi nadie trabaja. No es necesario, todo está subvencionado por el Estado. Se establecieron las Juntas de Abastecimiento, el Control de Precios y los “Almacenes Populares”, lo que permite – hasta hoy –  dar de comer al pueblo y satisfacer sus necesidades básicas. Se establecieron centros recreacionales solo para turistas extranjeros, cuyo ingreso es controlado por el Estado. Esto, en Vichuquén, Las Tacas, Pucón, Lago Llanquihue, Puerto Varas, Zapallar, Cachagua y Chiloé. Caburgua, se convirtió en un gran Centro Recreacional para los que trabajan directamente en el Gobierno. El resto de las áreas turísticas de Chile quedaron abiertas, exclusivamente, para aquellos ciudadanos inscritos en el “Partido Revolucionario del Pueblo”.

Las “Fuerzas Armadas Populares de Chile”, actualmente, gozan de un gran apoyo ciudadano y viven en barrios privilegiados de las principales ciudades del País. Se caracterizan por su compromiso con la revolución socialista y sus largos viajes e intercambios profesionales con Cuba, Venezuela, Ecuador, Corea del Norte, la actual Rusia y últimamente China. Sus hijos pueden estudiar en Europa, como también, entrar y salir del País, sin ningún tipo de restricciones. Nunca se les ha perseguido y menos juzgado o encarcelado, salvo, claro está, aquellos que han abandonado los principios revolucionarios. En general se sienten muy tranquilos con su futuro. Saben que, si algún día llega a gobernar la derecha, no tendrán ningún problema. A la izquierda y sus atrocidades siempre se les perdona. El “Síndrome de Estocolmo”, los favorece a ellos.

Los principales líderes – civiles y militares – de esta Revolución Popular, a su muerte, han sido inmortalizados en impresionantes monumentos frente a la Plaza de la Revolución (ex Plaza de la Constitución). Al mismo tiempo, en las unidades del Ejército, de la Fuerza Aérea y de la Armada, se dispuso rescatar la figura del Coronel Marmaduke Grove Vallejo, como reconocimiento a sus acciones, en 1932, para proclamar la República Socialista y posteriormente, en 1933, su apoyo en la creación del Partido Socialista de Chile.

Por otra parte, las cárceles se encuentran atestadas de ex integrantes de Renovación Nacional y de la Unión Demócrata Independiente. También se han creado cárceles de exterminio, donde a los imperialistas de la extrema derecha se les ha privado de sus Derechos Humanos, para dejarlos morir encadenados a sus catres de enfermos terminales. Todo, pese a las súplicas y el sufrimiento de sus familias; principalmente, hijos y nietos que nada han podido hacer por ellos. La pena de muerte no existe, pero estos encarcelamientos son una forma de disfrazar la persecución, el odio y la venganza contra la derecha y, en especial, la derecha económica, que tanto daño le hizo al pueblo.

El Partido de la Democracia Cristiana, se cambió el nombre y hoy se llama Democracia Revolucionaria, siendo grandes aliados con los Socialistas y los Comunistas. Actualmente son los principales impulsores para otorgar a Bolivia una salida soberana al mar y también, para entregar los campos de Hielo Sur a Argentina. Total “unos metros más o unos metros menos” en nada le afectan a Chile.

En el País no existe la iniciativa privada, todo lo controla el Estado. El cobre, cada día más escaso, sigue siendo el único sustento de la economía. La sociedad, se ha acostumbrado a vivir con poco. Se conforman con un techo y algo para comer. Con la “Canasta Familiar”, que les entrega el Estado, es suficiente. No tienen mayores expectativas. Es el Chile de hoy. No tiene para qué ser peor….ni mejor tampoco. Ya nos acostumbramos a que el Estado sea nuestro sostenedor.

Allende, que en paz descanse, ya no gobierna Chile. Su familia y amigos se han encargado de mantener el poder. Algo que no ha sido fácil, pero con fantásticos actos circenses, juegos de luces, muñecas gigantes y multimillonarios créditos obtenidos en lejanos países, el pueblo embobado, se conforma con vivir el día a día, el ahora, sin pensar en su futuro y menos, en el de la familia o del País. Esos conceptos ya no existen. Hoy, “Familia y País”, es cualquier cosa.

Estimados lectores, este relato – aunque tiene partes que no superan la realidad – es sólo una ficción de una mente acorralada por los acontecimientos actuales. Un relato recomendado solo para aquellos que han superado los 60 años. Los más jóvenes, jamás lo entenderán y nunca creerán que, esta narración, con una simple orden ¡a la izquier!, pudo haber sido cierta.

 

 

Christian Slater Escanilla

Coronel (R).

Magister en Inteligencia y Planificación Estratégica.

 

 

 

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