Hace un tiempo la hermosa Scarlett Johansson nunca imaginó que sus imágenes íntimas captadas a través del celular estarían luego circulando por Internet. Ni otras actrices y cantantes famosas tampoco sospecharon que eran víctimas de un nuevo delito informático.
Sabemos que las fotografías e información privada de las celebridades son altamente valoradas por ciertos medios de prensa, o en casos extremos son motivo de extorsiones o peor aún, son difundidas libremente por Internet.
Hace años, el 2010 comenzó lo que podría ser el título de una superproducción de Hollywood, la “Operación Hackerazzi”, realizada por el FBI y destinada a descubrir al Cibercriminal oculto tras la sustracción de fotografías de las celebridades, vulnerando e ingresando a sus dispositivos electrónicos y correos.
En aquella oportunidad se detuvo al “Hackerazzi” responsable de esta intrusión y robo de información, pero este delito informático va en aumento.
La palabra Hackerazzi nace de la unión de los términos Hacker y Paparazzi, y siendo que aún no hay un concepto formal, puedo definirlo como: “Infiltración de dispositivos o cuentas de correos electrónicos mediante técnicas informáticas avanzadas para sustraer, sin consentimiento, información privada (especialmente fotografías) de celebridades con el objetivo de extorsionar, vender o difundir, preferente utilizando Internet para este último objetivo”
Aquí vemos una variante del Hacker (el término correcto es Cracker, pero es complicado adoptar este concepto cuando el cine, los medios y las personas han asimilado que el Hacker es el criminal, por decirlo así), que ya no se preocupa de obtener contraseñas para apropiarse de fondos de cuentas bancarias, o dañar sistemas de empresas, sino que ya ingresa al mundo de las “estrellas” para obtener información sensible que le permita hacer lucrativa su habilidad, o incluso solamente lo hacen por “darse el gusto” y diseminan lo obtenido por la Red, gratis.
Además que las celebridades no se preocupan del resguardo de sus archivos y de la seguridad de los datos, una fotografía comprometedora puede perfectamente estar almacenada en su disco duro, totalmente accesible, o estar adjunta a un correo que espera ser capturado, o ser la imagen que olvidó borrar de su celular.
Ahora, esto da cabida a que algunos personajes de nuestra pobre farándula aprovechen de promocionarse aduciendo que le robaron información y luego la difundieron. No me extrañaría ver a alguien declarando que fue víctima de un Hackerazzi, todo es posible, más cuando nuestras celebridades deben autopromocionarse y estar vigentes en base a escándalos.
Volviendo a la seriedad que implica este delito informático, es necesario resaltar que esto no sucede solamente con los famosos o famosas, si se sacó una fotografía que desea mantener privada, mejor le aconsejo que la borre, independientemente del dispositivo donde la guardó, no piense que un Hackerazzi va a ir tras de usted para sustraer sus archivos, no, pero si le roban su notebook o su celular, posiblemente esas fotografías, en un tiempo más, quizás estén circulando por Internet.