El Presidente Evo Morales y su gobierno nos sacan de quicio. No dejan pasar ocasión sin insultarnos o dejarnos mal parados frente a la opinión pública mundial. Ahora último, luego de violaciones de la frontera cometidas tanto por bolivianos como por chilenos, han montado una inteligente campaña que los hace aparecer, una vez más, como víctimas y a nosotros como victimarios. Los chilenos somos “los prepotentes, soberbios, violentos, los israelitas de Latinoamérica, ladrones de territorios, costas y ríos ajenos”, La respuesta chilena, tanto de la Presidenta como del Ministro de RR.EE, siempre ha sido demasiado blanda. Los carabineros apresados allá fueron bien tratados y liberados prontamente, lo reconocemos. Y los 9 bolivianos apresados aquí estuvieron tres meses encarcelados, sometidos a proceso y luego liberados. Pero hay diferencias: los carabineros allá no cometieron delitos, fuera de haberse pasado de la línea fronteriza, mientras que los bolivianos se hicieron culpables de porte ilegal de armas, robo con intimidación y violencia, e intento de contrabando. Recordemos que ellos asaltaron a tres camiones chilenos en territorio chileno, se apoderaron de uno y dejaron abandonado al chofer chileno en medio del desierto. Cuando iban a cruzar la frontera fueron apresados por nuestra policía. En los meses posteriores vivieron en buenas condiciones, tuvieron defensa legal y pudieron recibir visitas (familiares, Cruz Roja, autoridades bolivianas). La verdad histórica es que en 1904, 20 años después de la guerra, Chile y Bolivia firmaron en la ciudad de La Paz un Tratado de Paz y Amistad, por el cual se traspasaba a Chile el dominio absoluto y perpetuo del territorio correspondiente a la actual Región de Antofagasta. Chile se comprometió a construir un ferrocarril Arica- La Paz y a asegurar un libre tránsito comercial entre Bolivia y los puertos del Pacífico, con aduanas propias en Antofagasta y Arica. Además, en 1975, Chile ofreció una salida al mar por el extremo norte, oferta que fue rechazada por Perú y Bolivia. Esos 850 Km. de frontera son difíciles de percibir y vigilar. Para evitar futuros choques, proponemos que se construya un muro, suficientemente fuerte para detener a vehículos y maleantes, y suficientemente bajo para tendernos la mano por encima de él.-
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