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PDI
Conflictos familiares y personales terminaron con resultados mortales durante la jornada de jueves, tanto en la Parte Alta como en el sector de Tierras Blancas. En ese contexto, sociólogo se sumerge y analiza el porqué el valor de la vida ha ido perdiendo trascendencia ante diferentes circunstancias.

Dos hechos de sangre registrados la tarde de este jueves, impactaron a los habitantes de la comuna de Coquimbo y ponen sobre la mesa la preocupación por la seguridad en la zona. Los hechos tuvieron lugar tanto en la Parte Alta de la comuna puerto como el sector de Tierras Blancas, donde dos situaciones conflictivas tuvieron un desenlace fatal.

El primero de ellos se reportó pasadas las 13:30 horas de dicha jornada, cuando personal policial constató el fallecimiento de Matías Aguirre Codoceo, de 19 años, quien perdió la vida a causa de un ataque con arma blanca propinado por un primo. Horas después, el victimario, B.I.B.S, de 21 años, decidió entregarse a las autoridades y en horas de la mañana de ayer fue trasladado desde el cuartel de la PDI en Coquimbo al Juzgado de Garantía local.

El subprefecto Claudio Alarcón, jefe de la BH La Serena, detalló que “al reconocimiento del cuerpo, éste presentaba dos heridas cortantes en la región anterior, lo que le produjo la muerte. Según se pudo investigar, se produjo una discusión entre ambas personas todo a razón de la disputa de un celular. El imputado no tiene antecedentes anteriores”.

Cabe destacar que el fiscal (s) Armin Staub solicitó al juez de Garantía extender por tres días más la detención del imputado involucrado en este homicidio, mientras se espera la autopsia del Servicio Médico Legal más otras pericias de la Policía de Investigaciones. La formalización se realizará el próximo lunes.

Otro hecho de sangre  



Un nuevo homicidio enlutó a la comuna puerto durante la tarde del jueves en el sector de Tierras Blancas, en calle Octavio Paz. A las 16:45 horas se constató el deceso de un sujeto de sexo masculino, de 31 años de edad, producto de dos impactos de bala en su cabeza. El hecho, además, habría ocurrido en presencia de una hija de la víctima.

Paralelamente, continúan las investigaciones por parte de la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones.

Al respecto, el subprefecto Claudio Alracón agregó que “habría llegado un sujeto hasta la vivienda y posteriormente vecinos escucharon dos detonaciones al interior del inmueble. Además, notaron la salida de personas que aparentemente no vivían en el pasaje donde ocurrieron los hechos. Estamos en pleno proceso de levantamiento de información y se está investigando la arista de algún tipo de robo de especies”, aseguró el jefe de la Brigada de Homicidios ante estos crímenes.



Ya no hay respeto 



Estos hechos, así como la muerte del conductor de aplicaciones, Héctor Saavedra, que impactó a la opinión pública, dejan en evidencia que los autores actuaron con sangre fría, modus operandis que se está haciendo -lamentablemente- cada vez más recurrente. Llama la atención, además, la participación de menores de edad y personas jóvenes.

El sociólogo Juan Rojas, autor del libro “Brevísimas voces en Contingencia”, que relata lo acontecido durante la revuelta de 2019 en La Serena, analizó las condiciones y circunstancias de formas de dirimir tan violentas y marcadas por el ensañamiento.

“Nuestra sociedad, y la sociología así lo plantea, a pesar de estos peak de delincuencia no podría retrotraerse hacia un estado de barbarie. Pero, de todas maneras, deja al desnudo que las instituciones están en crisis, y la más básica es la familia, que sustenta la sociedad. Creo que se necesita fortalecerla y entenderla, ya que hay una nula figura paterna y muchas veces, son las abuelas quienes juegan un rol protagónico”, aseguró el profesional.

Rojas acotó que “según los últimos estudios de la Cepal, las familias no solamente se están empobreciendo, además se ha estado perdiendo la figura de la cohesión social y se está respondiendo sólo con cohersión”.

A su vez, Juan Rojas señaló que el ciudadano común y corriente, ante este escenario, se siente desesperanzado. “Ocurre que la sociedad no busca un ciudadano ilustrado, coherente y correcto. Lo que se está modelando es un ciudadano anómico y fuera de la ley, lo que -pienso- está influyendo en la conformación de personas que tienen esa escala de valores por delante. Así, los límites de la delincuencia se han corrido, y si la señal que se da es que un delincuente puede llegar y pagar $50 millones a la Clínica Las Condes para ser atendido, sin importar de donde procede este dinero, estamos sentando un horrible precedente”, señaló. 

En ese sentido agregó que “en este país no estábamos acostumbrados a ver secuestros, por ejemplo”. 

“Tenemos que apuntar hacia un problema que, considero, es estructural. Entonces, miramos con cierta suspicacia los hechos y las autoridades también. Nadie hace nada y las cosas siguen tal cual. Por eso es que se debería apostar a salidas institucionales, pero como están en crisis, eso se dificulta más”, argumentó.

Entonces, ¿Cómo salir de esta verdadera ola del crimen y falta de humanidad? Para Juan Rojas, esto se logra “con mayor trabajo, con mayor información, con autoridades que se vuelquen hacia las juntas de vecinos. Esto es importante, porque en la búsqueda del conductor de aplicación (Héctor Saavedra) se organizaron los compañeros y ayer, en el centro de Coquimbo, fueron las personas las que impidieron que un joven robara $1 millón de una tienda. ¿Y dónde está la policía, la inteligencia? ¿No hay recursos o no quieren hacer el trabajo?”, cuestionó el sociólogo.

 

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