Crédito fotografía: 
Alejandro Pizarro Ubilla
De acuerdo a la información proporcionada por Gendarmería, se trata de un interno proveniente desde Antofagasta y que se encuentra cumpliendo una pena de siete años. Los hechos son recurrentes.

En horas de la mañana de ayer, diario El Día recibió la información de que al interior del penal de Huachalalume, en la cárcel de La Serena, se produjo una riña en la que uno de los internos habría resultado con lesiones de consideración, debido a heridas cortantes en la zona torácica.

Si bien no había certeza absoluta de su estado de salud, se especuló que habría sido trasladado hasta el Hospital de La Serena en un ambulancia.

Frente al hecho, y la incertidumbre del estado del interno y la identidad de quien se trataba, conversamos con el director regional de Gendarmería, Rubén Pérez, quien tras realizar las consultas respectivas al penal de la comuna de La Serena, confirmó la veracidad de estos hechos y sus detalles.

En ese contexto, Pérez ratificó que “se trata del interno José Gallegos San Martín, de 33 años, habitante del modulo 41, quien al momento del desencierro fue lesionado por sus pares por medio de una herida torácica penetrante en el sector izquierdo”. 

Cabe destacar que el individuo llegó al complejo penitenciario de Huachalalume en junio de este año proveniente de Antofagasta, está condenado a siete años y cumple su condena en octubre del año 2024.

Tras recibir estas lesiones fue trasladado hasta el Hospital de La Serena, por el mismo personal del centro penitenciario. Pero no presentaba riesgo vital.

Asimismo, el director regional de Gendarmería aseguró a El Día que “una vez ocurridos los hechos, se procedió a una intervención inmediata del módulo con allanamiento extraordinario y se logró por medio de imágenes individualizar a los responsables. Estos hechos fueron denunciados ante el Ministerio Público y se está tomando contacto con los familias de afectado, para informarles de los sucedido”.

Nuevos códigos



En la actualidad, los códigos al interior de las cárceles habrían cambiado, ya que anteriormente peleaban uno a uno, medían sus cuchillas y se enfrentaban en igualdad de condiciones. Esto, en el marco de las “formas” en las que actúan los delincuentes privados de libertad.

Sin embargo, en el actual escenario, la realidad es completamente distinta, ya que los internos operan bajo otras modalidades. 

“Hoy, lamentablemente se atacan a mansalva y a traición. Generalmente, cuando se producen estos ataques comprometen órganos vitales. Por lo tanto, no podrían calificarse como actos de amedrentamiento, sino que buscan generar heridas que sean letales y terminen con la vida del interno en cuestión”, señaló el director regional de Gendarmería.

Sin embargo, la autoridad aseguró que “sin el ánimo de desdramatizar, estos hechos son habituales.Huachalalume un establecimiento grande, el principal núcleo urbano de la región y concentra una diversidad de sujetos provenientes de diferentes puntos del país”, insistió.

Por otra parte, cuando se producen este tipo de riñas, inmediatamente se ejecutan maniobras de reanimación si es necesario, pero no fue el caso de este hecho, según indicó Rubén Pérez.

“Tenemos un equipo de salud al interior de Huachalalume. No es como en las cárceles pequeñas, que tienen precariedades en cuanto al personal de salud”, afirmó.

Cabe destacar que muchas de estas situaciones estarían relacionadas con la llegada de una importante población penal desde ciudades como Valparaíso, Santiago y Concepción. En ese contexto, la lucha por el poder al interior de las cárceles y por ocupar espacios de privilegio termina en riñas que, muchas veces, finalizan con lamentables desenlaces.

Realidad con la que conviven 



El dirigente de suboficiales de Gendarmería, Freddy García, en conversación con diario El Día, aseguró que “el módulo 41, donde ocurrieron estos hechos, se caracteriza por tener una población mayoritariamente proveniente desde Santiago y de alto compromiso delictual. Por tanto, no es de extrañar que estas situaciones ocurran. Lamentablemente, es parte del sistema penitenciario”, acotó.

A su juicio, la gran problemática “no sólo tiene que ver con la llegada de internos desde otros lados, sino por todo un problema de historialidad, consumo de drogas o por problemas de la vida delictual, tanto por arrastre o de la calle. Se trata de situaciones que no son nuevas, con altos patrones delictuales y altos niveles de agresividad. Los problemas internos son constantes y cada vez mayores, y al no contar con muchas herramientas administrativas, dado que los tribunales son cada vez más garantistas, esas decisiones hacen que el sistema caiga en situaciones de descontrol. No porque Gendarmería deje de efectuar su labor o su trabajo, sino porque las herramientas administrativas que poseemos son muy débiles”, aseguró.

Además, señaló que muchas de las causas de agresiones que tienen lugar al interior de las cárceles quedan archivadas en el Ministerio Público. 

“Así es como esta situación adquiere características de un círculo vicioso, del cual lamentablemente es difícil salir. Nosotros vivimos diariamente con situaciones de este tipo, y la gran mayoría no salen a la luz pública. Es la forma que tienen los internos de manifestar su supremacía; no hay que olvidar que estamos sumergidos en una subcultura y sus cánones de comportamiento son completamente anormales”, concluyó el dirigente.

 

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