Un terremoto que se percibió en 14 de las 15 comunas de la Región de Coquimbo y que dejó a más de 17 mil familias afectadas y cerca de 14 mil viviendas con daños estructurales de leves a no reparables. Cifras que demuestran un proceso de reconstrucción complejo y que sumado a la dispersión geográfica y al alto número de afectados en zonas rurales, lo hacen aún más difícil.

Tarjetas para compras de materiales, subsidios de mejoramiento y reparación han sido parte de las soluciones que se han implementado para reconstruir las viviendas afectadas, en un proceso que para las autoridades y en algunos sectores, ha avanzado rápidamente, mientras que en otros aún espera.

Graciela Cuello, presidenta de la junta de vecinos  de Colliguay Alto  en la comuna de Monte Patria, relata que en su localidad más de 80 viviendas presentan algún tipo de daño, de las cuales la mayoría no ha recibido ningún tipo de reparación. La mayoría de sus habitantes son adultos mayores, quienes por sus propios medios no han podido  mejorar sus viviendas, pero que gracias al apoyo de varios dirigentes sociales, organizaron el comité de vivienda de Tulahuén-Río Mostazal que ha permitido desarrollar diversas gestiones para avanzar en la reconstrucción.

“Mi casa  presentó daños leves y con la tarjeta compré los materiales y mi marido hizo las reparaciones, pero acá no todos tienen la suerte mía y hay muchas casas grado 3(Daños moderados) y grado 4 (Daños mayores) que aún no son arregladas y las familias viven bajo el peligro de que las murallas puedan caer. Además hay dos casas grado 5, que no se pueden reparar y que aún no son demolidas. Pero acá todo lo hemos hecho solos, insistiendo y tratando de generar reuniones para que se puedan ir solucionando las cosas”, señala Graciela.

Recorriendo las calles de Colliguay se pueden apreciar viviendas de más de cien años de antigüedad, todas de adobe, las cuales al mirar su fachada parecieran estar en perfecta conservación, pero que al ingresar, tienen sus muros fisurados o destruidos y están evidentemente inhabitables. Una de ellas es la casa de  Orlando Argandoña, de 86 años, quien al recibirnos está sentado en su cama viendo televisión.  Tras el terremoto, cayó entre los escombros de su vivienda y se fracturó la cadera, por lo cual permanece mucho tiempo inmóvil, lo que además no le permitió usar la solución habitacional de emergencia instalada en el patio de su casa, que se encuentra alejada del baño y la cocina.

Don Orlando observa y con su voz profunda  señala: “Usted vienen como todos a ver no más, si hay que decir la verdad, aquí aún no han hecho nada y ya estamos aburridos de esperar”.

Su hermana Inés Argandoña  relata que ya varias personas han ido a visitarla, pero aún no se ejecutan obras de reparaciones, porque muchas veces con la tarjeta alcanzan a comprar materiales, pero los maestros cobran el mismo costo de los materiales. “Yo creo que este proceso se ha demorado demasiado en el análisis, porque ha venido mucha gente, desde secretarias, hasta encargados de reconstrucción pero nunca ha venido alguien a decirnos lo que debemos hacer específicamente en esta casa. Hay mucha burocracia”, agrega Inés.

Al seguir avanzando por la calle principal de este sector del valle del Limarí se encuentra la casa de la señora Flora Castillo (78 años) quien  vive con su hijo Fernando Muñoz (60 años), no vidente de nacimiento. Ambos estaban atendiendo el pequeño almacén del sector cuando ocurrió el terremoto y pensaron que no saldrían vivos. Flora muestra las murallas agrietadas de su habitación y la de su hijo; viven bajo el temor de que una réplica les destruya su hogar, pero no tienen otro lugar donde vivir.

“Aquí estamos esperando, yo les he dicho a los niños que han venido a visitar, que si quieren me arreglan, pero si no vienen, no importa. Yo no quiero salir de aquí, esta es mi casa y aquí he logrado todo lo que tengo”, señala con una mezcla entre resignación y congoja la señora Flora.

AVANCES EN RECONSTRUCCIÓN. Cerca de 50 mil millones de pesos dispuso el Gobierno para invertir en el proceso de emergencia y reconstrucción.  Respecto a viviendas, las soluciones ofrecidas se clasificaron en cinco tipos, de acuerdo al tipo de daño  de los hogares y además se consideró el apoyo de prestadores de servicios, asistencia técnica, empresas constructoras y proveedores locales. Se sumó también el Consejo de Monumentos Nacionales,  ya que muchas viviendas afectadas se encontraban en zonas típicas o presentaban un alto valor patrimonial.

Es el Servicio de Vivienda y Urbanismo (Serviu) quien lidera este proceso de reconstrucción y entre sus avances se encuentra el apoyo a 3.621 las personas a nivel regional al 30 de julio  por más de 7 mil millones de pesos. Por otra parte se han entregado soluciones de reposición o construcción de una nueva vivienda en terreno propio en la que  se cuentan a la fecha 275 beneficiados y la inversión aproximada al 30 de julio es de $5.161.724.750 millones.

“Ha sido un proceso complejo y difícil, porque muchas de las viviendas afectadas están en zonas rurales y esta es una región muy dispersa geográficamente. Desde el catastro hasta llegar con materiales es difícil, pero hemos ido avanzando”, señala el director de Serviu Angelo Montaño

Una de estas beneficiadas es Bernarda Julio, quien poseía una vivienda patrimonial en la localidad de Carén en Monte Patria.  A esta dirigente social ya se le presentó el proyecto que permitirá mantener la estructura base y fachada de su vivienda que en su interior quedó completamente destruida por el terremoto. “Yo estoy contenta, porque siento que todo ha sido rápido. Mi casa quedó sin nada dentro y tuve que arrendar una vivienda unos metros más allá. Echo de menos estar en mi espacio y por eso quiero que pronto termine este proceso para volver con mi padre y mi esposo”.

Por otra parte para los vecinos del sector de Baquedano en Coquimbo que quieran trasladarse de la zona afectada por el tsunami  se entrega un subsidio  de 1000 UF para que puedan optar a una nueva vivienda, fórmula por la cual ya se cuentan seis beneficiados.

Pero también se requiere reponer infraestructura de espacios públicos, como reposición de vialidad y conservación de plazas que permiten la interacción de la comunidad. Entre ellas se cuentan la reposición de la Calle Silvano Contreras en Canela el segundo semestre de este año y el Espacio Público Rosa Vicencio en Canela Alta, el cuarto trimestre de este año, además del mejoramiento de la Plaza de Armas de Combarbalá también está con ejecución programada para el 2° semestre 2016 y el mejoramiento de la Plaza Pueblo Viejo de Punitaqui, que se encuentra con diseño terminado.

Respecto a la mitigación de riesgos, especialmente por derrumbes, se está trabajando en la conservación de muros de contención plataformas viales de Illapel, Canela, Sotaquí y Ovalle: 16 muros de contención interviales en diversas comunas y el inicio de la construcción de nueve  vías de evacuación peatonal y mejoramiento de 22 existentes en el borde costero de la conurbación La Serena-Coquimbo

PROVINCIA DEL CHOAPA. Canela fue el epicentro del terremoto 8,4  ese 16 de septiembre. Aun cuando el foco de la noticia fue la zona cero ubicada en el sector de Baquedano que fue azotada por el tsunami, muchas viviendas en la Provincia del Choapa quedaron destruidas.

Ramón Álvarez, tras un año de que la naturaleza demostrara su fuerza, Ramón Álvarez vecino de Avenida Vial Recabarren de Illapel hoy cuenta con orgullo que vive en una nueva vivienda, que fue construida en su terreno.  “La casa antigua quedo totalmente destruida y rápidamente la demolieron y construyeron esto. Estoy muy contento de que esto se haya hecho realidad rápidamente y con una casa sólida, que afuera es de ladrillos y todo lo demás está muy bien construido. Creo que las autoridades están haciendo las cosas muy bien acá en Illapel".

Es que es en este valle de la región de Coquimbo donde los avances han avanzado más rápidamente. Berta Quezada, en Illapel, fue beneficiada con la tarjeta de banco de materiales y con estos recursos arregló su fachada y pintó el interior de la vivienda. "Por el daño que tuvo mi casa, hicieron una demolición parcial y luego hicieron un buen trabajo de reconstrucción. Además me dieron una tarjeta de banco de materiales, con la que voy a poder ir arreglando otros detalles”..

Por otra parte, Ramona Rojas, vecina de Salamanca, contó que para ella la reconstrucción es historia. "Con los daños que sufrió mi casa yo pensé que me la iban a demoler, pero yo quería que me la arreglaran no más y me la dejaron muy buena. Arreglaron las murallas primero, porque eran las más mamas, uno se apoyaba y se movían. Ahora estoy muy contenta de ver cómo quedo mi casa, muy feliz", señala.

Es el proceso de reconstrucción que para algunos ha sido más lento y otros, ya pueden disfrutar de sus viviendas remodeladas o  nuevas. Un proceso que sin duda es complejo, que no puede concluir rápidamente como todos quisieran y, por el cual, se han generado algunos errores que se han subsanado en el camino. Pero sin duda, gracias al trabajo de los propios habitantes de la Región de Coquimbo, seguirá avanzando hasta poder entregar una solución a todas las familias afectadas.

Terminar con la angustia

Para la mayoría de quienes vivieron el 16S una sensación común es la angustia que sienten al percibir una réplica. “Antes yo le tenía mucho miedo y si se sentía un temblor ni siquiera nos levantamos, pero ahora se empieza a mover la casa y salimos corriendo”.

Más que las cosas materiales, que se pueden recuperar, los afectados por el terremoto y posterior tsunami, reclaman por mayor apoyo sicológico y terminar con la angustia que significó este gran sismo que afectó sus casas y su alma.

 

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