Un 5 de abril de 1987, el Papa Juan Pablo II visitó a la región de Coquimbo, la cual se enmarcó en una gira que se extendió durante una semana en el país.
El sumo pontífice llegó a las 16.39 horas de aquel domingo al aerodromo de La Florida, donde fue recibido por las autoridades de la época: el intendete el teniente coronel Hernán Reyes Santelices, el gobernador Juan de Dios Peralta Marín, y los alcaldes Lowry Bullemore y Jorge Morales, de La Serena y Coquimbo, respectivamente.
Posteriormente se trasladó al Club Hípico de Coquimbo, donde sostuvo un encuentro con la comunidad.
Según consignó Diario El Día "la ceremonia se inició con el saludo de Monseñor Bernardino Piñera, para despúes proceder a la petición del perdón, la lectura de la homilía e donde se abordó la religiosidad popular, para concluir con la entrega de presentes".
En su mensaje aquella tarde, Juan Pablo II afirmó que "para que se alcance un clima de serena y gozosa convivencia entre todos los chilenos, hace falta que os sigaís empeñando siempre en hacer de cada hogar un remanso de paz y una fuente de alegría cristiana".
Juan Navarrete, docente del Departamento de Teología de la UCN, se refirió más al discurso que entregó el Sumo Pontífice a la comunidad el 5 de abril de 1987 en el Hipódromo de Peñuelas, cuando en el marco del Encuentro con el Norte Chico, centró sus palabras sobre las expresiones de fe por parte de los bailes religiosos en nuestro país.
“En cada parte de Chile que el Papa visitó, él fue conociendo y entregando un mensaje sobre las distintas realidades que se vivían en aquella zona. Y en nuestra Arquidiócesis, quiso hablar sobre religiosidad popular. Fue una situación muy importante, ya que a partir de ese momento permitió una revitalización del trabajo evangelizador de la Iglesiarespecto a estas manifestaciones de fe. Si bien hay muchos desafíos todavía, sus palabras fueron muy iluminadoras para esta labor pastoral”, destacó Navarrete.
LO MAS MEMORABLE DE LA JORNADA
La edición del diario El Día del lunes 6 de abril de 1987 fue especial, pues plasmó el fervor religioso que se sintió en la región de Coquimbo por la visita del Papa Juan Pablo II.
Rememoramos las notas más importantes:
El mensaje del Papa: La piedad popular conduce a la piedad litúrgica
La reafirmación pastoral que la piedad popular conduce siempre a la piedad litúrgica, señaló Juan Pablo II en el encuentro de Peñuelas.
El Santo Padre señaló que eso significaba una participación consciente y activa en la oración común a la iglesia. “Me consta -añadió- que como culminación de vuestras peregrinaciones, procuráis recibir con el fruto del sacramento de la penitencia, mediante una sincera confesión de vuestros pecados al sacerdote, al cual os persona en nombre de Dios y la Iglesia”.
Hizo presente que entre los múltiples signos indicativos de la piedad cristiana, la devoción de la Virgen María ocupa un lugar descatadísimo, “el que corresponde –dijo- a su condición de ser Madre de Dios y Madre nuestra”.
Sobre los peligros de la sociedad moderna, advirtió refiriéndose a Jesús, hijo de María: “Queremos que todos los hombres te reconozcan y te alaben como Creador y Señor. Que sepan descubrir tu presencia en sus vidas y el fin para el que fueron creados. Que trabajen por hacer resplandecer la imagen que tú acuñastes en el corazón de cada hombre con admirable benevolencia”.
Enfatizó: “Haz que con tu gracia, esa imagen divina grabada en su alma no quede dañada por el odio o la violencia dirigidos contra la misma vida, en especial la ya concebida y aún no nacida. No por la perversión de las costumbres o las falsas evasiones que proporciona los señuelos de la droga o el desorden sexual. Ni tampoco abandona a merced de las presiones de las ideologías materiales, que sean del signo que fueren, que hieren y ahogan en su fundamento la misma dignidad de la persona humana”.
"La fe movió a peregrinos de Potrerillos a Los Vilos"
Del Salvador a Potrerillos al norte de la III Región y de Los Vilos al sur de la IV Región llegaron los peregrinos al encuentro con Juan Pablo I.
Los buses comenzaron a llegar el sábado en la mañana, mientras los fieles se acomodaban en los campings que las municipalidades de Coquimbo y La Serena habilitaron en La Pampilla y El Libertador, respectivamente.
Hombres, mujeres, jóvenes y niños tenían solamente una idea en la mente: ver al Santo Padre y recibir su bendición.
A las 11 horas, sesenta minutos después de abrirse las puertas del Club Hípico en Peñuelas, ya había 35 mil personas a las que luego se sumaron otras 40 mil, totalizando 85 mil, según cifras entregadas por Carabineros.
Bailes religiosos y enfermos se fundieron en un abrazo de unidad y amor, con la inmensa convocatoria que tiene la fe.
Emoción en traslado de la Virgen de Andacollo
A las 18:30 horas del sábado se inició desde Andacollo el traslado de la imagen de la Virgen del Rosario, hecho que acontece por vez primera en el historial devocionario de la “Chinita” de la montaña.
Presidieron el traslado las autoridades eclesiásticas, con el Cura Párroco Rector del Santuario de Andacollo, padre David Gómez y la Alcaldesa Marcelina Cortés. A lo largo del trayecto la gente salió a saludar a la venerada imagen registrándose escenas de honda emoción. Hubo escenas conmovedoras entre los ancianos que no tienen ninguna posibilidad de volverla a ver.
En el cruce de El Peñón hubo una espera más o menos prolongada para aguardar la llegada de la Imagen del Niño Dios de Sotaquí y ambas imágenes siguieron juntas el resto del trayecto, en medio del fervor de los bailes religiosos y feligreses en general.