Con el título en portada, “Hazaña de cirugía chilena”, diario El Día destacaba el 29 de junio de 1968, la realización del primer trasplante de corazón. La inédita operación se efectuó en el Hospital Naval de Valparaíso donde le injertaron un corazón a una modesta campesina. “La difícil operación quirúrgica tuvo pleno éxito. El doctor Jorge Kaplán dirigió al grupo de cirujanos en la histórica intervención que ratifica la eficiencia del profesional chileno. María Elena Peñaloza, recibió el órgano del empleado de carnicería Gabriel Félix Martínez”.
El periódico agregaba que la operación efectuada por un grupo de cirujanos del Hospital Naval Almirante Neff, “puso a Chile en la órbita de los países que han asombrado al mundo con los trasplantes de corazón humano”.
El doctor Kaplán se unió al cirujano sudafricano, Christian Barnard que se hizo célebre por efectuar el primer trasplante de corazón humano.
Tras el desarrollo de la operación las primeras palabras de María Elena Peñaloza fueron “quiero irme a mi casa”. La paciente de 24 años de edad pidió luego un vaso de agua. Posteriormente se quejó de estar adolorida… desde hacía tres años sufría de una dilatación al miocardio que había hecho aumentar el volumen de su corazón en unas cuatro veces aproximadamente”.
El 2 de julio de 1968, El Día informaba de la asombrosa recuperación de María Elena. “Caminó durante 40 minutos y mostró extraordinario apetito. Su estado es satisfactorio, estimándose que si sobrevive, la intervención del doctor Jorge Kaplán se constituirá en un suceso histórico mundial”.
Siete días después el propio doctor Kaplán reiteró que el estado de salud de Peñaloza es ‘“muy satisfactorio”… la paciente volvió a demostrar gran apetito y un estado de ánimo sobresaliente a tal punto que nuevamente participó en escenas de tipo jocoso”, publicaba El Día.
Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos y cuidados, la paciente murió el 7 de noviembre de 1968. “Ciento treinta y tres días alcanzó a vivir María Elena Peñaloza con un corazón ajeno en su pecho. El órgano injertado dejó de funcionar. En el Hospital Naval estaban sus padres y familiares más cercanos, todos los cuales echaron a llorar desconsoladamente una vez que se les comunicó la muerte de la muchacha”.