"Ponga que me llamo María” es lo primero que nos dice la joven de 28 años cuando llegamos a su casa en el sector de La Florida en La Serena. Y es que ella sabe que aunque el país habría avanzado mucho en el último tiempo en materia de igualdad de derechos de las minorías, hay gente que aún no acepta a quienes han elegido una opción sexual distinta. “Sé que puede ser un poco contradictorio el no querer dar el nombre, pero sí hablar del tema, pero espero que se entienda que quiero ir más allá de lo que tenga que decir yo como persona, lo que importa es el asunto”, cuenta esta ingeniera comercial.
Ella es lesbiana y convive hace dos años con su pareja. Según relata, ambas hacen su vida normal, como cualquier pareja. “Ambas somos profesionales, tenemos un buen pasar económico, pero nos falta algo. Nos gustaría tener un hijo”, confiesa la mujer. Resulta que tanto para ella como para su pareja aquello resulta imprescindible para constituirse como una familia con todas las de la Ley. “Las dos podemos ser madres biológicamente, de hecho mi pareja ya lo es, pero es algo muy distinto el que ese hijo lleve mi apellido y el de ella y que se reconozca esto como tal”, indica. “Por eso es que accedimos a hablar, porque queremos que esto se discuta (…) Más allá del acuerdo de vida en pareja, que sin duda que va a ser un avance, lo que en particular nosotras queremos es que se hable del matrimonio igualitario, por una cuestión lógica, porque es discriminatorio que en un país democrático, no todos nos rijamos por los mismos códigos”, sostiene “María”.
Evolución social
Pero el llamado de estas dos mujeres no es nuevo. Los intentos que ha hecho la comunidad gay en Chile por ser escuchada, algunas veces con éxito y otras no tanto, han sido muchos. Pese a que durante el gobierno militar eran pocas las chances que tuvieron de manifestarse, cuando llegó la democracia el país experimentó cierta apertura, la que si bien no fue suficiente para introducir cambios concretos, sí logró sentar precedentes. Fue en el año 1998 cuando se derogó un conjunto de leyes heredadas del siglo pasado que iban en contra de esta orientación sexual y en el año 2003 por primera vez se presentó en el Congreso Nacional un proyecto de ley tendiente a obtener mayor igualdad entre personas del mismo sexo. A partir de ahí, pese a que según reconoce el propio Rolando Jiménez desde el Movilh, “aún falta mucho por hacer en materia de discriminación, la que vemos todos los días, y derechos, hemos ido avanzando considerablemente si comparamos a cómo era la sociedad hace unos años”, indica.
Y es que la clave para que el sueño de “María” y su pareja se concrete, tal como lo desliza Jiménez, sería el cambio social, proceso que debe ser anterior a cualquier modificación legal. Así lo explica el sociólogo de la Universidad Central, Manuel Escobar. “Los cambios sociales que dan lugar a transformaciones tan grandes como para que se discuta acerca de matrimonio igualitario o adopción de hijos entre parejas del mismo sexo también tienen que ser grandes, y responden a procesos que son bastante inciertos, por ende es difícil determinar qué tan lejos estaríamos como sociedad de que las parejas del mismo sexo pudiesen adoptar, pero lo cierto es que para que esto se concrete, primero tiene que existir este cambio social”, sostiene Escobar.
El experto afirma que, en términos generales, bajo su mirada sociológica, Chile efectivamente habría ido avanzando en cuanto a la apertura y aceptación de la homosexualidad como elemento de la realidad. “La transformación social se ha ido produciendo, y debido a esto es que hoy está el proyecto de AVP (Acuerdo de Vida en Pareja) y otras cosas. De hecho el que la comunidad gay esté haciendo efectivas sus demandas es ya la manifestación de una trasformación, porque tiene que ver con cómo se han ido reconociendo a sí mismos y uno los reconoce como actores políticos relevantes”, precisa el sociólogo.
Pero Escobar hace una salvedad. Resulta que, según él mismo lo apunta, desde diversos sectores de la sociedad la comunidad gay estaría siendo cada vez más aceptada, no pasaría lo mismo con el punto específico al que hace alusión “María”, la adopción de niños. “Respecto a los estudios que se han hecho en el último tiempo, la gente estaría de acuerdo con la unión de parejas del mismo sexo, incluso desde el Parlamento sectores conservadores apoyan el AVP, pero no están tan de acuerdo con el tema de la adopción de niños, que es probablemente el asunto más controversial de todo esto”, señala Escobar.
Situación actual
Para la comunidad homosexual organizada la prioridad actual es sacar adelante el proyecto de Acuerdo de Vida en Pareja (AVP) el cual ya se decidió esta semana en el Congreso que se legislará. Esta iniciativa legal tiene como principal objetivo el regular las uniones civiles entre parejas del mismo sexo y de aprobarse sería un gran logro para sus principales precursores, el Movilh. “Esperamos que se apruebe pronto, la idea de nosotros es que contemple temas que tienen que ver principalmente con que los acuerdos de vida en pareja que se realizan en el extranjero tengan el reconocimiento acá, si se registran en el Registro Civil. Otra indicación es que el AVP sirva como elemento a favor de un extranjero para obtener la residencia y también con que si una de las parejas tiene un hijo biológico y él (el padre o madre) fallece, el conviviente pueda tener el cuidado preferente de ese niño, si vivió en los últimos años con esa pareja y el otro progenitor no sea habido o no esté habilitado”, indica el presidente del Movilh, Rolando Jiménez.
Y es esta última indicación la que más se acerca a la petición de “María” y su conviviente. Sin embargo, no es lo que ellas están buscando, ya que responde a casos muy específicos. Resulta que según Jiménez, para que algún día en Chile pueda ser efectivo el que las parejas del mismo sexo puedan adoptar, primero, tal como indicaba el sociólogo Manuel Escobar, debe haber un proceso social previo, y en este caso debe culminar con el matrimonio igualitario, otra de las demandas históricas de la comunidad gay, la que el Movilh pretende reflotar de nuevo en el próximo gobierno de la Nueva Mayoría. “Es algo en lo que siempre hemos estado trabajando en paralelo con el AVP, porque hay que entender que son instituciones distintas. En el matrimonio hay muchos más derechos. Lo que nosotros pretendemos hacer es que apenas esté el nuevo congreso armado, reponer allí el proyecto de matrimonio igualitario”, sostiene el vocero del Movilh.
Y claro, en el proyecto de matrimonio igualitario sí estaría la indicación explícita de que las parejas del mismo sexo puedan adoptar. Una luz de esperanza para “María”. Así lo explica Jiménez. “Nosotros no entendemos la figura del matrimonio sin que sea posible la adopción de hijos, porque ya al hablar de matrimonio se instauran todos los derechos y deberes que contempla esa institución para los heterosexuales”, sostiene.
El debate
Más allá del deseo de la pareja de La Florida, en la Región de Coquimbo, en general, se comienza a instalar el debate. Aquí la comunidad gay tiene una postura categórica y si bien valoran el AVP, consideran que es urgente que se legisle también para que los convivientes del mismo sexo puedan adoptar y criar a sus hijos.
Desde la agrupación AGFAG (Agrupación de Familiares y Amigos de la Comunidad Gay) una integrante de su directiva, Paola Lara, defiende esta postura. “La capacidad de amar a una persona o hacerse cargo de un niño no tiene que ver con la orientación sexual (…) Yo creo que tanto homosexuales como heterosexuales están igualmente capacitados para ser padres”, indica.
Lara no cree, tal como han señalado algunos, que el pequeño se vería perjudicado de no crecer en una familia convencional. “Se ven perjudicados al no tener un hogar, al no tener amor. A mí me parece horroroso que haya personas que nieguen esta posibilidad a personas del mismo sexo, habiendo tantos niños abandonados que no tienen un lugar en el mundo”, critica Lara.
En el mismo sentido opina Luis Astudillo, otro representante de la comunidad gay en La Serena. “Nosotros somos personas perfectamente capacitadas para adoptar. No creo que se produzca algún problema en los niños. Yo tengo a mis sobrinos pequeños y ellos saben perfectamente quién es su tío, conocen a mi pareja y no hay problemas. El tema es que aquí hay mucha discriminación aún y la sociedad discrimina porque el Estado discrimina”, señala.
Pero no todos están de acuerdo con esta posición. Uno de los más críticos es el diputado saliente por el Séptimo Distrito, Mario Bertolino. El parlamentario es partidario del AVP, sin embargo rechaza tajantemente tanto el matrimonio igualitario como la adopción entre parejas del mismo sexo. “Para mí el matrimonio es un acto entre un hombre y una mujer que además de tener la connotación afectiva, tiene la propiedad de tener hijos y perpetuar la especie, cosa que entre personas del mismo sexo no se da”, opina Bertolino.
En relación a la adopción de niños propiamente tal, el militante RN asegura que no sería viable porque considera que los niños se podrían ver perjudicados en su desarrollo. “Creo que es fundamental la imagen paterna y la imagen materna en el desarrollo integral del niño, sea hombre o mujer. Podrían sufrir en su proceso de desarrollo en las instancias en que se define su condición y obviamente, al tener modelos que van en función de padres del mismo sexo, se va a ver alterado este proceso natural de desarrollo y decisión y adopción de posiciones propias del sexo que ellos tienen”, explica el parlamentario.
Consultado, el presidente del Senado, Jorge Pizarro (DC), señala que le parece bien que se discuta el tema del matrimonio igualitario, aunque asegura que en lo particular él todavía no adopta una postura. Precisa que el debate iría de acuerdo a los tiempos. “No tengo una posición tomada todavía, pero creo que el matrimonio igualitario es posible dentro de una sociedad que no discrimina, bajo ciertas normas y cierto marco en el cual se regula esa unión. Me parece importante debatirlo”, sostiene el legislador, quien será clave en el Parlamento cuando desde la comunidad gay vuelvan a exigir la ley que por años les ha sido esquiva. Por lo pronto “María” y su pareja deberán seguir esperando.
Permiten la adopción
••• Holanda, Bélgica, España, Canadá, Sudáfrica, Noruega, Suecia, Portugal, Islandia, Argentina, Dinamarca, Uruguay, Nueva Zelanda, Francia.