En total son 745 familias las que viven en esta situación de vulnerabilidad, 66 más que las registradas por la organización en la Encuesta Nacional de Campamentos durante el 2015.

El último Catastro Nacional de Campamentos arrojó una triste realidad: sesenta y seis familias de la región se sumaron a vivir en asentamientos precarios.

 Es decir, de las 679 familias  que residían en campamentos de la región, según registró  TECHO durante el 2015, hoy la cifra se empina hasta alcanzar a las 745.

Para Marcela Castro, directora  regional de TECHO, la cifra es preocupante.

 “Estas cifras nos duelen profundamente, porque desde el año pasado hasta ahora hay 66 familias más que ingresaron a vivir en un asentamiento informal. Esta es una realidad que tiene estrecha relación con la importancia que le damos como país a la problemática de la carencia habitacional”, dijo.

Para TECHO un campamento va más allá del mero residir en   un lugar vulnerable. “Es una imagen concreta de la pobreza multidimensional”.  “Nosotros hace un año estamos trabajando con la pobreza multidimensional ya que la gente que llega a vivir a campamentos es la última opción que les queda.

Entendiendo eso también es que existen  variables sobre las faltas de oportunidades educacionales, de acceso a las fuentes laborales, la marginación con respecto a las ciudades donde la movilización es muy mala, además, y todo eso se reduce a una vulneración de los derechos fundamentales”, explicó Castro.

“Los campamentos son reflejo de las profundas desigualdades que existen en Chile, y un claro ejemplo de la vulneración a los derechos básicos. Son la cara visible de nuestro fracaso como país de hacernos cargo de las injusticias que aún persisten”, se lee en el informe.

RESULTADOS. La medición reveló que de los 22 campamentos que existen en la región, 15 están catastrados por el MINVU y 7 no lo están, siendo 261 familias que no son reconocidas por el Estado. Dicha situación no les permite ser parte de la población objetiva del programa de campamentos, no tienen acceso a responder a llamados especiales destinados a este grupo, no poseen derecho de acompañamiento técnico ni de ser beneficiados con las políticas para campamentos.

A modo de ejemplo, la directora explica lo que sucede en  la ciudad puerto.  “En Coquimbo, hay una distinción entre los campamentos reconocidos y no reconocidos y los que no lo son, son considerados como “toma”  y el Gobierno no considera mucho en cuanto sus problemáticas. Muchas familias  no tenían actualizado los datos del registro social de hogares y este año se pudo regularizar”,  explicó.

El 86,4% de los asentamientos irregulares se sitúa en zona urbana. Las tres comunas en las que viven más familias en campamentos son Coquimbo (361), Andacollo (92) y La Serena (82).

No obstante,  el estudio  sitúa a la Región de Coquimbo entre las de menor cantidad de familias en campamentos, con un 1,9%. Lideran el ranking las regiones de Valparaíso,  concentrando el 25,9% del total nacional, y  Bio Bío, con el 19,4%.

“Si bien es una buena noticia que no hayan aumentado los campamentos, el foco en el que hay que poner atención es en que vayan creciendo porque llegan más familias a vivir ahí. Sabemos que el costo de la vida es cada vez mayor y también influye el valor de los arriendos o ventas de viviendas, por lo que hay que buscar una rápida solución”, señaló Castro.

Programa de Campamentos Gerson Soto es jefe del Programa de Campamentos de la Región de Coquimbo. Si bien reconoce que se trabaja con el último catastro realizado el año 2011, “sin embargo, entendemos también que hoy se siguen produciendo nuevos asentamientos, lo que da cuenta de que no sólo son una manifestación territorial de requerimientos habitacionales, sino que son fenómenos sociales más complejos”, explicó.

El programa, según detalló, trabaja abordando la problemática en sus distintas dimensiones, “no sólo en lo que se refiere a beneficios habitacionales, sino que también en orientar a las familias en los programas sociales con los que cuenta el Estado, a los que ellos pueden optar”.

Entre los asentamientos intervenidos se cuenta El Tambo en Salamanca, donde 63 familias ya tienen terrenos y proyecto habitacional en desarrollo, así como también tres campamentos en Ovalle y otros de Coquimbo.

 

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