• Durante la jornada del domingo llegó contingente militar para ayudar a limpiar el barro de las casas.
  • La avalancha arrasó con todo a su paso en la localidad.Hija de unos habitantes del sector de Los Sauces.
  • Raúl Ramírez, del sitio 7, perdió prácticamente todo en su casa y relata que deberá comenzar de cero.
Crédito fotografía: 
Andrea Cantillanes
El viernes en la mañana tras la crecida del río Elqui, las viviendas quedaron cubiertas de barro. Hoy agradecen la ayuda recibida, pero señalan que les falta cooperación

Las intensas lluvias del último sistema frontal arrojaron registros históricos. Hace años no llovía tanto en la región y sus efectos se hicieron sentir. Un equipo Diario El Día se trasladó hasta el sector de Los Sauces en la localidad de Pelicana en el Valle del Elqui, para conocer como avanza la reconstrucción.

El viernes cerca de las 9:30 horas, vecinos alertaban que se había salido el río de su cauce, en cuestión de segundos una gran avalancha de barro, piedras y árboles arrasaba con todo a su paso, tapando las casas con lodo y anegando las viviendas.    

Para los habitantes de esta comunidad las consecuencias de las lluvias fueron tremendas, algunos lo perdieron todo. 

El domingo temprano en la mañana se podía divisar personal del Ejército, bomberos, marinos y voluntarios trabajando codo a codo para poder retirar el barro de las viviendas, que en algunos sectores sobrepasaba el metro de altura.

Aunque ya habían pasado dos días del temporal, el panorama seguía siendo desolador. Toneladas de barro tapando las entradas a las casas y al interior, las viviendas anegadas.

Isabel Torres, que vive en el sitio 8, contó que su casa resultó con serios daños producto del desborde del río.  “Quedamos con casi todo inservible, refrigerador, cocina, lavadora, ya no sirven porque quedaron flotando en el agua, nos quedamos sin nada”, señaló.

“Los militares que han venido a cooperar acá han sido la ayuda que más necesitamos. Porque el barro que está dentro de las casas se ha ido eliminando, nos han estado sacando los colchones que están llenos de agua, que ya no sirven” agregó.

Respecto a cómo recuerda el momento exacto, Isabel relató “cerca de las 9:30 de la mañana nos grita un vecino que viene el agua, abrimos la puerta y nos entra una avalancha de barro, nos tomamos de la mano con mi esposo, estábamos los dos solos y nos fuimos agarrando de las cosas que todavía estaban en la casa porque no podíamos salir, era mucha agua, se ensañó con este sitio. Las panderetas explotaron, la cantidad de agua era mucha”.

Posteriormente, relata que fueron a un albergue en La Calera, “se portaron un siete porque nos dieron por lo menos un cafecito para el frío” finaliza esperanzada por salir adelante.  

Raúl Ramírez, del sitio 7 y vecino de Isabel Torres, también sufrió los estragos del temporal. “Tengo pérdida total de la casa, electrodomésticos, ropa, zapatos” comenta.

“Voy a tener que volver a construir de nuevo. Necesito materiales de construcción, voy a tener volver a forrar con vulcanita, arreglar ventas y puertas” contó el afectado. 

“Veré si puedo arreglar una cama para dormir, ahora estoy durmiendo con un amigo en Las Rojas, pero después voy a tener que venir a vivir acá a arreglar los daños” agregó resignado Raúl.   

Texia Venegas, miembro de la directiva de la comunidad de Los Sauces, lleva viviendo cerca de cinco años en el sector, según ella misma cuenta, tuvo suerte porque su vivienda no salió afectada, ya que el agua no alcanzó a llegar.

“Coordinando con la asistencia de Vicuña, ha llegado bastante ayuda, no tenemos nada que decir, no nos han desprotegido” señaló Texia.

Respecto a los efectos de la salida del río, la dirigente comentó “había una de mis vecinas viviendo ahí sola y se quedó atrapada en su casa, sin poder salir, yo estaba en mi casa porque como hace diez minutos habíamos dado la vuelta, haciendo un recorrido, fotografiando, viendo que es lo que hay con mi marido que es el presidente”.

Respecto al momento justo en donde se desborda el río, Texia añadió “fui a dar la ronda y en minutos pasó, de un rato para otro, no hubo tiempo de reacción, me encontré con el río de frente”.

“Era muy fuerte la corriente y lo peor fue que una vecina de más atrás tenia muros de cemento con piedras, pero el portón estaba haciendo presión con el agua y yo estaba justo pasando por fuera, si eso explotaba me iba a arrastrar con las rejas del frente, tuve la fuerza de avanzar hacia la mitad y reventó el portón y salía una gran cantidad de agua, árboles, troncos, tambores de las basuras, todo eso llegó hacia mí, ahí me sentí mal, me dije aquí muero” recordó la dirigente.  

Respecto a las condiciones, señala que fue dentro de todo favorable que esto ocurriera de día ya que de noche las consecuencias podrían haber sido peores. 
“Hemos recibido mucha ayuda, a mi vecina le llegaron cajas de víveres y agua y ellos distribuían. Después vamos a necesitar ayuda con las construcciones, el tema habitación” señaló respecto a las cosas que necesitan. 

“Nos salvamos por un pelo al ser la primera casa, nosotros vivimos acá y vamos a cumplir cinco años, hemos pasado terremoto, aluvión, el temporal de viento”, finaliza Texia Venegas.  

Verónica Araya, hija de Isabel Torres del sitio 8, señaló “hoy (ayer) llegó la ayuda, el sábado en la tarde tipo seis llegaron los marinos y el domingo llegaron los militares para trabajar, así que totalmente agradecida. Porque el sábado vinimos solo familiares, no había venido nadie, entre familiares y amigos logramos sacar el agua”. 

“Ahora nos encontramos tratando de ver si se puede sacar la camioneta, todo lo otro está totalmente perdido” agregó.

“Acá se perdió todo, hasta la herramienta de trabajo de mi padre. Mi papá trabajaba de manera particular con su camioneta y quedó bajo el lodo y no se sabe si va a funcionar, dependemos de eso que es su fuente de trabajo” agregó Verónica.

Dentro de recorrido por las calles de Los Sauces se pudo constar que los vecinos acusan que fue una negligencia de los organismos gubernamentales que el río se desbordara al no poner parantes ni muros de contención y no encauzar bien el río.

 

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