La conmovedora historia de superación de Amanda a dos años del trágico accidente 

Era un día soleado y tranquilo. En el Cementerio Parque de Coquimbo se respiraba un ambiente de paz y tranquilidad, cerca de las 15:00 horas se reunieron amigos y familiares para conmemorar la muerte del joven matrimonio compuesto por Arlette Mansilla (35) y Wuilman Quevedo (36)  que hace dos años perdieron la vida un accidente en la Ruta D-43. Entre los asistentes estaba la pequeña Amanda, hija de ambos, quien sin entender muy bien lo que pasaba, jugaba en el pasto del camposanto mientras realizaban la ceremonia.

Dagoberto Quevedo, padre de Wuilman, entre la pena del recuerdo y las emociones emanadas por su hijo,  nos relató cómo ha sido este tiempo a cargo de Amanda, su querida nieta. 

“Estos dos años han sido  muy difíciles, la verdad es que uno trata de aprender a vivir sin él, pero es difícil. Era un niño especial. Uno está preparado para perder a los papás, tal vez a un hermano, pero no a un hijo” señala emocionado.

“Tengo seis hijos y él llevaba siempre la bandera, motivaba a sus hermanos a superarse, fue  el primero que se tituló de arquitecto, después algunos siguieron la misma carrera, era muy apegado a nosotros, estaba todo el día con nosotros porque trabajaba en la casa” recuerda el padre. 

“Amandita para nosotros es un milagro muy grande, ella tenía 7 días de vida cuando ocurrió el accidente, el vehículo quedó destrozado, ella venía en el interior, no sufrió ni siquiera un rasguño ni un moretón, nada, siendo que los dos papás fallecieron, entonces ella es un milagro y pienso que ellos nos dejaron a esa bebé para que nosotros siguiéramos adelante, porque habría sido difícil haber seguido para adelante sin ella” relata conmovido el abuelo de Amanda.

Según relata, la niña es la fuerza que los motiva para salir adelante, “tenemos que ser fuertes por ella”.

Amada actualmente vive con ellos, los abuelos maternos querían tenerla, pero como la pequeña había nacido en la zona, se determinó que los padres de Wuilman tuvieran la tuición de la menor, actualmente ambos abuelos mantienen buenas relaciones.

El recuerdo sigue latente para Dagoberto, “cuando voy por la carretera y veo un vehículo, pienso en mi hijo y me bajoneo, pienso que voy a despertar, que a lo mejor estoy soñando, pero después vuelvo a la realidad, él ya se fue y después nos tocará irnos a nosotros” relata. 

Según recuerda el abuelo, el último día de ambos fue muy normal y feliz, su nieta tenía solo una semana y se encontraban compartiendo las onces con la madre de Wuilman, Isabel Tapia. A las 7 de la tarde emprendieron rumbo a su hogar, pero nada hacía esperar el fatal desenlace. 

“Me van a visitar y me dicen que Wuilman falleció en un accidente, para mi recibir la noticia fue muy terrible, cómo se lo decía a mi señora, me dijeron que también falleció la esposa, después pregunté por la bebé y me dicen que está en el hospital, pero solo para exámenes de rigor porque no tiene nada” recuerda Dagoberto sobre el fatídico momento del 23 de abril del 2015.