Molestos se encuentran los vecinos de Tongoy ante la decisión, sin aviso previo del Arzobispado, de aumentar el valor de los terrenos del cementerio del balneario.
El grupo de vecinos en el que participan directivas de diversas juntas de vecinos de la localidad, está dispuesto a llegar a las últimas instancias y se reunió, junto al concejal Guido Hernández, en las afueras del camposanto para hacer un llamado a la iglesia a que tome conciencia ante la realidad socioeconómica de los habitantes de Tongoy y exigir la presencia de monseñor René Rebolledo, para que les dé una explicación por este aumento de precios.
“PERDIMOS LA CONFIANZA EN QUIEN PROFESA LA FE”
José Montero, dirigente social y vocero de los vecinos, explica que hace varias décadas la Comunidad Agrícola El Tangue cedió a los habitantes de la localidad de Tongoy un terreno para ser usado como cementerio y administrado por la parroquia del lugar y el padre Ángel Pizarro. En el año 2011, cuando el cementerio estaba colapsado, la Comunidad vendió otro lote de más de dos hectáreas a la parroquia para ampliar el camposanto.
“Se lo vendió por cerca de un millón y medio, pero fue una venta ficticia, porque la Comunidad EL Tangue lo donó a la iglesia”
Montero agrega que hasta el año pasado, los lotes de 2mts por 2,40mts aprox. para tres nichos se vendían a $750 mil y para seis nichos a $1.100.000.
“Pero el año pasado, sin aviso, el Arzobispado tomó este bien para administrarlo y subieron los precios. Ahora el de 3 cuesta dos millones y medio y el de seis, cuatro millones”.
A ello deben sumarle el costo por la construcción del mausoleo que puede llegar a tres millones de pesos por la obra.
“Hemos tenido dos reuniones y solicitamos que la reunión fuera con el obispo (Rebolledo)para que él nos diera una explicación y él no ha venido”.
Los vecinos acusan a la iglesia de lucrar con sus difuntos y aseguran que son ellos los que se dedican a arreglar el lugar y el cierre perimetral fue donado por un particular.
Oscar Aranda, dirigente social, agrega que el único gasto del Arzobispado es el administrador y el panteonero, pero que en la mayoría de los entierros son los propios vecinos quienes realizan el proceso.
El año pasado falleció la madre de Roxana Ahumada, vecina de Tongoy, quien se dirigió al cementerio, tras reunir con esfuerzo los 700 mil pesos. En el lugar le dijeron que debía esperar, porque se efectuaría un cambio de los precios. A pesar de su reclamo, debió esperar un mes. Fue en ese momento que le avisaron que ahora el costo llegaba a los dos millones de pesos. “Ella está en un lugar prestado y yo aún no puedo conseguir el dinero para comprar. Acá somos pescadores y no tenemos recursos. Nos cobran hasta por hacer la misa de nuestros muertos, por construir y si no hacemos luego el mausoleo, nos quitan el terreno y nos devuelven sólo una parte de lo invertido”.
“TRABAJAMOS POR LA COMUNIDAD, NO POR UN GRUPO”
Cecilia Marín, administradora de bienes del Arzobispado de La Serena, responde que la entidad asumió los cementerios que estaban a cargo de las parroquias en diversas localidades, después del terremoto del 2015.
“Había una gran problemática porque estaban la mayoría colapsados y mal llevados porque los sacerdotes no tenían la expertise”.
Asegura que el terreno para la ampliación en Tongoy fue vendido “a precio bastante bajo, lo reconocemos”, pero tuvo un costo y que en este caso, el arzobispo de La Serena René Rebolledo no tiene implicancia, por lo que no podría asistir a reuniones.
Agrega que el cobro es porque el nuevo camposanto tendrá nichos para personas que no tengan recursos, para la mantención del recinto y arreglos como el cierre perimetral, que fue a costo de la iglesia, fosa séptica, arriendo de container de oficina y los 2 empleados. Además está el costo por el proceso de regulación del cementerio para obtener los permisos correspondientes por la autoridad sanitaria.
“El de cuatro millones es para seis personas y cuatro reducciones. Entonces es para diez personas y es perpetuo. La gente no entiende que tenemos que mantener el cementerio. Los vecinos antes lo mantenían, ahora no”.
Ante el llamado de la comunidad a reducir los precios, Cecilia Marín señala que hay nichos a la venta y se ha permitido pagar en cuotas.
“No todos tienen que tener un mausoleo. Los que reclaman no son muchos, es don José Montero con un grupo de personas y le dije que nosotros estamos haciendo el bien para todas las personas, no para un grupo”, dice la administradora. 5204i