Por: Kamila Muñóz, Diario El Ovallino
Al menos tres denuncias por presunto acoso laboral y sexual, enfrenta un funcionario del Departamento de Desarrollo Comunitario de la Municipalidad de Ovalle.
De forma exclusiva, diario El Ovallino pudo acceder a la versión de tres denunciantes, quienes sindican sentirse denostadas, humilladas y hasta acosadas por el profesional.
Primer testimonio
C.C llegó hace ocho meses a trabajar a la Oficina de la Juventud de la Municipalidad de Ovalle. Relata que en una oportunidad cuando estaba sola en uno de las oficinas satélites que maneja esa área, percibió actitudes extrañar por parte del funcionario, quien es jefe de su jefe.
“Un día llegó y me dijo ‘hola, cómo estás’, uno por cordialidad saluda con beso en la cara pero no con abrazos y apretones. Él me agarró de la cintura y me tiro para que mis pechugas chocarán con su cuerpo. Me pescó la cara y me trató de dar un beso cerca de la boca, corrí mi cara porque si no me lo da”.
La denunciante cuenta que durante la pasada celebración del Día del Dirigente también sufrió una situación que consideró anómala. “Me dijo ‘vamos a bailar guachita, vamos a bailar’, ante la incomodidad ella asegura que llamó a su jefe directo para auxiliarla y salir del paso.
Además recuerda que en una ocasión él la abrazó por la espalda, situación que también habría sido vista por su jefe directo, quien finalmente tuvo que intervenir dialogando con él.
Sobre lo que la motivó a hablar públicamente del tema, señala, “esto es en contra de mi dignidad, en contra de mi persona como mujer, mi respeto, mi privacidad. No tienen por qué estar tocando mi cuerpo”.
En relación a la manera en que ha canalizado su denuncia, sostiene, “mandé a Contraloría esto, le mandé una carta al alcalde Claudio Rentería de lo que había expuesto a Contraloría e hice llegar una copia a la mayoría de los concejales y a mi jefe directo”.
“Mi parada es que se haga justicia, las leyes tienen que ser claras y las personas que hacen prácticas que no corresponden no tienen que estar ahí”, finaliza.
Segundo testimonio
V.O trabajó durante cuatro años y medio con él, periodo en donde fue su jefe directo desde julio del 2014 a julio del 2015. Luego el aludido fue trasladado a Desarrollo Comunitario.
Ella recuerda que por esos años había sido coordinadora subrogante hasta que él llegó para ser su jefe. “Parecía ser una persona afable, muy simpático”, recuerda.
La denunciante relata que en esa época había que buscar un lugar para que atendiera la OPD, por lo que lo acompañó en dos ocasiones a ver propiedades. En una de las visitas sucedió algo que la incomodó y la marcó.
“Él tomó camino a La Chimba y me llevó a un sitio eriazo. Sentí mucho miedo y pensé que podía pasar cualquier cosa, no era una persona que yo conocía. Nunca había estado en una situación parecida, lo único que quería era salir luego de ahí. Le pedí una explicación de por qué íbamos a ese lugar, estábamos en la camioneta y me dijo ‘porque quiero conversar de manera más privada y en la oficina no se puede’. Tuvo un comportamiento muy de acercamiento y me sentí humillada”.
Desde su óptica considera que para que exista acoso sexual no es necesario que haya una acción o agresión, sino la sensación de ser un objeto. “Me sentí vulnerada, hasta el día de hoy”.
Tras unos incómodos minutos ella le dijo que se quería ir, “él pescó el auto y se fue muy tranquilo, como si nada hubiera pasado cuando la situación era gravísima y en horario laboral”.
Luego del incidente le comentó a sus compañeras lo que había pasado, “me dijeron ‘te estás pasando rollos, él es un poquito fresco pero en buena onda’. Llegué incluso a pensar que yo me lo había buscado, yo misma me puse en duda. Me lo guardé”.
Desde ese momento trató de tomar distancia, “él siempre pedía que lo tutearan”. También se dio cuenta que tras el episodio en la camioneta estaba sufriendo consecuencias en su trabajo.
“Yo era la encargada de gestión y él me removió porque, ‘no cumplía con los requisitos y era una mala profesional’. Ninguneó mi labor (…) por haberlo rechazado, su actitud no tenía peso y era de una agresividad absoluta”.
Una renuncia que nunca fue
El 9 de enero de 2015 sufrió otro episodio donde se sintió humillada en su trabajo. De acuerdo a su relato, el aludido llegó a su trabajo y le pidió desocupar el escritorio en donde se había instalado ya que el computador que usaba anteriormente estaba averiado. Aquello para que lo utilizara una nueva estudiante en práctica.
“Fue tanto lo que me molestó para que lo hiciera que agarré una bolsa y empecé a vaciar los cajones para poder hacerlo más rápido. Se enojó, dijo que era ‘un acto de prepotencia’”. Tras ello, él le habría pedido a otra persona en la oficina que ordenara todas sus cosas, “y que eliminara de mis papeles todo lo que ella decidiera que no servía’.
V.O sostiene que el acoso laboral se hizo insostenible, “me empezó a decir un montón de cosas, que yo era mala profesional y lo hacía frente a compañeros. Me decía que no podíamos seguir trabajando juntos, le dije ‘también pienso lo mismo porque usted no me respeta como profesional, no tiene un mínimo de respeto por mi trabajo y hacia mi persona’”.
Recuerda que un día tras retornar de la hora de colación, se encontró con una situación insólita, “me habían cambiado la clave del computador y había hecho un memo diciendo que yo había renunciado verbalmente al trabajo”.
Dice que el alcalde le dio su apoyo y que tras ello notó un cambio de actitud en el denunciado. Ella se fue de vacaciones y al volver sintió que el problema no había cambiado mucho, sino que persistía. “Seguía con que yo no hiciera muchas cosas, quitándome funciones (….) Fue anulándome, siempre estaba la amenaza de que me iban a despedir”. El supuesto acoso laboral transcurrió hasta agosto de este año.
La profesional sostiene que optó por mantener silencio durante mucho tiempo, “nunca hablé del tema, ni del acoso ni de nada. Me lo guardé”.
La seguidilla de inconvenientes le pasaron la cuenta en su salud. “Me sentí muy mal físicamente, empecé con cuadros de vértigo desde el año 2014, no había solución porque era producto de todo el estrés y la angustia. En julio de este año también me sentí muy mal, fui a ver al doctor y me dijo que era estrés agudo, un cuadro de ansiedad severa”.
Por instrucción de su médico tratante, en el mes de julio decidió mandarle una carta al alcalde para exponerle los antecedentes. “Le conté todo esto. Fue muy amable y me recibió, me dijo que tenía que hacer lo que a mí me correspondía en el tema del acoso y que en el tema laboral ellos ‘iban a ver’ esa situación”. Por otro lado, en el mes de agosto ingresó la denuncia a Contraloría.
Pero, ¿qué ha pasado tras hacer las denuncias? ella dice que Contraloría, “pidió que se abriera la investigación, o sea, la municipalidad debería estar investigando (…) Pero creo que tienen un plazo”.
Lo que más le apena es que cree que no se le ha tomado el peso a lo denunciado, “siento que esto no tiene importancia, que se puede pensar que somos un par de personas conflictivas que superadas ‘por las hormonas’ hacen esto. Este un tema grave (…)pero él tiene poder político”.
“Está la indefensión, es una persona que sigue siendo mi jefe, que tiene poder. Lo veo en la calle y yo tirito porque me ha generado mucho daño en mi contexto laboral, familiar y de salud. No es algo que a una mujer se le antoja denunciar. Acá hay un acción de un hombre que ejerce un cargo público y que está denostando a tres mujeres”, concluye.
Tercer testimonio
“Él tiene casos de acoso en varios lados lo que pasa es que nadie se había atrevido a denunciar”, afirma P.R, otra de las mujeres que dice haber sido víctima del accionar del funcionario municipal.
Ella precisa que su caso es derechamente acoso laboral y que tuvo su génesis cuando se rehusó a cumplir una tarea en específico. “En reiteradas ocasiones me negué a firmar documentos o boletas en donde supuestamente habíamos gastado cierta cantidad de dinero y donde él hacía como que otras personas lo habían gastado para así rendirla”, sentencia.
Comenta que desde ese episodio, “siempre me indisponía con los demás compañeros”, y que la situación se tornó aún más tensa cuando retornó de su pre y post natal, “él había cambiado a todo mi equipo de trabajo que llevaba años y tenía experiencia. Trajo gente de su confianza, los que se dedicaron a hacerme la guerra desde el momento en el que entré”.
“Me descalificó, comenzó a humillarme y me quitó poder como encargada de un programa”, manifiesta.
La denunciante señala que empezó a tener problemas con su hora de amamantamiento. “Decía que no podía tomarme esa hora, que tenía que informarle, yo le decía, ‘pero si está estipulado que tengo derecho a amamantar’”.
Ella asegura que él comenzó a descalificarla en reuniones técnicas, “me gritaba, descalificaba, me trataba de mentirosa, que yo era poco profesional”.
Hubo un episodio en particular en el que ella sintió que el problema, “había escapado de todo límite”. En palabras de la trabajadora; “llegué a mi oficina y encontré restos de alcohol, de botellas, de cerveza en mi oficina de trabajo, que es un lugar público y donde yo tenía que atender familias. Informé de lo que había sucedido tanto a él como al alcalde y desde ahí él comenzó la guerra conmigo, me indispuso con todos los compañeros, aislándome y poniéndome mal (..) Fue como cuando hacen bullying en el colegio pero esto fue laboral”.
Tras lo vivido tuvo que ir al psiquiatra y pedir licencia por dos meses. Luego de retornar los malos ratos no cesaron, “comenzó nuevamente con lo mismo; humillaciones y descalificaciones”, por lo que en julio interpuso una denuncia en Contraloría.
“Le dije usted no me hable más a mí porque cada vez que lo hace me humilla. No hablo más con usted hasta tener un resultado de la Contraloría”.
Lo que pide es que sea removido de sus funciones y que se protejan los trabajos de quienes dicen sentirse víctimas, “ya hay rumores de que a nosotras nos quieren desvincular en diciembre por haber denunciado”.
La confirmación
Desde la Contraloría General de la República confirmaron que existen al menos dos denuncias ingresadas en contra del funcionario municipal y que durante la semana se conocerá el dictamen en este caso.
Diario El Ovallino intentó contactar al aludido para conocer su versión sobre las acusaciones, sin embargo, a través del área de comunicaciones de la municipalidad, informó que no se referiría al tema. En tanto, desde la Municipalidad de Ovalle optaron por los momentos a no aportar antecedentes ni comentar el caso.
Al ser consultada por este caso, la seremi de la Mujer y la Equidad de Género, Ivon Guerra mencionó, “no tengo conocimiento, al menos no hay denuncias en la Seremía ni SermamEG con respecto a esto. El llamado es a hacer la denuncia tanto en nuestro centro con las Policías de Investigaciones o Carabineros. Al centro Sayén o acercarse directamente a SernamEG en La Serena o donde esta misma seremi”.
Al mismo tiempo indicó, “como Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, el llamado que ha hecho nuestro Presidente Sebastián Piñera y nuestra ministra Isabel Plá, es a condenar cualquier tipo de violencia o abuso contra la mujer, vamos a condenarlo siempre (…) No vamos a dejar pasar nada que vaya o que atente contra la mujer”.