• La congestión es una de las grandes problemáticas que enfrentan las ciudades de La Serena y Coquimbo.
Expertos del  Centro de Estudios de  Desarrollo Sustentable  indican que es necesario que los proyectos inmobiliarios consideren desde sus inicios el transporte público y que es importante el aporte de la comunidad, que conocen sus territorios, en el desarrollo de sistema de transporte.

La conurbación La Serena –Coquimbo  con más de 116 mil vehículos circulando normalmente  queda en segundo lugar a nivel país de comunas con más automóviles, cifra que aumenta considerablemente en temporada estival. Es por ello que una de las principales preocupaciones de autoridades y también de la comunidad es la congestión vial y la búsqueda de una fórmula que permita disminuir los tiempos de movilidad entre ambas comunas, especialmente en los sectores periféricos.

Para ello, ya se trabajan diversas fórmulas entre las que destacan la renovación de la Ruta Cinco, nuevos ejes de conectividad como Eje Cisternas o Pedro Pablo Muñoz y Las garzas en Coquimbo, Avenida Estadio o Avenida Pacífico. Por otra parte se está trabajando en el estudio de mejoramiento del transporte público, destacando por sobre todo la construcción de un tranvía entre La Serena-Coquimbo.

Juan Carlos Muñoz, director  del Centro de Estudios de Desarrollo Urbano Sustentable de la Universidad Católica y experto en transporte público señala que es  importante realizar diversos encuentros para conocer experiencias de otras ciudades en el tema de transporte público en una conurbación como la nuestra que aún tiene oportunidades y puede enfrentar los desafíos del crecimiento. “Es importante conocer efectivos y malos ejemplos. La ciudad está creciendo  demasiado rápido y debe resolver los nudos que se presentan. Vivimos  en ciudades porque nos convienen y  es eficiente. Pero para vivir adecuadamente  en las ciudades es necesario aprovechar todo lo que se ofrece y parte importante de eso se encuentra en desplazarnos de forma rápida y efectiva”.

Agrega que las ciudades en nuestro país se han construido con la quimera de que los vehículos con vías van a poder darnos la movilidad que queremos. “La dura realidad es que el  peor modo de transporte e ineficiente es el automóvil  desde el punto de vista colectivo y de movilidad y también es el más irresponsable  desde el punto del cambio climático. Ya no es un solo tema de eficiencia de ciudad, sino que de sustentabilidad del planeta. Hay que analizar como sacar el espacio que le hemos entregado al automóvil particular y que hoy día necesitamos para el peatón, la bicicleta y el transporte masivo”.

Sin embargo en las ciudades y especialmente en La Serena-Coquimbo es difícil que la comunidad utilice el transporte público debido a la necesidad de rapidez en el traslado y la comodidad que significa el automóvil particular. Por otra parte, no existe un buen transporte masivo y el desarrollo inmobiliario va por una vía distinta al transporte público.

“Debemos  generar barrios que van a tener buen transporte público desde el día en que se inician, pero lo que nos pasa es lo contrario, ni siquiera tomamos decisiones, porque la fuerza de la ciudad y de las inmobiliarias toman decisiones en que finalmente el sistema de transporte debe reaccionar de forma tardía y de mala manera. Terminas proyectos inmobiliarios  sin ciclovía, sin transporte público  y la gente que va a vivir ahí tienen como única solución comprar un auto”.

Asegura que la congestión para el auto particular jamás se eliminará por completo, pero que sí debemos intervenir los espacios y otorgárselo a otras formas de transporte desde espacios y veredas para el peatón, las ciclovías y calles exclusivas para buses.

“Hay que entender que hagamos lo que hagamos con los ciudades siempre habrá congestión de auto, la diferencia es todo el espacio adicional que podamos guardar para otros modos de transporte. Hay que reservar espacios de la vialidad para otras alternativas como la bicicleta, porque La Serena es perfecta para hacer muchos viajes en bicicleta y es una pena ver que hay muy pocas facilidades”.

EL TRANVIA O BUS MASIVO

Para las autoridades y la comunidad ya es necesario que la conurbación cuente con un sistema de transporte masivo de Norte a Sur,  especialmente en la Ruta cinco o Balmaceda. Incluso un estudio realizado por la Corporación Regional de Desarrollo Productivo y financiado por el gobierno Regional ya está analizando dos fórmulas de transporte: el tranvía y buses de alta capacidad o BRT (Bus Rapid Transit).

Para Juan Carlos Muñoz ambos tienen pocas diferencias. Al igual que el tranvía, los buses corren por carriles segregados, por el medio de la vía, con estaciones donde la gente puede esperar y pagar por adelantado. “La diferencia es que efectivamente el tranvía es más querido por la gente, pero lamentablemente el tranvía es más caro que el BRT y si tengo que elegir entre hacer un eje de cinco kilómetros en tranvía y uno de 15 kilómetros con buses y con características similares a las del tranvía, elijo la segunda”.

Para el experto en transporte público es importante conocer también que el tranvía generaría poca demanda debido a que solo corre por un eje y no llega a sectores donde la comunidad utiliza el transporte público y no está dispuesta a realizar transbordo. Sin embargo el BRT  es más flexible y puede salir del corredor exclusivo y entrar al barrio local.

A pesar que en ambas comunas las calles son estrechas, sí es posible que estos buses de mayor capacidad puedan entrar a sectores como Sindempart, San Juan, Las Compañías o Punta Mira e, incluso al centro de ambas ciudades. “No es necesario que sean buses articulados y de mayor tamaño como existen en Santiago, sino que más pequeños”, pero lo más importante es que deben tener una frecuencia mayor y constante, cada seis minutos por ejemplo, pero que los usuarios sepan concretamente el recorrido y tiempo de salida  de cada bus.

La importancia de la participación ciudadana

Lake Sagaris, investigadora del Centro de Estudios de Desarrollo Urbano Sustentable y experta en participación ciudadana señala que la voz de la comunidad en Chile  en diversos proyectos y en especial en el tema de transporte público “es muy débil y con poco acceso. La participación  es parte de la democratización y debe estar en todos los aspectos de la planificación, de la realización y de la evaluación y poder agregar desde su conocimiento. Porque por mucho que pueda saber un ingeniero  la ciudadanía y las diversas organizaciones sociales saben mucho de la ciudad y su conocimiento es un componente esencial para llegar a las mejores decisiones”

Sagaris señala que en las ciudades más grandes del mundo y con mejores sistemas de transporte, las agencias que manejan tanto metro, tranvías o BRT  toman decisiones considerando a la ciudadanía. Para ello tienen en sus sistemas de gestión y directorios a representantes elegidos por la comunidad.

“No hay nadie que tome mejor el pulso  del barrio que las organizaciones sociales. De esta manera, ningún gobierno, servicios, municipios o proyectos pueden trabajar sin considerar la opinión de la gente, de los ciudadanos para que sea efectivo”, concluye Sagaris.5201i

 

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