Profundo impacto, especialmente en el mundo de la cultura y las artes, provocó la muerte del artista y muralista Gabriel Bujes Medrano, quien falleció el fin de semana luego de combatir un cáncer que lo aquejaba desde hace algún tiempo.
Sus funerales se realizaron ayer en el Cementerio Municipal de Coquimbo y familiares y amigos tuvieron palabras de elogios para él, no solo por el talento, sino que también por su generosidad y la calidad de persona que fue durante toda su vida.
Parte de una familia coquimbana del sector San Juan, desde muy pequeño tuvo una inclinación especial por la pintura. Una de sus hermanas, Natalia Bujes, reseña que desde niño fue sobresaliente en el arte y entiende que hay una herencia familiar, ya que algunos tíos y abuelos pintaban o estaban ligados de alguna forma a la cultura.
“Gabriel era un tipo muy intelectual, muy conocedor de técnicas artísticas. También estudió arte y desde pequeño destacó y poco a poco fue ganando premios y se fue ganando un espacio en el ambiente cultural de Coquimbo hasta donde llegó”.
Cita orgullosa que su talento haya quedado reflejado en los murales que realizó en el Estadio Francisco Sánchez Rumoroso para Coquimbo Unido.
Pero Gabriel Bujes Medrano, no solo fue un artista conocido en el mundo local por su talento artístico, sino que también por la generosidad y apoyo a quienes venían emergiendo.
Luego de instalar el Taller Medrano, en el sector del Barrio Inglés, el que creó por el entusiasmo que tenía de que la cultura del puerto despegara, comenzó a acoger a artistas locales, demostrando toda su generosidad y ofreciéndoles ese espacio para sus trabajos y para que se desarrollaran en sus distintas disciplinas.
Su hermana Natalia indica que como persona era “un tipo súper noble de alma”, un excelente amigo y muy generoso con su arte y “eso lo hemos visto en la gente que se ha acercado. Siempre estuvo ávido de aportar, de ayudar, de trabajar con gente más joven, abriendo espacios nuevos desde su experiencia para quienes eran incipientes en el tema de las artes. Un buen hermano y confiado de todo, especialmente en la nobleza del ser humano”, precisa.
En su familia destacan su entusiasmo y dicen que en un momento dedicó un año a viajar por Latinoamérica para conocer otras culturas y para mostrar lo que estaba haciendo en ese momento, lo que también le permitió escalar en otras disciplinas como el tallado en madera y la escultura, ya que no era temeroso a la hora de ponerse nuevos desafíos.
Lo califican como un hombre consecuente en su forma de ver la vida, por lo que no tenía grandes ambiciones y también era un amante de la naturaleza.
Realizó su trabajo hasta último momento, acompañado de artistas jóvenes que lo apoyaban, a muchos de los cuales les abrió espacios.
En los últimos años, bien afincado en Coquimbo, sus familiares dicen que recibió el apoyo del municipio, gesto que agradecen. De hecho, fue el propio alcalde porteño, Marcelo Pereira, quien dedicó algunas palabras al artista por las redes sociales cuando se enteró de su deceso.
Pereira destacó a Bujes señalando que era muy querido y “un fiel hincha del aurinegro y autor, junto a su amigo Ricardo Díaz, de los murales que recogen la historia de Coquimbo Unido en nuestro estadio. Su arte, presente en Coquimbo y su amor por el barbón quedarán plasmados por siempre en cada uno de quienes lo conocimos y valoramos como persona y artista. Mis condolencias a su familia, amigos, comunidad artística y a todos quienes pudimos compartir con él. Sin duda, un gran golpe y pérdida para la cultura”, señaló el edil, de quien la familia también se mostró agradecida.