Disputa legal complica convivencia entre adultos mayores y sus hijos

La familia Castillo Daza del sector Las Compañías nunca pensó que  la iniciativa de colocar a la venta su casa para resguardar en el futuro, sobre todo el  de salud de dos adulos mayores que padecen enfermedades complejas, se terminaría por transformar en una dura disputa legal que terminó diviendo al grupo familiar. La controversia se agudizó una vez que se concretó la venta del inmueble y  el matrimonio se  fue a vivor donde una de sus hijas hace dos años, sin embargo en los últimos meses se han presentado problemas de convivencia que escalaron hasta llevar la disputa a los tribunales. 

Uno de los involucrados es Enrique Castillo Cisternas de 82 años, conocido comerciante de La Serena que habitualmente se instala con una máquina en la esquina de las calles Cordovez con O’Higgins, donde vende los tradicionales algodones a los niños que pasean por el centro de la ciudad.

En el último tiempo su caso lo ha instalado en los medios de comunicación, pero ha salido una parte  de la historia. A principios de semana  llegó hasta la redacción de El Día para exponer su situación y coincidentemente en el mismo edificio corporativo se cruzó con  una de sus hijas, la segunda protagonista del suceso. Castillo admite que tener una preocupación  constante por su esposa, Emperatriz del Rosario Placencia Daza de 72 años de edad, quien padece de Alzheimer, expresó su frustración al sentir que habría sido ‘engañado’ por una de sus hijas con la venta de su vivienda, ubicada en calle Las Rosas del sector de Las Compañías.

Desde que se hizo efectiva la transacción del inmueble, en el 2015, la pareja se fue a vivir al sector Bosque San Carlos, en la comuna de Coquimbo a la vivienda de la hija y de dos nietas, en la que se hizo arreglos para que ellos estuvieran más cómodos.

Afirma que su hija conversó con él para que le otorgase un poder notarial que le permitiría vender la propiedad, lo que se concretó en una cifra que alcanzó las 2.600 Unidades de Fomento.

Además, sostiene que  la hija habría realizado las gestiones para cobrar la pensión de la señora Emperatriz, que alcanza los 104 mil pesos.

Pero este año, mientras el matrimonio aún vivía allí comenzaron los problemas. “Un día del mes de agosto y tras una discusión, finalmente me echó de la casa y me tuve que ir a donde otra hija que vive en el sector de Alfalfares, en La Serena”, relata. 

Enrique debió acudir al Tribunal de la Familia, para que su esposa volviese a su lado. Según su versión, el organismo judicial acogió su petición y el 19 de noviembre habría resuelto que  su esposa  saliera de la vivienda, procedimiento que se debió efectuar con personal de Carabineros.

“Un cuidador cobra por lo menos 400 mil pesos al mes, y una enfermera que cobra 25 mil diarios por venir tres veces a la semana. Yo ahora dejé de trabajar para poder estar pendiente", Rosana Castillo, hija del matrimonio

El caso está judicializado y en los próximos días pasará desde el Tribunal de la Familia a la Fiscalía de Coquimbo, que investigará si existió el delito de maltrato reiterado en contra del matrimonio como lo plantea don Enrique. 

El hombre de 82 años trabaja desde hace muchos años vendiendo algodón en el centro de La Serena. Tiene una pensión que no llega ni a un sueldo mínimo. Foto: Guillermo Alday

LA HIJA ENTREGA SU VERSIÓN

Tras conversar con don Enrique en pleno centro de La Serena, Sandra Castillo, una  de sus hijas a quien demandó,  abordó al equipo de Diario El Día para contar su versión de los hechos, porque considera injusto que después de dedicarse al cuidado de sus padres prácticamente sola, -pese a que tiene cuatro hermanos más-, se intente manchar su imagen.

Dice estar consciente que quienes escuchan la historia por primera vez se quedan con la sensación  que ella estaría actuando con una clara insensibilidad, sobre todo hacia su padre, luego que tras una discusión en su hogar en el bosque San Carlos terminó diciéndole a su progenitor que se fuera del hogar.

Sin embargo, mostrando los documentos de las innumerables veces que lo llevó al hospital luego de sufrir ataques de epilepsia, expone una realidad diametralmente opuesta.

Insiste que ha sido ella quien en los últimos 10 años ha liderado el cuidado de su madre y padre y que en ningún caso su intención ha sido económico o apoderarse del dinero por la venta de la casa del sector Las Compañías, como él y una de sus hermanas lo acusó judicialmente.

También aclara que su propósito siempre ha sido estar cerca de sus familiares para cuidarlos, por lo que la venta de vivienda se hizo pensando en estar pendientes de ellos y  garantizar su salud en el futuro. 

“Con mi papá no había problemas, desde el año que se hizo la venta todo iba bien, hasta el verano pasado que conversó con una de mis hermanas y a partir de allí cambió completamente, comenzó a tratarme mal o a exigirme cosas con respecto al cuidado de mi madre, cuando él sabe que yo trabajo todo el día en un colectivo y también tengo dos hijas, entonces hago lo que puedo”, manifiesta.

LOS DETALLES DE LA VENTA

Sandra explica que en principio su propia madre, antes que se le acentuara el Alzheimer, le sugirió vender el inmueble o a traspasárselo a una de sus nietas, pero que ella se negó. Sin embargo, asegura que con él tiempo la falta de papeles en regla complejizó el tema y ahora, por una disputa entre los 5 hermanos, ella no puede probar sus buenas intenciones.

Reconoce que el 2015 su padre le cede la casa en una venta ficticia como una forma de venderla, y obtener recursos para cubrir los gastos de salud de su madre y padre. No obstante, increíblemente, asegura que su progenitor desconoció el acuerdo y con el tiempo, tras abandonar el hogar de Tierras Blancas, la demandó por supuesto “engaño”.

La mujer asegura que hoy está en  una disyuntiva, sobre todo porque dice creer que su madre no lo estaría pasando bien en casa de su hermana Rosana, especialmente porque su padre sigue trabajando y no tendría el tiempo para entregarle los cuidados necesarios. En cambio, cuando vivían en su domicilio, le pagaban a una cuidadora para que colaborara con las atenciones que requiere su madre. 

Lo cierto es que esta disputa familiar que llegó a los tribunales está lejos de culminar. Incluso, cuando Sandra esperaba para ser entrevistada en la sede del diario El Día en horas de la tarde, se cruzó con su padre, quien venía a aportar más detalles de su versión, pero no hubo diálogo entre ellos.

VISITA AL NUEVO HOGAR DE LA PAREJA

El Día también tuvo acceso  al  domicilio de otra de las hijas de la pareja, Rosana Castillo, ubicado en el sector  Alfalfares donde hace cuatro meses  recibió a su padre y desde hace una semana también cuida de doña Emperatriz, quien se encuentra en silla de ruedas y tiene Alzheimer avanzado.

"Con mi papá no había problemas, desde el año que se hizo la venta todo iba bien, hasta que el verano pasado cambió completamente suactitud", Sandra Castillo, hija del matrimonio

Señala que la relación con su hermana siempre ha sido complicada, lo que incluso dificultó que ella y dos hermanos más visitaran a sus padres cuando se mudaron de Las Compañías al Bosque San Carlos.

“Ella vendió la casa en la que vivían mis padres que era grande y espaciosa, pero no consultó con sus otros hermanos. Luego hasta se nos hacía difícil conversar con mi mamá, no la pasaban al teléfono o si la íbamos a ver era un conflicto”, agrega.

Por esta razón que decidieron demandar para recuperar el dinero que queda producto de la venta de la casa, y de la pensión de su madre, para poder cubrir los gastos de sus cuidados.

“Un cuidador cobra por lo menos 400 mil pesos al mes, y consulté con una enfermera que cobra 25 mil diarios por venir tres veces a la semana. Yo ahora dejé de trabajar para poder estar pendiente de mi mamá y tengo a una señora que me ayuda en algunos momentos, así yo puedo salir a hacer diligencias”, detalla.

Roxana dice respetarán la decisión de su papá de no ingresar a doña Emperatriz a un centro de Larga Estadía, y de cuidarla en casa hasta sus últimos, para lo cual está recibiendo apoyo de dos hermanos más y de su pareja.

“Con amenazas no vamos a ningún lado. Así que nosotros seguiremos adelante con la demanda y esperamos que los beneficie a ellos. Hemos pasado momentos muy difíciles como familia, por la enfermedad de mi mamá, y a mi papá hasta psicólogo le pagué después que salió de la casa de mi hermana, pero lo importante es que ellos estén bien”, acota.

Más allá de quien tiene la razón, hecho que deberán dilucidar los tribunales, el caso dejó a entrever las complicaciones y disputas que se generan al interior  de las familias, sobre todo cuando los padres enfrentan serias enfermedades.

Una situación que  cada día se torna  más común entre los adultos mayores y donde lo que más preocupa  es que el cariño y el amor por quienes nos dan la vida, estaría en el último lugar. 6101iR

Rosana Castillo se encargará del cuidado de su madre, junto con dos hermanos más que van a ayudarla. Comenta que su papá no quiere llevar a doña Emperatriz a un centro especializado. Foto: Lautaro Carmona