• Foto: Lautaro Carmona Guerrero
    Jeannette Torrealba Olmos es presidenta de la Agrupación Nacional de Profesores Rurales desde agosto de 2017 y es la primera docente de la región de Coquimbo que ocupa dicho cargo.
  • Foto: Cedida
    Recientemente, la directiva nacional de la Agrupación de Profesores y Profesoras Rurales se reunió con el Rector de la Universidad de La Serena, Nibaldo Avilés, para coordinar un trabajo conjunto
Crédito fotografía: 
Lautaro Carmona
La dirigenta plantea que en la actualidad debiesen haber muchos más docentes ejerciendo en escuelas rurales, pues los sueldos, la tecnología y los beneficios del Estado facilitan más que nunca su trabajo.

Bastián Álvarez Pardo

El Decreto 149 del Ministerio de Educación de 1998 establece que cada 7 de abril se celebre en el país el Día Nacional de la Educación Rural, en el que se conmemora en su natalicio, la vida, obra y legado de la poeta Gabriela Mistral en su rol de profesora rural. En nuestro país existen 3.520 profesores rurales y en la región de Coquimbo son cerca de 530. La Agrupación Nacional de Profesores Rurales es una entidad que posee personalidad jurídica propia y constantemente realiza congresos y seminarios en los que se analizan temas como la innovación en el aula y se comparten experiencias de los docentes rurales. Actualmente es presidida por Jeannette Torrealba Olmos, la primera profesora de la región de Coquimbo que llega al cargo.

Torrealba asumió en agosto de 2017 por un período de tres años y adelantó que no participará en las elecciones de julio de 2020, para dar espacio a las nuevas generaciones. Ha recibido diversas distinciones, entre ellas la de Maestra Heroína, entregada por el Ministerio de Educación y Carabineros, pues salvó a los alumnos en el aluvión de 1997 en la escuela de la localidad de El Almendral en Vicuña y además, es Hija Ilustre y recibió la Medalla de la ciudad de La Serena por parte del municipio de la capital regional, en reconocimiento a sus más de 40 años de trabajo en escuelas rurales.

Actualmente, Torrealba y la Agrupación se encuentran realizando diversas gestiones y reuniones protocolares y de trabajo con el alcalde de Ovalle Claudio Rentería y con el Rector de la Universidad de La Serena, Nibaldo Avilés.

“Se deben escuchar las voces de los profesores rurales, que a nosotros no se nos impongan las evaluaciones”

En la actualidad, ¿Qué objetivos busca la Agrupación Nacional de Profesores Rurales?

“Queremos levantar más de alguna propuesta del mundo rural que no está en la Reforma Educacional.  Hemos pensado, como equipo, que los SIMCE no debieran ser medidos de la misma manera para la escuela rural que para la escuela urbana. Los libros, los textos, tendrían que estar más ajustados a las realidades locales, no hacerlos a nivel nacional y que vayan de Arica a Punta Arenas. ¿Qué sabemos en la región de Coquimbo del Caleuche? Aquí hablamos de La Llorona y en el sur no tienen idea de qué es La Llorona. Tenemos que ser universales en nuestros aprendizajes, pero dando un poco más de hincapié en lo local. Podrían ser textos de cada región, donde se pueda ver flora, fauna y todo lo demás, que salgan muchos cuentos de su propia realidad. Queremos levantar propuestas desde la ruralidad, que no todo llegue desde el Ministerio, que den la posibilidad de que los propios profesores pueden emerger con sus necesidades. El ministerio trabaja como cascada, pues sale algo desde el ministerio, se lo pasan a los directores provinciales, de los directores provinciales a los sostenedores, los sostenedores a los directores y los directores a los apoderados y a algunos apoderados. La propuesta que queremos llevar es dejar a la cascada y que se escuche a los profesores rurales”

“El profesor se va haciendo en la práctica. Hay que entregarse de lunes a lunes”

¿Qué tan importante es la oportunidad de tener contacto con el entorno que ofrece el trabajar y enseñar en el mundo rural?

“Todos se conocen, todas las familias de los niños están ahí, los apoderados entregan su experiencia.  Nosotros como profesores aprendemos mucho de los niños y la experiencia que traen, que saben ordeñar una cabra o una vaca, de lo que nosotros no tenemos idea. Amalgamamos los conocimientos y la cercanía es por la convivencia. El profesor rural no sabe de horarios. Yo comencé mi labor educacional ad honorem como maestra unidocente en la localidad de La Ortiga (hacia el interior de Vicuña) en 1969, para saber si era realmente mi vocación. La teoría no es la misma práctica. Ser profesor rural es una fortaleza, sin desmerecer al profesor urbano, pero el urbano nunca ha vivido la falta de agua, o tener que tomar el micro o el colectivo el domingo y que lo tengan que ir a buscar. Ahora lo van a buscar en auto, pero antes nos trasladábamos a pie, en burro, a caballo o en bicicleta. Ha ido evolucionando el profesor rural. Hoy en día está bien, porque tiene casa, alimentación,  lo llevan y lo traen y tiene bonos, que les paga el Ministerio”

“La dispersión geográfica es una debilidad, pero nosotros también sabemos transformarla en fortaleza”

¿De qué forma el trabajo de los docentes rurales se ve afectado por factores como la alta dispersión geográfica de los centros poblados y la escasez hídrica en la región de Coquimbo?

“Trabajamos con la comunidad, con los saberes que tiene el entorno, con el laboratorio natural y con la cercanía con el resto de las autoridades locales. El profesor pasa a ser una autoridad más. El profesor es un agente de cambio. En Almendral, el colegio tenía piso de tierra y con la gestión junto a los apoderados y colaboradores del colegio, pudimos instalar piso de cemento y baños de alcantarillado en el sector. Es muy importante la garra, la mística, la vocación y la entrega”

 

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