Los habitantes de Tongoy en los últimos dos meses han hecho lo imposible para que el Coronavirus no llegue a ese conocido balneario turístico de Coquimbo y para ello incluso se han tomado la Ruta 5 Norte en varias oportunidades exigiendo un cordón sanitario en el acceso a su localidad.
Preocupados porque dicen tener claro hace rato de que esta pandemia es de vida o muerte, al considerar que no eran escuchados decidieron instalar su propia barrera social al ingreso de su comunidad con el objeto de que no ingresaran personas que iban a pasear o a ocupar su segunda vivienda.
Esa es una parte de la lucha que han dado principalmente las unidades vecinales, las que se han coordinado para no darle tregua a la pandemia ni mucho menos a los intrusos que podrían llevar el contagio, provocándoles un desastre, puesto que tienen un alto número de adultos mayores, los más vulnerables si se contagian.
La vida continúa
Pero cómo están viviendo el día a día los habitantes de ese balneario. El vocero de las juntas de vecinos de Tongoy y presidente de la Junta de Vecinos Las Palmeras, José Montero, señala que si bien no viven como ocurría en tiempos de normalidad y ellos deben continuar con sus vidas.
Consultado cómo lo hacen para abastecerse de víveres e insumos para enfrentar la pandemia, como mascarillas o alcohol gel, precisa que ellos no están desabastecidos y que en esta aduana social que se vieron obligados a establecer en el acceso, los camiones que llevan ese tipo de productos de consumo diario no tienen ningún problema en acceder, solo se les exige que los choferes y peonetas porten mascarillas y guantes cuando es necesario, ya que la idea no es cortar los suministros al pueblo.
“Nosotros no les podemos coartar la libertad de ingreso, pero sí los llamamos a tomar conciencia de la gravedad de esto y a tratar de que se queden en casa”. José Montero, dirigente vecinal.
De todas formas, el dirigente deja claro que ellos no pueden prohibirle el paso a ninguna persona, ya que esa no es su función, pero se preocupan de que cumplan con las normas sanitarias, ya que no quieren verse contagiados gratuitamente o por la irresponsabilidad de otro.
“Nosotros no les podemos coartar la libertad de ingreso, pero sí los llamamos a tomar conciencia de la gravedad de esto y a tratar de que se queden en casa, porque nosotros tenemos a todos los restaurantes cerrados, no hay arriendo y toda la gente estamos en la misma parada. Entonces, usted que salga de su casa con su familia para venir a pasear acá no, porque creemos que deben tener otro medio de entretención para pasarla bien como grupo familiar”.
Sobre el abastecimiento de las familias, explica que referente a las mascarillas, algunas dueñas de casa han comenzado a fabricar e iniciar emprendimientos. En las farmacias venden aún. “Las costureras del pueblo han empezado a hacer sus propias mascarillas y hemos estado protegiéndonos por todos los medios. Alcohol cuesta conseguir, pero hemos tenido aportes de concejales y autoridades que han apoyado”.
Referente a la salud primaria, el consultorio contaría con sus implementos necesarios para atender a la población por el momento.
De todas formas, esperan recibir más apoyo para las familias que están cesantes y tienen grandes necesidades, para lo cual esperan que los aportes de las autoridades que lleguen, destinarlos a un centro de apoyo desde donde poder distribuir.
“La idea es concentrar todo en la junta de Vecinos Pablo Neruda, donde conforme a la realidad de cada sector de cada familia distribuir, porque quién más conoce las necesidades somos los dirigentes vecinales. Nos vamos a encargar que la ayuda que nos llegue de cualquier forma, a través de los privados, de los organismos del estado, a través de la seremía de Desarrollo Social, sea entregada. Y vamos a llevar la estadística de cuánto se ha entregado, a quiénes y cómo, para que sea transparente todo y no haya suspicacias”, plantea el vocero de las unidades vecinales de Tongoy.
La localidad cerrada
José Montero describe que hoy en Tongoy está todo cerrado y que algunos locales están trabajando con delibery, porque se han reinventado. Por ejemplo, hacen entrega de empanadas a domicilio, también los platos que preparan y quienes son de afuera también pueden pedir y venir a retirar su pastel de jaiba o lo que encarguen”.
Insiste en que lo principal es quedarse en casa, porque la pandemia está creciendo y “vienen tiempos peores y si no nos cuidamos olvídese de lo que puede ocurrir”.
Al señalarle si no han pensado en pedir una cuarentena, Montero señala que lo que debería ocurrir es una cuarentena regional y que para eso es una lucha que deben dar los 15 alcaldes de la región y las autoridades regionales, “pero lamentablemente el gobierno se rige por estadísticas y al porcentaje de contagiados. En Santiago se tuvo que esperar a que creciera hasta casi unos tres mil diarios para una cuarentena regional. Yo creo que las medidas se tienen que tomar antes para evitar más contagiados, si en la región tenemos 150, tomemos la medidas, no esperemos a llegar a 300 o a 500, no esperar a los dos mil contagiados para resolver.
Delincuencia y drogadicción
En Tongoy algunos de los problemas que se han invisibilizado con la pandemia es la delincuencia y la drogadicción, un tema reclamado permanentemente por la comunidad.
Sobre esto, los vecinos señalan que no es que haya desaparecido con la presencia del Coronavirus, sino que la atención está en otra parte, una más complicada como el temor a los contagios y la autoridad policial como los Carabineros, “están haciendo un esfuerzo tremendo para cumplir con todos los requerimientos que tienen en estos momentos, pero llegar a controlar lo que es el microtráfico, la venta de drogas, se les escapa un poquito de las manos, pero en general hay control”.
Los dirigentes vecinales han sostenido que la gente de Tongoy no sale mucho y que lo hace solo para comprar lo necesario y bien protegidos, reconociendo que les preocupa la feria.