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Lautaro Carmona
El exarzobispo de La Serena enfrenta la controversia del caso Barros tras la visita del Papa Francisco a Chile, aunque evita emitir un juicio. El religioso de 103 años, además, admite estar sorprendido con la masiva respuesta de los fieles ante el arribo del pontífice a nuestro país.

A pesar de sus 103 años, sus dificultades para escuchar y leer, monseñor Bernardino Piñera Carvallo no deja de lado su rutina de leer libros, revistas y diarios. Tampoco de visitar La Serena donde en la década de los ’80 ocupó el cargo de arzobispo y fue clave para la visita del Papa Juan Pablo II.

Tres décadas después, monseñor Piñera tuvo la oportunidad privilegiada de reunirse junto a un grupo de sacerdotes con el Papa Francisco en su periplo por nuestro país en enero. El pontífice destacó su aporte y que actualmente sea el obispo más longevo del mundo.

Él lo toma con modestia. “Eso no le importada a nadie”, contestó a diario El Día, en una entrevista que concedió en una de las cabañas de la familia en Peñuelas, donde estuvo acompañado por el exconcejal de La Serena, Jorge Hurtado.

Pese a sus dificultades para escuchar repasó el impacto para Chile de la visita del pontífice, el arribo por segunda vez de su sobrino, Sebastián Piñera, a La Moneda y de la correspondencia que ha intercambiado con el arzobispo Francisco José Cox, que se encuentra en Europa luego que fuera alejado de la Iglesia en Chile por acusaciones de conductas impropias.

Se excusa por la sordera que debe sobrellevar, pero sorprende por la claridad de sus conceptos.

Monseñor Piñera recalca que la visita del pontífice fue un éxito, “si se toma en cuenta que muchos eran escépticos. Hay quienes sienten que no era el momento en Chile para un evento religioso, sin embargo fue un éxito completo. Desde los organizadores y el mismo Papa se manifestaron casi sorprendidos del éxito”.

En todo caso, aclara que su visita no fue tan grandiosa como la que efectuó el Papa Juan Pablo II en abril de 1987, aunque también advierte que los contextos fueron distintos. “Era la primera visita y otras circunstancias políticas, mundiales, también el prestigio de una personalidad polaca, mundial y europea, ante un Papa que lo sentimos más nuestro al ser argentino, de aquí al lado”.

Aunque al término de la gira del Sumo Pontífice hubo críticas de algunos sectores por la baja asistencia en algunas actividades, sobre todo Iquique y la Araucanía, monseñor Piñera desclasifica que el Papa Francisco quedó sorprendido de la afluencia de público, “y la repercusión que han tenido las palabras del Papa, o sea fue un gran éxito y me alegro mucho. El Papa demostró tener una personalidad única, es un hombre de gran talento, capaz de ubicarse en cualquier tema y decir lo que de él se espera y hablar de cualquier tema”.

El prelado asegura que el pontífice es poseedor de un talento extraordinario, “más allá de ser Papa, las dos encíclicas que he leído detenidamente son magníficas, documentos profundos. Es un hombre inteligente, visionario y que habla y escribe muy bien. Es infatigable y nunca se le vio cansado”.

-¿Lamentó la comparación que se hizo de la cantidad de personas que reunió en contraste de la visita de Juan Pablo II en 1987?

“Pensé que iba a asistir mucho menos gente que con el Papa anterior (Juan Pablo II), porque una segunda visita nunca es igual que una primera y son otras las circunstancias. Me sorprendí y muchos se han sorprendido, incluso los organizadores.  Me sorprendió ver el entusiasmo y la alegría de los jóvenes que se sentían más cercanos al Papa que además tiene la capacidad de dialogar con cada persona. Yo estaba ahí, pero no le oí, ni siquiera cuando hizo la referencia a que yo era el obispo más viejo del mundo. La primera visita la conocí bien, porque era presidente episcopal y tuve la responsabilidad y el éxito fue extraordinario. Pero en esta visita el éxito fue mucho mayor de lo que yo pensaba”.

BARROS NO ES MI PROBLEMA

-¿Fue contradictorio el Papa Francisco respecto a pedir perdón por los abusos sexuales de los sacerdotes, pero le entregó apoyo al obispo Barros?

“De todo lo que he visto en vida lo que menos me interesa es la conducta de la gente y en cada caso particular. Está en su conciencia y en los tribunales, por eso el caso Barros no es problema mío. No lo conozco mucho, sé que es un muy buen sacerdote, ha sido muy estimado y fue discípulo de Karadima (Fernando) y todos sabemos lo que pasó con Karadima. Creo que él es perseguido por la gente injustamente, pero no me meto en eso, porque no soy juez ni parte. Dicen que hay una acusación contra él, pero él plantea que no es cierto y los tribunales la han rechazado. Los que han investigado señalan que no se puede establecer nada. Pero la iglesia no puede depender de un hombre. A mí me extrañó que el Papa hablara del caso y dijera que había estudiado a fondo el caso Barros, llegando a la conclusión de que no hay nada, pero no es el problema más importante de Chile”.

“El Papa demostró tener una personalidad única, es un hombre de gran talento, capaz de ubicarse en cualquier tema”.

-¿Debió ser más prudente y no aparecer en la primera línea en la visita del Papa para evitar un conflicto como  el que ocurrió?

“No me meto en las cosas ajenas, cada cual tiene su conciencia y criterio, menos yo, que estoy sordo y ciego”.

-¿Cuál es el principal mensaje que le dejó a los chilenos el Papa Francisco?

“Reaviva la fe y el entusiasmo del pueblo católico, aunque en este momento en nuestro país está un poco de baja. Pero esta visita hará bien y ha cumplido la expectativa”.

LAS EXPECTATIVAS POR EL ARZOBISPO DE SANTIAGO

-¿Cuál es el modelo que debieran seguir los nuevos obispos y sacerdotes en medio de los tiempos complejos que vive la iglesia?

“Lo importante es quién será el nuevo arzobispo de Santiago, eso se convertirá en un hecho importante porque Santiago es la tercera parte de la iglesia chilena. Además, será presidente de la Conferencia Episcopal y se abrirá una era nueva. Será el fin de esta especie de incertidumbre porque nunca ha existido una renovación del episcopado como la que ha existido en los últimos años. Nunca se habían nombrado tantos obispos, ahora no son tan conocidos como el cardenal Raúl Silva Henríquez, monseñor Fresno (Juan Francisco) y Oviedo Cavada (Carlos)”.

-¿Cree que el nuevo arzobispo logrará cautivar a los fieles y que retornen a los templos, además de acercarse a los pobres?

“Creo que ese lenguaje (pobres) está un poco sobrepasado, porque cada vez más los pobres pasan a ser el pueblo chileno, somos todos. Se han integrado a la familia chilena, hay cada vez menos. Los pobres tienen 4 millones de autos en Chile. Hace 50 años todos teníamos conciencia de que había una parte importante de la población que era demasiado pobre. Pero, gracias a Dios hemos mejorado bastante, basta ver las calles y los autos (se ríe)”.

ENFRENTANDO LA INCERTIDUMBRE

-¿Teme que en el futuro sigan apareciendo más denuncias en contra de sacerdotes?

“Estamos en un periodo de incertidumbre, no hay una era muy definida. Es cierto que las estadísticas muestran una baja tanto en la Iglesia Católica como en otras religiones. Me pregunto si no habrá también una baja en el mundo musulmán, se nota más la pasión política que la pasión religiosa. Es posible que el gran progreso económico que es evidente en el mundo entero pone el acento más en lo material que en lo espiritual. Tengo la sensación de que el pueblo chileno es menos sensible a la religión, a la fe y a Cristo que hace 50 años. Es un poco lo que pasa en las familias cuando los padres miran a sus hijos y los advierten diferentes a lo que eran ellos. Aunque no están seguros que eran mejores que sus hijos, esto es como la marea”.

-¿En todo caso lamenta las denuncias en contra de sacerdotes que han sacudido el prestigio de la iglesia?

“Sí, hay pocas vocaciones, hay muchos signos negativos, es cierto, pero todo esto es como la ola, pasa una y llega otra. Lo que me interesa es lo que puedo hacer hoy día”.

AVANCES NOTABLES

Cada cierto tiempo monseñor Piñera resiente sus dificultades auditivas y su vista. “Estoy muy viejo, sordo y ahí uno pierde el contacto con la gente, no puedo interactuar y esta entrevista lo prueba, porque le oigo la mitad de lo que me dice y repito muchas cosas”.

En todo caso dice estar muy bien de salud, “no me quejo, pero no quiero transmitir como un viejo ve el mundo, pero en general lo veo mucho mejor. El progreso de la cultura, educación y la eficiencia es enorme y no lo veo tan mal desde el punto de vista espiritual o moral. No soy sociólogo, sino que hombre de acción, me gusta trabajar por lo que creo y eso es la fe en Cristo, en el evangelio, un hombre religioso y lo he sido toda la vida”.

Presidente Piñera 2.0

-¿Qué le provoca que su sobrino Sebastián Piñera  por segunda vez se transformó en  Presidente de Chile?

“Estuve leyendo el diario con lo poco que puedo leer y tengo la impresión que no es el mismo  que hace ocho años, ojalá que así sea, porque Chile tampoco es el mismo. Pero tengo la impresión de que no será el mismo Gobierno que el anterior, porque hay mayor participación de los partidos políticos  y de la derecha política. Más participación de los políticos profesionales que los técnicos, yo no soy político, pero por temperamento soy optimista y no pesimista”.

-¿Dónde debería estar el énfasis en  este nuevo Gobierno?

“Mire, no soy político, pero en Chile se nota un gran progreso económico y social, pero no de  una clase, sino que del país. Insisto, es evidente que el Chile de hoy no es el mismo de hace 40 años, basta pensar que han comprado 4 millones de autos. Noto un progreso general del país”.

 

 

Un tema de conciencia

-¿En los últimos años ha tenido contacto con monseñor Francisco Cox?

“Una  que otra vez le mando una carta o lo llamo por teléfono y otras veces me llama él. Le estoy muy agradecido porque  fue un muy buen auxiliar conmigo. A él, más  que a nadie, se le debe la visita del Papa Juan Pablo II a Chile. Y una vez estando en Europa, estuve con él, pero hace varios años que no lo veo”.

-¿Pidió perdón por lo ocurrido?

“Ese es un  tema de conciencia  y no lo sé, nunca he hablado de eso con él, jamás”.

Monseñor  Piñera evita seguir  hablando  del tema y prefiere terminar con la entrevista.

 

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