Por: Paola Acevedo
El último informe del Centro de Estudios de Zonas Áridas (Ceaza) levantó una luz de alerta. Hay un 50% de probabilidades de tener un otoño con bajas precipitaciones y un 30% de probabilidades de contar con un nivel de precipitaciones igual a lo normal.
La alerta se enciende porque el informe califica como delicada a la situación hidrológica de la Región de Coquimbo, “desde el año 2018 se han registrado bajas precipitaciones, lo que ha provocado que los caudales estén bajos desde hace más de dos años”.
El informe recuerda que el caudal de los ríos comenzó a estar bajo lo normal desde la primavera de 2017 y el escenario no ha permitido que la situación mejore: la acumulación de nieve ha sido baja por tres años consecutivos (2018, 2019 y 2020) y pese a que el año 2020 fue “algo más favorable” en materia de precipitaciones, el 2019 fue catalogado como uno de los años más secos de los últimos 40 años.
Si bien en el informe se lee que la situación de los embalses es dispar: En Elqui los embalses La Laguna y Puclaro superan el 50% de su capacidad total de agua acumulada; en Limarí el principal embalse, La Paloma, no supera el 29%; mientras que en Choapa el promedio de agua embalsada llega al 19% de su capacidad total. Ante ese escenario, el CEAZA advierte que la gestión del agua debe ser cuidadosa.
Elqui: Sería una temporada estrecha pero operativa.
El informe sobre el estado de embalses de la Región elaborado por la Dirección General de Aguas (DGA) muestra que los embalses de la provincia de Elqui promedian un 62% de su capacidad total. El embalse de cabecera La Laguna está a un 73% de su capacidad máxima, mientras que el Puclaro llega a un 51%. Niveles que según el CEAZA se han mantenido durante los últimos tres años.
Desde la Junta de Vigilancia del Río Elqui y sus afluentes explican que los informes permiten tomar las decisiones más acertadas en función de las precipitaciones proyectadas y conforme a las últimas publicaciones se mantienen en alerta.
“Actualmente, el desmarque está en 25%, lo que nos permite hacer un uso eficiente del recurso hídrico, manteniendo en marcha las diversas labores productivas, pero sin agotar las reservas que mantenemos en los embalses La Laguna y Puclaro. Es un equilibrio muy delicado, especialmente en medio de esta dura sequía que estamos viviendo”, explica el presidente de la Junta de Vigilancia, Pelayo Alonso.
Añade que el uso conservador del recurso les ha permitido asegurar el agua para esta temporada, “sin embargo, si los pronósticos aciertan, la próxima temporada sería “una temporada más estrecha, pero operativa”.
Pelayo advierte que “hoy, más que nunca, la gestión del agua se convierte en una prioridad, para reforzar la disponibilidad de agua tanto para el consumo humano, como para las diversas labores productivas que dependen del recurso hídrico para operar con eficiencia y sustentabilidad”.
Limarí: Sería una situación crítica.
En Limarí el sistema Paloma se encuentra en una difícil situación. Los tres embalses que componen el sistema promedian 28% de su capacidad máxima de agua embalsada. Eso, porque Recoleta que tiene una capacidad máxima de agua embalsada de 86 millones de m3 se encuentra a un 43% de su capacidad. Sin embargo, La Paloma que tiene una capacidad de embalse de 750 millones m3, apenas se encuentra en 29% de capacidad total; mientras que Cogotí, con una capacidad de almacenaje de agua de 136 millones de m3, apenas llega al 12%.
El presidente de la Comunidad de Aguas Sistema Embalse Paloma, José Eugenio González, indica que la disponibilidad de agua es crítica y la medida ha sido tomar menos agua, una situación que se viene repitiendo desde hace tres años.
“Estamos usando menos agua en la temporada de manera que nos ha permitido funcionar hasta ahora, pero estamos llegando a un punto que ni siquiera con ese esquema vamos a poder llegar muy lejos, por lo que estamos dependiendo del próximo invierno”, explicó.
Hoy los regantes están recibiendo cerca del 25% de agua que recibirían durante un año normal.
“Tenemos una dotación pequeña para enfrentar esta temporada, pero no es suficiente. Nos va a servir para priorizar qué plantas salvamos, pero estamos en una situación bastante compleja”, explicó.
“El año que pasamos fue complejo y alcanzamos a salvar las plantaciones con muchas restricciones y esta temporada los sectores que están sobre embalse, sectores que no tienen regulación, están muy complicados con dotaciones del 10%”, dijo.
Según explicó el dirigente, estos sectores tienen una dotación en base al caudal instantáneo del río y “de un máximo de un litro por segundo que se distribuye en años normales, hoy estamos distribuyendo 0,1 litro por segundo”, indicó.
Para el representante, la ausencia de nieve ha sido un punto clave para entender el déficit en el caudal de los ríos, por tanto, del agua embalsada, y aguas subterráneas.
En cuanto a proyecciones, indica: “A partir de la próxima temporada será dramático. Ya es dramático esta temporada, si no lloviese este invierno estaríamos dependiendo prácticamente de lo que suceda el próximo invierno”, advirtió.
Choapa: Comunidad de agua subterránea y embalse de cabecera.
En Choapa la situación es compleja. Según el informe de la DGA el embalse El Bato está a un 9% de su capacidad máxima de agua embalsada, Culimo a un 27%, mientras que Corrales a un 18%.
El presidente de la Junta de Vigilancia del Río Choapa, Luis Lohse, explica que las lluvias del año pasado, junto al uso de pozos, ha permitido salvar esta temporada, pero de cumplirse los pronósticos de un otoño sin lluvias y peor aún, de un invierno sin precipitaciones, la situación será muy compleja.
“Producto de la mejor pluviometría que tuvimos el año pasado, hoy tenemos al río con agua entre unos 1.500 y unos 1.400 litros por segundo, el año pasado en esta fecha estábamos en 730 litros por segundos, es decir al 50% de lo que tenemos ahora. Tenemos en el embalse Corrales cerca de 6 millones de m3 y esperamos mantenernos en un 17% (de entrega de agua hacia los regantes) aquí a mediados de abril”, explicó el dirigente.
Los ojos del presidente de la Junta de Vigilancia están puestos hoy en la necesidad de seguir avanzando en los estudios de un embalse de cabecera para el que la empresa minera Los Pelambres ya comprometió recursos y, por otra parte, la sustentabilidad del acuífero.
Lohse explica que para enfrentar las dos últimas temporadas se implementaron más pozos sequía, “pero los pozos es un tema preocupante porque estamos ocupando agua y no sabemos cómo estamos afectando al acuífero. Hace dos o tres semanas atrás nos entregaron un estudio que se hizo de la cuenca, para ver en qué situación estábamos, pero ese estudio es pasado. Tenemos el año 2019 y 2020 en que se sacó una cantidad importante de metros cúbicos desde el subsuelo y hay que tener todas las precauciones para no generar impacto a futuro”, advierte.
Respecto a lo que se viene, Lohse dice que el pronóstico es muy similar al del año pasado, en que finalmente fue diferente a lo que se había proyectado “y como dicen los meteorólogos, ojalá se equivoquen y no sean esos pronósticos”.
“Si estamos en una situación de 40, 60 u 80 mm de agua caída, vamos a estar en una crisis más profunda que la del año pasado. Primero, porque en qué tiempo recuperamos el embalse Corrales que nos permite regular (el riego). Para recuperar el Corrales, necesitamos dos meses con una cantidad importante de agua en el río. El año pasado hicimos un esfuerzo enorme y alcanzamos a recuperar entre 15 millones m3 y 16 millones m3, que es lo que tenemos ahora, y con el que estamos enfrentando el 2020 -2021”.
En caso de no haber lluvia, la situación sería muy compleja, “el agua subterránea no va a ser suficiente para poder complementar el agua que falta. Y habrá que tomar medidas paliativas”, dice.
Situación crítica
Pedro Rojas, seremi MOP Región de Coquimbo, destacó el trabajo en tres líneas para afrontar la sequía: APR, fiscalización y trabajo asociativo. En el último eje, recordó la priorización de un embalse de cabecera para Choapa.
El seremi de Obras Públicas, Pedro Rojas, explicó que la situación hídrica en que se encuentra la región es crítica, “llevamos en una sequía que ha durado muchos años y no hay nuevos índices de que la situación mejorará”, explicó.
Ante este escenario, el MOP está trabajando en distintos ejes. El primero, según detalló la autoridad, es el Agua Potable Rural (APR).
“Se sobreentiende que los APR se encuentran bastante vulnerables en términos de su propia fuente hídrica, que ha ido disminuyendo en el tiempo. Cuando se desarrollaron los proyectos respondían a las condiciones hidrológicas de ese entonces, pero no a las condiciones que tenemos actualmente, por lo tanto, hemos hecho una cartera ambiciosa de mejoramientos de los APR, con conservaciones y el foco en la prospección y construcción de nuevas fuentes de agua, lo que incluye estudios por la necesidad de nuevas fuentes”.
Agregó que con la entrada en vigor de la Ley de Servicios Sanitarios Rurales se ha podido incorporar APR que no pertenecían al MOP, y que se encuentran vulnerables porque no tuvieron inversión por mucho tiempo.
El segundo eje en que está trabajando el MOP es la fiscalización. Rojas explica que hay dos formas de operar: las denuncias y las fiscalizaciones que inicia la propia autoridad. En cuanto a las denuncias, la autoridad destacó que es muy importante promover que las comunidades de aguas hagan las denuncias correspondientes a la Dirección General de Aguas, de modo de iniciar investigaciones y limitar responsabilidades.
La segunda alternativa, es mediante la inspección de los fiscalizadores. Este proceso considera medir predios, cantidad de verdor, cantidad de cultivos en superficie y cotejo con la cantidad de derechos de agua. “Si no concuerdan los derechos inscritos, ya podemos iniciar un proceso”, explicó la autoridad, junto con señalar que para este proceso se está trabajando con el apoyo de drones.
El último eje, es el trabajo asociativo que está desarrollando el MOP con regantes y juntas de vigilancia.
“En este momento hay priorizados tres embalses: Murallas Viejas, Canelillo y ahora estamos priorizando un embalse de cabecera en el río Choapa a raíz de una solicitud de la Junta de Vigilancia”.
Añadió que se está promoviendo la conformación de comunidades de agua subterráneas, para controlar y prorratear el consumo de este tipo agua, de modo de “hacer menos vulnerables los acuíferos que tenemos en la región”, finalizó.