A sólo horas de dejar su cargo que mantuvo durante más de 20 años, el profesional repasó con El Día, los momentos más complicados que debió pasar a cargo de la institución

Sus primeras armas en materia de prevención las realizó en 1984 cuando se desempeñaba como secretario municipal en la comuna de Punitaqui. Ese año fue muy lluvioso por lo que se produjeron varias situaciones en donde debió encabezar las acciones de mitigación de la emergencia. En el 1990, el entonces intendente Renán Fuentealba, le solicitó que asumiera la dirección regional del Onemi.

Desde entonces, Mario Pérez, quien hasta el viernes fuera director de esa institución, siempre ha estado presente en cada una de las emergencias que se han registrado en la Región de Coquimbo. A horas de a haber entregado su cargo, habló con El Día y repasó uno de sus momentos más críticos frente a la Oficina Nacional de Emergencias.

-¿Cómo definiría estos años a cargo de la Onemi?

“Ésta es una pega muy absorbente, porque no hay fines de semana, vacaciones, prácticamente fueron 20 años que pasé colgado a los acontecimientos que se generan en la región. Terremotos, inundaciones, aluviones, accidentes mineros, sequías, incendios, etc. Hay muchas horas que finalmente se le quita la familia, tengo seis hijos, pero uno entiende que es el aporte que como funcionario público uno le hace a la comunidad y en definitiva al país. Son sentimientos encontrados, por una parte es toda una vida vinculada al tema, pero que exquisito fue el viernes cuando entregué mis teléfonos y pude dormir tranquilo”.

-En todos estos años, ¿cuál definiría como el momento más delicado que debió pasar?

“En esta pega hay que mantener la calma. Pero sin duda que el momento de mayor tensión fueron los primeros 45 minutos que precedieron el terremoto de Punitaqui en 1997. En la prensa hoy no se habla mucho, porque si bien no fue un terremoto de gran magnitud, sí fue muy dañino. Se nos cayeron 10 mil viviendas, 105 escuelas, tres postas y murieron 8 personas. Entonces en esos primeros momentos de caos, sin energía eléctrica, en la intendencia con una pura radio tratando de localizar el epicentro. Fueron momentos muy críticos porque después de 45 minutos pudimos establecer comunicación con Santiago”.

-¿Y dónde le sorprende ese terremoto?

“Venía saliendo de clases, estaba estudiando en la Universidad Francisco de Aguirre y estaba en un semáforo y no me percaté que estaba ocurriendo el terremoto, salvo porque vi que los transformadores tenían chispas, luego llegue a la casa y me di cuenta de lo que ocurría. Dejé a mis hijos en la casa de mi hermana, y me fui a la intendencia. No los vi más hasta la tarde del otro día. Nuestros primeros informes decían que el sismo había sido en Choapa, a la hora supimos dónde era el epicentro”. 4502

 

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