• En el interior de esta vivienda fueron encontrados muertos las personas en situación de calle.
  • En el sector El Escorial Oriente María Luisa Robledo González ha desarrollado su vida por 25 años.
  • Hugo Jiménez tiene 58 años. Lleva dos años en la ribera del Río Elqui y ha recorrido gran parte del país.
  • Pese a los esfuerzos que se han realizado las personas en situación de calle han aumentado y configuran una situación compleja abordar. La otra cara de La Serena.
  • Las autoridades admiten que no basta con entregar soluciones, habitacionales, sino que la apuesta es definir políticas integrales que además, de las viviendas, se propongan salidas laborales.
Crédito fotografía: 
Lautaro Carmona
Si bien las víctimas no pertenecían al programa Calle que impulsa el Gobierno, se estima en más de 300 las personas que estarían en condiciones complejas, una problemática que se vive a diario a metros del centro de La Serena.

La muerte  de dos personas al interior de  una ‘choza’ cerca del Río Elqui en La Serena, ratificarían que el tema de las familias en situación de calle es una problemática que está lejos de solucionarse.

Sin embargo, lo que es peor, preocupan los signos de insensibilidad que se estaría generando con este segmento que parecieran estar olvidado.

Aunque  el deceso se constató a las 13:00  horas del miércoles 5 de diciembre solo a las 20:00 horas se pudo conocer y acceder a  la versión oficial de los hechos a insistencia de nuestro medio, de lo contrario, el deceso hubiera quedado en el anonimato y nadie se hubiese enterado del fallecimiento.

En todo caso, una vez más este hecho policial, dejó en evidencia que la política de erradicación de los “rucos” y las familias del borde río, ha ido más lenta de lo que se esperaba.

Hasta ahora se desconocen  los nombres de las dos víctimas fatales. Sin embargo, El Día  pudo establecer que uno de ellos se trataría de una persona de nombre Robinson de 43 años con domicilio en Las Compañías, pero que solo en los últimos meses frecuentaba el lugar donde fue encontrado fallecido, luego de una separación familiar. Cercanos a la víctima  retiraron  el cuerpo y lo sepultaron en el Parque La Foresta. De la segunda víctima solo se sabe tendría residencia en Ovalle.  Trascendió que aún  faltaría un examen  final  a los cuerpos como una forma de confirmar las razones exactas del deceso. No obstante, una de las teorías que se baraja es que habrían sido gatilladas por los efectos del consumo de alcohol y drogas.

Dos días después de las muertes el reportero gráfico de diario El Día Lautaro Carmona se internó en el sector donde ocurrió el deceso. Constató una imagen que no aparece en los afiches turísticos de La Serena y que muestran la otra cara de la capital regional. El entorno impacta.

Hugo Jiménez tiene 58 años. Lleva  dos años en la ribera del Río Elqui y ha recorrido gran parte del país. Confiesa que La Serena y Valdivia, “son dos ciudades especiales.  La Serena me gusta   porque hay personas empáticas. Aunque  andamos mal vestidos y viviendo en la calle no nos desprecian y no se avergüenzan de nosotros”, asegura de entrada.

No oculta su vinculación con el alcohol, pero clama por comprensión, “a nosotros nos tiene atrapado el desamparo, pero también reconocimos que acá nos han acogido y no nos han desplazado. Hay ciudades  donde nos ocultan”, remarca con decepción. 

Confiesa estar consternados por la muerte de los dos compañeros de ruta, pero revela que otros tantos más han fallecido en el anonimato. “Preferimos estar un  poco anesteciado (con alcohol) antes que vivir la realidad”, puntualiza.

Sólo  tiene segundo medio, pero tuvo un inicio laboral activo. Partió como ayudante en la construcción, “y traté de aprender lo que más pude para poder ganar algo de plata”. En el norte trabajó en la Minera Escondida, pero no fue suficiente. Terminó  cayendo en el alcoholismo y dormir donde fuese posible. Pero, a pesar  de esta adversa realidad, se da fuerza para salir adelante.

TODA UNA VIDA

María Luisa Robledo González es  serenense. Increíblemente lleva 25 años  viviendo en el sector El Escorial Oriente cerca  del Río Elqui y en una oportunidad lo perdió todo cuando le incendiaron su hogar. Tuvo ocho hijos y se enorgullece que cada uno sacó su profesión, aunque lamenta que su esposo falleciera en el lugar hace ocho años. Actualmente viven en el mismo sector  11 familias. Defiende su estilo de vida que ha llevado y llama a las personas a no confundirse. Explica que intentan llevar una vida normal, pero dice estar consciente que es difícil  que no se genere una imagen negativa.

En el entorno los vecinos admitieron que en el inmueble donde murieron las dos personas vivían ocho indigentes. Las víctimas vendían verduras  y los recursos  los destinaban a la compra de licor.

LUCHA POR SOLUCIÓN INTEGRAL

El alcalde de La Serena Roberto Jacob admitió las dificultades que  se estaba generando en la franja de la ribera del Río Elqui entre el puente Fiscal y  el Zorrilla. Reconoció que la mayoría  son personas en situación de calle, “pero que no están dentro de nuestros registros o nuestro Programa Calle”,  explica a diario El Día.

Incluso, el edil planteó que por las condiciones de clima de La Serena constantemente están llegando personas de otras ciudades y que eligen esta área para instalarse. “Además, que es uno de los pocos lugares que tienen el espacio para instalarse con sus carpas y cosas, pero mientras no tengamos una solución integral no logramos nada con sacarlos porque donde los llevo”.

Es por ello que la  autoridad abogó por una solución integral del Estado, “del Servicio de Salud, el Municipio, la Gobernación y de todos. Hoy no tenemos un siquiátrico  o casas de rehabilitación”, lamenta.

Las cifras impactan.  El alcalde Jacob reconoció que las personas en situación de calle llegarían  a las 300 . “Insisto, es un tema que debemos abordar en conjunto”, remarca.  

 El seremi  de desarrollo Social, Juan Pablo Flores, confirmó  que las dos víctimas fatales no estaban registrados en el Programa Calle  que lleva adelante la repartición que dirige.

La autoridad explicó que el objetivo  de esta iniciativa apunta justamente a vincular, “y sacarlos de esta situación porque un 70 % de estas personas llegan ahí porque caen en un problema sicológico y familiar. Enfrentan un quiebre emocional. Ahora, nosotros estamos trabajando en red con las municipalidades”, manifiesta. 

En este aspecto, Flores destacó que tanto La Serena como Coquimbo cuentan con este  programa Calle. “Ahora, hay que destacar que el 50 % de los egresados del programa se han acercado a sus familias y han encontrado algunas posibilidades laborales y pueden acceder a alguna vivienda”.

De la misma forma, el seremi resaltó que tienen identificados 'puntos calles', “donde efectivamente el sector de la ribera del río Elqui hay rucos, pero buscamos la instancia que ellos también puedan salir de estos  espacios, pero hay que tener en cuenta que  estas personas tienen un sentido de arraigo y es muy difícil poder movilizarlas y trasladarlas a otro sector y eso lo pudimos constatar en la activación del Código Azul, donde personas  a las cuales no acercábamos para retirarlas de algunos sectores no querían trasladarse debido a que no querían dejar sus pertenencias y sectores”.

En todo caso, más allá del impacto que generó la muerte de dos personas en situación de calle, el seremi Flores insistió que se están haciendo los esfuerzos por sacarlos adelante. “Una de nuestras misiones es poder vincularlos a la sociedad y familias para que puedan acceder a más oportunidades”, sostiene. 

La clave está  en el catastro

El  ex Ministro  de Desarrollo Social Felipe Kast  y actual  senador por la Araucanía fue quien impulsó el Plan Calle con Benito Baranda  en el primer Gobierno de Sebastián Piñera. En su  visita a La Serena admitió a diario El Día  que lograron bajar las muertes de las personas que viven en la calle de forma considerable. “ Y eso fue, sin soberbia, logrando tener un catastro todos los años de las personas en situación  de calle y  que la misma ciudadanía pudiera colaborar para identificar si es que hay alguien que pudiera estar viviendo en la calle para pasar  con la ronda”.

Kast, recalcó que se trató de una iniciativa que no fue implementada por “burócratas del estado, sino que fueron las mismas organizaciones de la sociedad civil las que se acercaron a nosotros. Entonces, realmente se puede hacer la pega y eso requiere sensibilidad social”,  recalcó.

En  todo caso, el legislador insistió que la existencia de ‘chozas’ en las cercanías de los ríos es un síntoma, “de un problema más complejo. No creamos que sólo se soluciona con una casa”, manifiesta.

 

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