Sobre las personas en situación de calle se han escrito cientos de artículos y parece no existir consenso. Las miradas van desde su comodidad para enfrentar la vida y tener que depender de la caridad; las secuelas de un país que, pese a su notorio avance y reducción de la pobreza, sigue golpeada por las desigualdades, hasta la fragilidad de en segmento que a la primera crisis familiar queda desamparado y sumido en la soledad, el alcohol y la marginación.
No obstante, más allá de cualquier análisis, este panorama emerge como un punto negro para los esfuerzos de una región que quiere abrirse al turismo y mostrar una cara de avance y desarrollo, pero igualmente está el camino sin retorno de este grupo de personas que pareciera no tener interés en abandonar este ambiente.
El seremi de Desarrollo Social y Familia, Marcelo Telias admite las complejidades de este fenómeno y que no es fácil de abordar, sobre todo porque reconoce que es simple caer en la estigmatización y que quienes deben dormir en los parques y aceras no tienen salida y que el camino del alcohol y la droga está a un paso.
En entrevista con El Día Radio se explaya a fondo sobre esta materia y detalla el trabajo que están desarrollando. “Hoy día son 497 personas a nivel región y la mayor cantidad de gente se concentra en La Serena, después lo sigue Coquimbo y Ovalle, que tuvo un alza significativa donde creamos igualmente un albergue en esa ciudad”.
Telias no oculta el estigma que enfrenta este segmento, “donde todos piensan que son personas alcohólicas y drogadictas y están errados, porque el 70 % es por problemas familiares”.
-¿Pero, pese a los esfuerzos igual terminan en la droga y el alcohol justamente para paliar el frío?
“Hay equipos que trabajan con ellos y es por eso que un porcentaje importante logra salir de esa situación y también hablamos de la estacionalidad que tenemos como región y la gente viene arrancando de la lluvia”.
-¿Sería débil la autoridad al permitirle estar bajo los puentes o que duerman en la calle?
“No es así, porque hemos trabajado en un plan de invierno donde se suma un voluntariado y el pilar fundamental es la ruta social que se preocupa que la gente en situación de calle y que duermen en la calle, no pasen frío en el periodo de invierno y no puedan morir. Otro pilar fundamental es la ruta médica. Insisto, la meta es que la gente no pase frío es por eso que hemos habilitado un albergue en plena ciudad de La Serena y en las mismas dependencias de la seremía de Desarrollo Social y Familia, así de comprometidos estamos”.
-¿Confía en que se terminará la gente en situación de calle en las principales ciudades de la Región de Coquimbo?
“Estamos trabajando para que esta brecha sea cada vez menor”.
-¿Pero, usted advierte que realmente los afectados quieren salir de esa condición?
“Ese es el detalle, que la gente en situación de calle su condición de vida personal es estar en ella. Nosotros hemos buscado fórmulas de llevarlos a los albergues, pero quieren estar en ese lugar, donde poseen sus mascotas. El desapego a ese formato es muy complicado”.
Sin evadir las responsabilidades
-¿Estima que este fenómeno hacen aparecer a los gobiernos ineficientes, porque no logran frenar la problemática?
“Ahí hay una equivocación, porque los fondos se los entregamos a las municipalidades, pero también nosotros somos responsables. Ellos no se pueden lavar las manos y nosotros tampoco, hay que remar en el mismo fin y que es tratar de apoyar a la gente que se encuentra en situación de calle para que no se nos vaya a morir”.
-¿Cuál es el rango que tienen catastrado en la conurbación respecto a la gente que está en la calle?
“Entre 27 y 49 años, muy jóvenes y el porcentaje que los sigue es la tercera edad”.
-¿Advierte que existiría un abandono social y que son vistas como gente de cuarta categoría?
“Hablábamos del estigma hacia las personas en situación de calle y es ahí donde tenemos que hacer hincapié y tratar de cambiar esa imagen y visión que posee la gente. Hay personas que llegan al albergue duermen y luego se levantan para ir a sus trabajos. Son obreros de la construcción, el que limpia el auto o vende dulces”.
La confianza de la disminución
-¿Su convicción es que ellos no quieren salir de ese círculo y pasarán cuatros años más y estaremos hablando del mismo tema?
“Ojalá que quien venga, hable de rangos muchos más bajos. Me voy a dar por agradecido el hecho que después no hablemos de 500 personas, sino que de 400 o de ninguna. El programa calle tiene apoyo sicosocial para tratar de que se disminuya esa brecha”.
-La sensación es que aparecen como medidas de parche de los gobiernos de turno, pero no habría una política de fondo que apunte a erradicar la problemática…
“Para que esto no ocurra el pilar fundamental es la familia y es ahí donde tenemos que hacer hincapié y es donde le colocamos el nombre adicional a este ministerio”.
Brecha reducida
-¿Cuándo los extranjeros llegan a La Serena y advierten la gente durmiendo en las calles, cual es la imagen que se proyectan, que sería una nación atrasada?
“No debería ser esa visión, porque la mayoría de los países tienen un nivel de pobreza, unas más altas y otras más reducidas. La brecha de Chile es una de las más bajas, a lo que sí queremos llegar es que esto sea mínimo”.
Apuesta por avanzar
-¿Los ‘plumilleros’ y los ‘carpistas’ que se instalan en las plazas también estarían en la categoría de personas en situación de calle?
“El formato que tenemos es muy similar al del Hogar de Cristo, donde son hospederías y llegan a las 7 de la tarde, aunque hay ciertas restricciones. Por ejemplo, no pueden entrar en estado de ebriedad. Las personas que poseen algún conflicto en el albergue, tienen que salir de este recinto. Pero, ellos están al cuidado de personas, no es que estén solos”.
-¿Y los que llegan con alcohol, porque sería evidente que se les advierte en la calle consumiendo?
“Ahí está el estigma, porque la mayoría no llega con alcohol y ese es el estigma que tenemos que eliminar. La gente está preocupada de dormir en un camarote abrigado y al día siguiente se bañarán con agua caliente es por ello que se preocupan de no alcoholizarse”.