• Las inmensas mallas atrapanieblas han permitido que las comunidades de Lorenzo Peralta de Punilla y Peral de Ojo de Agua puedan utilizar el agua para regar y recuperar una reserva de guayacanes.
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Dos comunidades agrícolas se unieron con apoyo del Gobierno Regional para recuperar una reserva de este arbusto y poder así, iniciar un proyecto turístico que mejore sus condiciones de vida y de un impulso económico a estos sectores que sufren la sequía.

Tres importantes proyectos se realizan en la Región de Coquimbo que buscan aprovechar, con nuevas fórmulas, el uso del recurso hídrico en las diversas comunidades de la Región de Coquimbo.

Las iniciativas que se basan en la realidad de cada sector, son financiadas a través del Fondo de Innovación y Competitividad (FIC) y apoyadas por la Universidad Católica del Norte. Se trata de los proyectos “Transferencia en el uso de atrapanieblas para el uso productivo”, por $169 millones, mediante el cual se instalaron atrapa nieblas en Los Tomes en la comuna de Canela, Majada Blanca en Coquimbo y Lorenzo de Peralta de Punilla y Peral Ojo de Agua en la comuna de Ovalle.

$169 millones se invirtieron en la instalación de atrapanieblas en tres comunidades agrícolas de la Región de Coquimbo.

Es esta última iniciativa la que destaca por la unión de dos comunidades agrícolas que aprovechan el agua obtenida de estas inmensas mallas para regar una reserva de guayacanes, alrededor de la cual buscan iniciar un emprendimiento de turismo rural.

 

POTENCIAR EL TURISMO

Israel Vega, presidente de la comunidad Lorenzo Peralta, explica que este proyecto busca dar un nuevo impulso a un sector que cuenta con la virtud de estar ubicado a escasos kilómetros del parque nacional Fray Jorge, lo que le da un enorme potencial en términos turísticos, lo que incluso los ha llevado a instalar cabañas, campings y zonas de picnic.

 “Nuestra misión fue rescatar y poner en valor a los guayacanes que quedan muy pocos y en condiciones vulnerables. Esto fue posible gracias a los atrapanieblas”, SALVADOR VELÁSQUEZ, comunero de Lorenzo de Peralta de Punilla

“Para mí ver este tema era un sueño, hemos podido darle una tremenda noticia a la comunidad, le hemos demostrado a la juventud lo que podemos lograr en el tema turístico, estamos muy cerca de Fray Jorge  y hay que pensar en cómo atraer turistas (…) queremos que los jóvenes sepan que les estamos dejando algo preparado para que la comunidad no desaparezca, que la juventud tenga seguridad que tenemos algo que dejarles”, asegura el dirigente.

 

EL RETORNO

El nuevo aire para la comunidad y este desarrollo económico ha provocado también el retorno de los hijos de comuneros, esas nuevas generaciones que por trabajo o por estudios se trasladaron a la ciudad y que ahora, sus conocimientos los llevan a la práctica en generar proyectos en su comunidad

Salvador Velásquez es uno de ellos, quien también tuvo la idea de potenciar su lugar de origen a través de sus atractivos naturales. Según Salvador, esta inquietud se cruzó en el momento justo con la instalación del atrapanieblas, de ahí la idea de conservar la reserva de guayacanes y crear un nuevo punto turístico.

“Cuando regresamos quisimos incorporar a la comunidad en esto del turismo sustentable, con mucha participación. Iniciamos con un par de proyectos a través de los cuales pudimos comenzar a poner en valor todo lo que tenemos acá”, relata Velásquez.

Cuenta que el tema de los atrapanieblas permitió realizar un intercambio de conocimiento, entre lo tradicional y las nuevas tecnologías. “Hay personas de acá que tenían este sueño de resguardar los últimos guayacanes que quedaban en la punta de un cerro y fue posible gracias al agua de estos atrapanieblas”.

 

TRABAJO CONJUNTO

Si bien la idea de los atrapanieblas no es nueva en nuestra región, este proyecto cuenta con la singularidad de incorporar a la comunidad en el diseño, según sus propias necesidades y su realidad.

Así lo explicó la directora alterna del Instituto de Políticas Públicas (IPP) de la Universidad Católica del Norte, Daniela Henríquez, quien señala que se trabaja en tres lugares distintos de la región y en cada uno ha sido una experiencia distinta.

“En ese sentido, los atrapanieblas son una tecnología que se adapta a la necesidades y requerimientos de la gente en la medida que ellos también participan”.

Así, en Majada Blanca se riegan olivos y se produce aceite de oliva y en Tomes el agua se entrega a los animales.

El consejero regional Juan Carlos Codoceo, presidente de la comisión de Fomento Productivo del CORE, comentó que esta es una “muy buena alternativa de cómo podemos cosechar agua que está disponible en el ambiente y que no se aprovecha, dándole distintos destinos como agricultura, riego o incluso algún día ver la forma de utilizarla para el consumo humano. Lo importante es que la gente de los sectores rurales tenga acceso y las mismas posibilidades que cualquier otro ciudadano”.

Por su parte, el consejero Cristian Rondanelli, vicepresidente de la misma comisión, destacó que es “un proyecto enfocado en las comunidades agrícolas del sector secano costero, que es un área productiva importante y en esta zona nos comentaban de la gran problemática por la sequía, que afecta a la región completa. Hoy estos proyectos van un poco más allá, sin iniciativas como estas, las comunidades están condenadas a desaparecer, porque los jóvenes no tenían incentivos para quedarse y desarrollarse, hoy el enfoque es distinto”, concluye. 5202i

Mejores características

Aprendiendo de las experiencias anteriores en otras localidades de la región, estos nuevos atrapanieblas han mejorado su tecnología

Las estructuras actuales tienen 150 metros cuadrados de malla, con pilares de acero galvanizado y cables de alta resistencia al viento, el cual puede superar los 100 kilómetros por hora en estos sectores. Lo que hace  esta malla es atrapar esas gotas hasta formar una mayor, que es la que cae y va a una canaleta para después recolectar en un depósito con capacidad para 7 mil litros. En general el promedio de agua recolectado en la región es de 3 litros por metro cuadrado de malla al día. Es decir que en un atrapanieblas de 150 metros cuadrados es posible cosechar diariamente 450 litros, mientras que en año se acumularán entre 160 a 200 mil litros.

 

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