• Con el paso de las décadas, el caso se fue transmitiendo de boca en boca y quedó instalado a fuego en el pueblo.
Crédito fotografía: 
El Día
En la pequeña localidad de Ovalle, sus habitantes, y sobre todo los niños, han crecido con la historia de heroísmo de dos detectives de la Policía de Investigaciones, que murieron en acto de servicio para resguardar la seguridad de una familia a finales de la década del ’30. Cada año, en la escuela del lugar ya es sagrado que un concurso de poesía rinda un homenaje a los mártires de la PDI.

El alumno del primer ciclo Cristóbal Navea Santander se mueve nervioso en medio de sus compañeros de la escuela Lucía Núñez de la Cuadra. En breve minutos le tocará pasar adelante y recitar ante las autoridades comunales y de la Policía de Investigaciones el poema con que ganó el concurso de poesía que organizó el establecimiento en conjunto con la PDI en honor a los 54 mártires de la institución. 

Tras los discursos de rigor, es el turno de Cristóbal. Carpeta en mano comienza a recitar, “A mis mártires queridos”. 

Para el pueblo tiene un sentimiento especial. El escolar confeccionó su texto pensando en los caídos en la propia localidad de La Torre. “A mis mártires queridos que salvaron a mi pueblo herido, les agradezco su valentía y pasión, por eso siento gran admiración”. 

Los aplausos no se hicieron esperar. Nuevamente se traía al presente este episodio que ha acompañado al sector por décadas. 

La mañana del viernes 16 de junio de 2017 en la localidad de La Torre, El Día fue testigo del reconocimiento institucional de la Policía de Investigaciones a sus dos mártires. 

Como ha sido tradición en los últimos años, el escenario fue la plaza del pueblo. En un costado se levantó una placa recordatoria del detective Luis Sepúlveda Silva y el inspector Roberto Gaete Mathieu.

ATRAPADOS POR EL MIEDO

A finales de la década del ’30, los habitantes de la localidad de La Torre estaban cansados de las fechorías de cuatreros que hacían del robo de animales una constante. La banda era liderada por el Huaso Morales y tenía aterrorizados a los pobladores. Simplemente ya no sabían qué hacer. 

El 12 de abril de 1938 no aguantaron más y llamaron a la policía de Ovalle, comunicándole que Morales tenía amenazada de muerte a una familia. 
Para concurrir a la misión fue encomendado el detective Luis Sepúlveda Silva y el inspector Roberto Gaete Mathieu.

Gaete ideó un plan para lograr la captura de Morales. Sin embargo, a última hora la estrategia terminó en tragedia. Ambos policías fueron abatidos en un enfrentamiento con Morales, quien a la postre también se convirtió en la tercera víctima fatal. Para la delincuencia terminaba un episodio funesto.

Sin embargo, en La Torre comenzaba la leyenda que llenó de gloria a la policía y colocó en el mapa nacional a esta desconocida localidad. Actualmente, el lugar del enfrentamiento está ocupado por viviendas. Sin embargo, es fácil ubicarlo. En el antejardín de una de las casas existe una gruta que se habría levantado en recuerdo del deceso.

De hecho, Gaete y Sepúlveda se convirtieron en los primeros mártires de la policía civil. 

Este episodio ha cruzado varias generaciones de vecinos. Incluso, en las últimas décadas se ha instalado con fuerza en el colegio. Esto ha llevado a que el trágico episodio inspire a los alumnos a crear cuentos y poesías. 

El alumno Cristóbal Navea recitando su poema, "A los mártires"

 

EJEMPLO A SEGUIR

El prefecto inspector de la Policía de Investigaciones, Mauricio Mardones destacó que es clave homenajear a los profesionales que dieron la vida por la institución y las personas. “Nuestros mártires constituyen esa parte de la historia que debemos valorar y homenajear. Roberto Gaete y Luis Sepúlveda sin duda constituyen el ejemplo que nosotros estamos siguiendo. Es un orgullo estar acá y ver a los niños recitar estas poesías que les salen del corazón”, señaló a El Día. 

El alto oficial destaca que a través de este cariño se advierte la cercanía que la comunidad tiene con la policía. “Y eso es indudable que nos llena de satisfacción. Nosotros seguimos este ejemplo, arriesgando la vida diariamente en pos de la comunidad. El ejercicio que hizo Roberto Gaete y Luis Sepúlveda fue extremo. Son pocas las instituciones del país que suscriben ese compromiso con la ciudadanía. El realizar su trabajo hasta dar la vida si es necesario”.

HERENCIA FAMILIAR

En la ceremonia de la PDI hay dos invitados especiales,  un nieto y bisnieto del detective Gaete. En los últimos cuatro años se las arreglan para estar presentes en este homenaje. 

Durante años, Roberto Iván Gaete Guerrero se ha preocupado de buscar los antecedentes que le permitieran conectarse con el pasado de este héroe. “Para mí es un orgullo muy grande. Después de tantos años, que lo sigan recordando da mucha alegría”.

Con el tiempo logró corregir la información que recibió desde pequeño. “En principio, sabía que él (abuelo) había fallecido en Taltal, pero después recopilando antecedentes llegué a Ovalle y un detective nos contó la verdadera historia”, afirmó a El Día al término del acto. 

No sólo consiguió cerrar un círculo, también permitió que cada 16 de junio participe de este reconocimiento póstumo. “La historia real me la contó un lugareño. Incluso, nos llevaron al lugar donde ocurrió el hecho(tiroteo), pero no pudimos ingresar al lugar físico…Es un hecho emocionante. Uno no sabe lo que trae detrás, sabía que mi abuelo había sido detective, pero no tenía idea lo que había ocurrido acá”. 

Esta historia se la traspasó a su hijo del mismo nombre. Por temas laborales, en una oportunidad pasaban por la Ruta 5 y a la altura de Quebrada Seca sintieron la inquietud de desviarse hasta la localidad de La Torre.

Poseían datos vagos, pero al final lograron unir las piezas de la historia familiar. “Nos comunicamos con una persona de la Policía de Investigaciones y dejamos nuestros datos. Hasta que nos llamaron y nos explicaron que había una ceremonia. Hasta que vinimos al lugar físico y nos contaron la historia tal cual era y que nosotros teníamos un poco modificada. Pero, al final es un honor conocer todo lo que pasó, gracias al abuelo. El dar la vida por alguien es un honor”. 

Roberto Iván Gaete, a la derecha, recuerda con orgullo a su abuelo del mismo
nombre. A este homenaje se unió su bisnieto, tamibién de nombre Roberto.

MODELO A SEGUIR

••• El comisario Raúl Muñoz, de la Brigada de Investigación Criminal de Ovalle, valora el orgullo que sienten los pobladores de la localidad por el sacrificio entregado por los dos detectives. “Nosotros rememoramos año tras año recordando nuestros mártires. Dos hombres que cayeron en 1938 y que hasta ese entonces representaban la fuerza y trabajo que simbolizaban lo que es la Policía de Investigaciones, hombres que representan un modelo a seguir para los nuevos detectives”. 

De la misma forma destacaron que con el tiempo ha existido una complicidad entre la localidad, sobre todo la escuela, con la institución. “Alumnos que cada año vibran con esta celebración y desean entregar su saludo que se fomenta con ese proceso de creatividad. Cada vez que nos escriben un poema y nos preparan un baile, para nosotros es bastante reconfortante. Los pequeños sienten un gran cariño por la PDI, ya que al frente de su colegio se encuentra una plaza que recuerda a los mártires caídos en acto de servicio”. 

Para la celebración de los 90 años del colegio, la institución adoptó la decisión de apadrinar la escuela, “desde el punto de vista de la enseñanza y ser parte de la formación de estos niños”

Los detectives en la localidad terminaron perdiendo la vida en un enfrentamiento
a tiros. En una de las viviendas del pueblo existe una gruta que recuerda el lugar
de los hechos.

 

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