Por Camila González
El estrés, la apatía, el agotamiento físico y mental, la irritabilidad, los trastornos del sueño, además de la permanente desmotivación son las formas con las que el fenómeno de la “fatiga pandémica” se hace presente en la sociedad, y que lleva a las personas a disminuir las medidas preventivas, comenzando a vivir de forma más normal, como lo hacían antes de la crisis sanitaria, esto sin medir consecuencias y sin considerar que el virus aún está presente en Chile.
Sobre el posible riesgo de esta disposición de las personas ante el Covid, Rodrigo Cruz, médico infectólogo y magíster en epidemiología de la Universidad de Valparaíso, enfatiza en que la fatiga también sucedió en Europa, “está demostrado que entre más se prolonguen las medidas o exista una cuarentena dura como la que tuvimos acá, la gente más ansiosa está por salir. Allá pasó, todos fueron a las playas, sin medidas, sin respetar el distanciamiento y el uso de mascarillas, por lo que probablemente nos pueda ocurrir también, porque mientras se tienden a extender las restricciones, la gente ya no adhiere a ellas, por una serie de consecuencias que experimenta”.
Segunda ola de contagios
A criterio del especialista de la ciudad porteña, todo el comportamiento de la sociedad es muy similar al que existió en países de Europa en periodos de verano. Esto podría ocasionar que la segunda ola en Chile sea incluso peor que la primera.
“Ahora hay control en algunas zonas de Chile, especialmente en la central y parte de la Región de Coquimbo y la Metropolitana, no así en el sur. Estamos en una especie de endemia y quizás por muchos meses nos mantengamos así o bajando, pero el fenómeno europeo nos ha enseñado que en los países que tienen climas similares a los nuestros, el virus toma una conducta estacional, por lo que probablemente nos golpee fuertemente entrando al otoño. Está la posibilidad, ojalá no ocurra así, pero es lo que se ve, más cuando los niños vuelvan al colegio y los trabajadores retomen sus puestos en espacios cerrados”, destaca Cruz.
“El fenómeno europeo nos ha enseñado que en los países que tienen climas similares, el virus toma una conducta estacional, por lo que probablemente nos golpee fuertemente”, Rodrigo Cruz, epidemiólogo
En la misma línea, Muriel Ramírez, profesora asociada de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica del Norte y directora del Magíster en Salud Pública, comenta lo fundamental de tomar el ejemplo de otros países a fin de evitar problemas mayores. “Este comportamiento de la sociedad tiene sus riesgos, como ya se vio en Europa. Nosotros tenemos que aprender de lo que está ocurriendo allá, porque empezó antes, ya están viviendo una tremenda segunda ola, mucho más fuerte que la primera y con más casos y contagios. Lamentablemente si acá se relajan las medidas eso va a repercutir a la larga en que volvamos a tener una situación tan crítica como la que tuvimos hace un tiempo atrás”.
Preocupación por realidad en la zona
La región se encuentra en Fase 4 de Apertura Inicial en el Plan Paso a Paso, que otorga mayores permisos y libertades a las personas en medio de la pandemia, permitiendo, por ejemplo, asistir a bares, cafés y restaurantes, realizar paseos a otras zonas, y desplazarse libremente durante el día y fines de semana.
Para los especialistas, este escenario ya ha facilitado las aglomeraciones y ha creado un ambiente de normalidad para algunos. Es por ello que realizan un llamado a no olvidar las medidas preventivas y considerar la importancia del autocuidado y la responsabilidad.
“Este comportamiento de la sociedad tiene sus riesgos como ya se vio en Europa. Nosotros tenemos que aprender de lo que está ocurriendo allá, porque empezó antes”, Muriel Ramírez, epidemióloga
“Lo vimos el fin de semana pasado cuando se comenzó a poder salir sin permiso. Las calles estaban llenas, había mucha gente que subió al Valle de Elqui, etc. Se puede hacer eso, pero en el momento que uno se encuentra con otras personas hay que tener las precauciones, usar bien la mascarilla, porque uno ve en la calle a adultos que la usan, pero sus hijos no. Es una gran irresponsabilidad, porque ellos también pueden ser portadores, hay un cierto número de niños que han fallecido por el Covid. Hay que seguir cuidándose.”, agrega la epidemióloga.