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El Día
El ex arzobispo de La Serena enfrenta la crisis con serenidad y reflexiona sobre los pasos que se debe dar y se confiesa optimista. Además, el religioso es cauto frente al caso Cox y evita referirse a una escalada de denuncias que se podrían presentar.

Antes  de comenzar la entrevista fue claro. Insistió en que hablaba desde su calidad de exarzobispo de La Serena. MonseñorManuel Donoso (81) lo remarca para que sus palabras  no sean mal entendidas o  evitar que se las perciba como que estaría invadiendo un terreno que no le correspondería. 

Actualmente  sigue con su mayor pasión: ayudar a los más necesitados. Sagradamente concurre a la cárcel de Huachalalume  y se reúne con jóvenes y personas marcados por el alcoholismo y las drogas. “Yo quería trabajar en la cárcel y en esta fundación (Casa de La Esperanza) y estoy feliz”.   

Durante  la hora  que se extendió la entrevista  en una sala de la fundación ubicada en una parcela cerca de Cuatro Esquinas, donde minutos antes había  hecho clases para jóvenes y personas que enfrentaron dificultades con la droga, se  explayó en su visión  personal de la crisis que vive el clero. 

De entrada admite que nadie se debe sorprender  por haber sido invitado por el Papa Francisco a Roma. “Yo soy jubilado, aunque me dedico a otras cosas, por lo tanto ahora hablo como invitado del Papa, pero no lo hago como arzobispo, porque a don René (Rebolledo)le corresponden las cosas de La Serena, pero yo hablé de lo que vi y lo que el Papa nos dijo”. 

-¿En su caso lo invitaron por los momentos complejos que le tocó vivir en La Serena?

“No, fui  invitado porque el Papa dijo que podían ir los eméritos, los que estamos jubilados, pero no los que tenemos más méritos (risas) sino que los que estamos más viejos y decidimos ir tres”. 

-No poder utilizar la sotana durante la visita, ¿fue una señal de que el Papa  trató con distancia a los obispos chilenos?

“No lo entendí así,  pero después nos dijeron que podíamos conversar así nomás”. 

-¿Cómo reaccionó ante la carta que se filtró en Chile,en la que el Papa habla en duros términos de las acciones y actitudes de algunos obispos?

“Hubo una primera carta donde el Papa nos hablabapara que empezáramos una especie de retiro, después nos mandó  una carta más fuerte,  que se dice que acá (Chile) se publicó, esa hacía reflexionar más en concreto y donde nos dice que somos servidores del Evangelio y no que las personas sean servidoras nuestras.En esa carta había cosas fuertes y después se presenta todo ese tema de la renuncia y  la presentaron casi todos. Yo la había presentado el 2011 y no puedo renunciar de nuevo”. 

-¿La renuncia fue un saludo a la bandera, considerando que en Chile, un obispo dijera que no  es sinónimo de culpabilidad ni nada?

“En la organización de la Iglesia hay algo que se llama el derecho canónicoy cuando alguien renuncia, renuncia  y ahí comienza un proceso hasta que le designan un sucesor  o le digan siga. En el caso  de los obispos que están en cargos, tienen que esperar que el  Papa les diga, siga  o no siga, ese es el efecto de la renuncia”. 

-¿Fue una señal política de los obispos para colocar en jaque al Papa?

“No creo, por lo menos de lo que vi no era ese el espíritu, porque uno podría decir  que también es un efecto político que el Papa nos haya enviado a decir estas cosas. Esta fue una invitación  más fuerte, el Papa estima que hay cosas que no se han dicho o se han guardado o maneras distintas de proceder de las de Jesús. Cuando habló de la palabra elitista, eso significa que la Iglesia quiso elevarsemás allá de lo que Jesús le dijo”.

-¿Cree que algunos obispos se endiosaron? 

“No, no es  en ningún modo el sentido, sino que se defendió el tema de Karadima, que era una especie de Iglesia Nueva, porque  en el tiempo  del cardenal Raúl Silva Henríquez estuvo muy al servicio de la gente”.

-¿Le molesta  que a usted  y otros obispos que no han tenido nada que ver con denuncias de abusos sexuales los involucren en el mismo grupo?

“No, mire, soy optimista  y a mí me gustan estos tiempos cuando cuestionan las cosas. Cada uno verá qué pasó y cómo anduvo, pero eso es otro cuento”. 

-¿Le impacta que el Papa sostenga que en el caso chileno se ocultaron y eliminaron  pruebas?

“Yo tuve un periodo especial y estuve un poco embromado, pero son muy conflictivas esas cosas. Meterse  en cuestiones de juicios u otras cosas, pero a uno lo acusan por un lado y otro. Perocuando conocí lo de Karadima, dije ‘esto no puede ser’, puede  que sea enfermo o respetable, pero una persona que es amiga de un sector alto  y está formando sacerdotes que quieran ser la nueva Iglesia, no cabe  y a eso se refería el Papa  y ahora lo que hay que hacer es corregir. No se trata de botar a la gente o fusilarla”. 

-Bajo esa lógica,  ¿se puede inferirque usted en 1997 colocó a disposición los casos o denuncias de algunos sacerdotes, como Francisco José Cox, pero no le hicieron caso?

“Mire, prefiero abstenerme. Lo de Cox fue el 2002  y fui nombrado obispo en 1997 y él desapareció de Chile. Ahora, cómo desapareció y por qué es otro cuento. Yo estuve gobernando e hice las cosas que pude hacer y de la gente que lo había pasado mal, algunos me hablaron y pasaron otros casos. Él  salió de aquí de repente  y se fue a otro país”. 

-Con todo lo que se ha conocido ahora, ¿quedaría claro que lo protegieron?

“Creo que él se protegió o fue una manera de salir, puede haber habido algo  de protección”. 

-¿Teme que tras la posición dura del Papa Francisco,  comiencen a aparecer denuncias graves en contra de monseñor Cox?

“A lo mejor el Papa pedirá que esto se aclare”. 

-¿Qué se reabran los casos?

“Mire, eso a mí  ya me supera, pero que se sepa que la Iglesia está con ellos (víctimas). Los pocos (casos) que alcancé a recibir  me dolieron  mucho. Ahora, qué pasó ahí, después (1997) vino un terremoto y también tuve que enfrentar otras cosas que pasaron”. 

-¿Tuvo que soportar las críticas de quienes  estaban con monseñor Cox y a usted lo cuestionaron y acusaron de haber filtrado situaciones?

“Yo  vivo el Evangelio cada día e hice lo que pude, no era un sacerdote de aquí e hice lo mejor que podía y con la información que había en ese momento”. 

-¿Sería infantil estar pensando en sacar  el nombre de Cox de la placa de la catedral, como está pidiendo un laico?

“No, ahí hay un problema legal. El punto es que el Monumento Nacional nadie lo toca, ni el propietario, entonces, no se puede sacar. Ahora, si se promueve una ley, se saca, pero el punto es que él está en esa lista y fue arzobispo”. 

-¿Le costó entender que usted estaba rodeado de un grupo de sacerdotes elitistas, como evidenció el Papa?

“No creo que haya sido una Iglesia de sacerdotes clasistas, sí en ese monstruo enorme que es Santiago y que gobierna Chile”. 

-¿Justifica que cardenales y obispos  ampararan a sacerdotes y escondieran pruebas?

“No tengo pruebas de eso, pero si se demuestra, está mal, sea el cardenal o el Papa y si es el cardenal Errázuriz (Francisco) lo siento, está mal, esas cosas no se hacen y gracias a Dios por el avance de las leyes de Chile, cada vez será más difícil hacer estas cosas. Si hay que sufrir porque alguien hizo cosas malas, bueno que se sepa”. 

-¿El  Papa Francisco le preguntó por el caso Cox?

“Hablé con el Papa y en eso seré discreto. Fue extremadamente franco y completamente distinto a la imagen que tenemos nosotros”. 

-¿Le  ocultaron cosas?, porque cuando se despidió de Chile aseguró que en el caso del obispo Juan Barros no había nada, sólo calumnias y que le llevaran una prueba.

“Ahí hubo algo raro, hubo ocultamiento y lo dijo el Papa y le creo”. 

-Cuándo estaba en Santiago, ¿advertía que estaban pasandosituaciones anómalas?

“Estaba en otra,de rector de un colegio y entusiasmado y de repente me llaman para esto (obispado)”. 

-¿Duele  que las víctimas  hablen del cardenal como ‘criminal y delincuente’?

“Eso  es distinto, el cardenal Errázuriz recibió una denuncia clara y precisa. Él  dijo que por lo que le señaló  un obispo no actuó hasta tres años después, eso no lo entiendo, porque un obispo tiene  la obligación de actuar rápido”. 

-¿O hubo lobby para evitar que no siguiera adelante?

“No sé,a lo mejor  se equivocó, porque uno igual se equivoca en muchas cosas, pero el hecho es que hubo tres años y en eso lo acompañó monseñor Ezatti (Ricardo)”.

NUNCIO INFLUYENTE

-¿Es el de lo que piensa que el oscurantismo de la Iglesia chilena habría empezado con la presencia de Angelo Sodano en la Nunciatura?

“Es que estos periodosde la Iglesia son difícilesde cortarcomo un queso, porque son distintos a los periodos civiles, que son más rápidos. En todo caso, fue una persona que influía en los nombramientos y fue formando un grupo, además los obispos del cardenal Silva Henríquez quedaron relegados. A Copiapó llegó Fernando Ariztía, que estuvo 28 años y uno dice, muy buen obispo y buena persona, andaba en una citroneta y entregaba todo”. 

-Desde su perspectiva, ¿qué hay detrás del abuso de un sacerdote, un  tema sicológico, enfermedad?

“Voy a distinguir lo que es médico, hay gente enferma y eso es cierto. Perosi hay una persona enferma, como obispo tengo que luchar para que sea suspendido porque el ministerio es un servicio público y si la persona no está en condiciones de ejercer un trabajo hay que sacarla, eso me lo enseñaron desde chico. Al no sacarlo o si es que se tapó o trasladó a otro lado, se procedió mal. Desde que soy obispo recibí una orden muy clara, las cosas no se dejan pasar”. 

LOS FALLOS SE ACATAN

-¿No fue una contradicción  en su accionar cuando defendió al sacerdote René Peña, quien fue acusado de tener conductas impropias con un enfermo?

“Me  hace recordar un caso complejo. En todo caso, jamás me opuse a la sentencia y cuando la Corte Suprema cambió una sentencia de la Corte de Apelaciones, dije: ‘Los fallos se acatan y punto’ (eleva el tono de la voz). Perohabía sido liberado por la Corte de Apelaciones. Qué pasó con él, ahora lo puedo decir, porque está fallecido, pero él habló un día con un diario donde dijo que yo lo defendía absolutamente y le manifesté: ‘René, tú vuelves a decir eso y tendré que desmentirte, porque eso no se dice’”. 

-Pero fue  cierto que usted lo defendió…

“Sí, lo defendí, procuré que tuviera abogado, pero cuando la Corte Suprema dijo ‘no’ (es culpable), los fallos se acatan. Ahora,  él cumplió una pena”. 

-¿El caso es similar al del sacerdote Nibaldo Escalante, a quien se le prohibió hacer misas y está recluido en  Andacollo?

“Lo que sé es que el padre Nibaldo fue acusado y yo la recibí (denuncia) y presenté el caso al Tribunal de Santiago y perdí 2-1 y luego lo presenté en Roma  y allí me dieron la razón 3-0, entonces quedó suspendido y no puede oficiar misa, a  no ser en su casa”. 

-El sacerdote Manuel Hervia confesó en Santiago  que la denuncia en su contra era parte de una venganza porque había sido uno de los pocos que se atrevió a denunciar los supuestos abusos de monseñor Cox, ¿fue así?

“No sé dónde está ahora, fue una persona que hizo cosas por su voluntad y que me hizo pasar problemas gordos. Por ejemplo, cuando quiso sacar la verdad de una religiosa (atacada en el caso Monjas, donde murió una juniora peruana en octubre de 2001)y se metió en la clínica contra todo reglamento y ella terminó llorando a gritos y llegaron los médicos y le dijeron que él no ingresaba más. Él tenía de repente estas cosas fuertes y yo tenía que tratar de moderarlas”. 

-Pero después salió exculpado de la denuncia que le presentaron en su contra…

“En  Santiago fue exculpado, pero en esto (caso Monjas) se metió encontra mío,  él pensaba que había ciertas personas que debían ser liberadas( Armando Tapia)”. 

-En medio  de esta crisis, ¿considera que habrá menos gente aspirando a ser sacerdotes?

“En toda crisis pasa que de repente hay menos gente, hay de todo y eso hay que pasarlo. La Iglesia tiene que seguir adelante. El Papa acaba de mandar otra carta  muy interesante, donde dice que la Iglesia es el pueblo de Dios”. 

-¿Habría que sacar a todos los obispos que renunciaron y partir de cero?

“No.¿Y cómo partes de cero?, ¿con quién?, ese es el problema. Si en Chile sacamos a todos los intendentes y gobernadores, qué pasa, es más difícil. El Papa sacará a algunas personas, pero trabajará con los que están ahora”. 

-Se filtró que no todos los sacerdotes están contentos con la manera de accionar del Papa, porque estaría generalizando…

“Hay grupos que han dicho eso, pero cuando un Papa que piensa las cosas y tiene un equipo que no es muy visible y ha enviado a buscar antecedentes, ha enviado advertencias, yo le creo a él. Estimo  que para Chile vienen tiempo buenos, pero hay que apretarse el cinturón o taparse un poco la boca… Probablemente hay algunos molestos, pero la forma cómo se ha trabajado es notable, pero estamos en la superficie, pero hay un iceberg gordo que tiene que ir apareciendo”. 

-¿Llegó el momento de pedir perdón, porque se estima que no bastaría con las renuncias?

“Eso irá saliendo solo y en eso soy optimista”. 

-¿Cree que fue un error la venida del Papa a Chile en medio de los escándalos por los abusos de sacerdotes?

“La misa que vi en Santiago fue bonita, estaba repleto”. 

CAPACIDAD DE OÍR

-¿Cómo se levanta  la Iglesia de esta crisis?

“Primera cosa, tenemos que oír, el Papa Francisco recién está hablando. Leer lo que él dice, qué quiere. Lo otro es ser extraordinariamente franco y decir la verdad”. 

-¿Han disminuido las vocaciones sacerdotales?

“Hace mucho tiempo que venía una disminución, pero no importa, ya subirá. Perosi la cosa está bien hecha y el Evangelio es interesante”. 

-¿Su temor es que en los casos de abusos no se diga toda la verdad?

“Eso depende de usted y de mí, yo le colocaré todo el pique para que sea lo más claro posibley lo que nos diga el Papa meditémoslo”. 

-¿Le sorprendió que ahora también aparezcan monjas denunciando haber sido abusadas?

“Ha pasado también, pero esta es una persona que ha sufrido mucho y me dolió. Enuna institución integrada por humanossiempre hay alguien que corre con colores propios”. 

LA HORA DE LA VERDAD

En el  programa Siete Días de radio Mistral, Monseñor Manuel Donoso  profundizó ayer la última carta que le enviaron a los obispos chilenos el Papa Francisco. Estaba en Guayacán   en la celebración Cospus Christi y admitió que advertía  a una iglesia viva. “Con niños, jóvenes y adultos”. 

-¿ Esta última carta fue una nueva reprimenda a los obispos?

“No,  un buen acompañante nos va diciendo cual es el camino y evaluando  el trabajo bueno que se ha hecho y nos dice que todos somos el santo pueblo de Dios y miembros de la iglesia”. 

-Igualmente  el Papa  insiste en combatir la cultura del abuso…

“Claro y no solo el abuso sexual, sino que  también abuso de autoridad. Aprovechar  la autoridad, por ejemplo para no responder. Pero, los obispos que somos responsables  tenemos que decir (la verdad) y eso es fuerte”. 

-¿La visita del obispo Scicluna a Chile y sobre todo a Osorno significaría que el Santo Padre definió quienes se quedan y a los que se les acepta la renuncia?

“Encuentro bueno que vuelva el señor Scicluna, pero no sé si detrás de eso  vienen otras cosas. El  Papa es bien responsable y está preocupado de enseñar y si estima que ya es tiempo de cambiar a algunos, él vera... Lo importante es cómo se sale de esto y la responsabilidad que hay que cumplir cada uno”. 

-El  Papa  también llama  a dejar el miedo…

“Hay que acabar con los miedos, con el miedo que esta es una persona muy importante en la iglesia o tiene un título grande. Hay que hablar”.   

ACCIONAR INDIVIDUAL

-¿Le ha sorprendido que monseñor René Rebolledo, no haya salido a hablarle a los fieles en conferencia de prensa como lo han hecho otros obispos en el sur?

“No soy arzobispo de La Serena, he conversado con él y se ha encontrado abierto a estas cosas, pero si no habla son cosas de él. Ha indicado que se ha reunido con algunos grupos, muy bien, pregúntele a él, en eso no puedo entrar”. 

-Pero, la ida a Roma se entendió como que fueron reprendidos o fue un castigo..

“A ver, ¡quienes dijeron eso, la TV, diarios o lo dijo el Papa, es que en Chile vivimos de interpretaciones, por eso que yo fui a esperar y mirar”. 

 

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